0753-B4

Daños en Raleo por Volteo y Extracción Animal en Eucalyptus Regnans

M. Lineros[1], M. Espinosa[2], E. Acuña[3]


Resumen

El daño producido a los árboles remanentes por volteo y madereo con bueyes y caballos y el impacto provocado al suelo por los bueyes, se determinó en un raleo comercial de un rodal de Eucalyptus regnans de 7 años de edad. Para ello, se seleccionaron seis corredores por medio de extracción, determinando la extensión, el tipo y la severidad del daño presente en los árboles remanentes. En dos vías de saca usadas por los bueyes, se realizaron calicatas de 70 cm de profundidad midiéndose cada 10 cm la densidad aparente e índice de cono.

Se concluye que los medios de extracción animal provocan un daño sobre los árboles residuales, no existiendo diferencias significativas entre bueyes y caballos. Sin embargo, la proporción de árboles dañados es mayor con bueyes que con caballos. El daño a los árboles es independiente de la clase de copa y se distribuye uniformemente entre las clases diamétricas. El medio de extracción con bueyes no causa una compactación significativa del suelo, aunque es mayor en los 10 primeros cm de profundidad.

Palabras claves: Eucalyptus regnans, raleo, daño, bueyes, caballos, madereo, plantación.


1. Introducción

Los raleos programados en un rodal a lo largo de la rotación tienen como objetivo controlar la densidad y crear un ambiente más favorable para el crecimiento de los árboles. Sin embargo, su aplicación conlleva también un grado de alteración inevitable sobre los árboles residuales, producto del proceso de volteo y extracción de la madera (Smith y otros 1997). La extensión y severidad del daño que se pueda provocar a los árboles puede variar ampliamente de un rodal a otro dependiendo de su estructura y área basal residual, de los medios de extracción utilizados, de la época del año en que se intervenga, de las condiciones topográficas del lugar y del nivel de planificación de las actividades (Bruhn 1986 citado por Meadows 1993; White y Kile 1991).

El empleo de maquinaria en las operaciones de extracción de la madera, altera las propiedades físicas y químicas del suelo, afectando el crecimiento de las plantas (Senyck y Craigdallie 1997; Worrel y Hampson 1997; Lineros y Hetz 1999; Quesnel y Curran 2000). Los efectos negativos son atribuidos principalmente a cambios al suelo asociado a su compactación, disminuyendo la tasa de infiltración de agua y el flujo de solutos y nutrientes a través del suelo; aumentando la resistencia a la penetración de las raíces y la densidad del suelo y disminuyendo su aireación (Greacen y Sands 1980; Fox 2000), efectos que dependerán del tipo de suelo de que se trate (Reisinger y otros 1992; Williamson y otros 2000).

El impacto negativo de los sistemas de extracción mecanizados al medio ambiente forestal y las cada vez mayores restricciones ambientales imperantes en los países, plantea la necesidad de buscar y aplicar técnicas de extracción alternativas que reduzcan el impacto de las operaciones de extracción de la madera. El madereo con animales es una de estas opciones. En este estudio, se evaluó el daño provocado a los árboles y al suelo como consecuencia de la aplicación un raleo comercial utilizando un sistema de extracción con bueyes y caballos en una plantación de Eucalyptus regnans de 7 años de edad.

2. Materiales y Método

El estudio se efectuó en Los Álamos, VIII Región de Chile, en una plantación de E. regnans establecida el año 1989 a una densidad inicial de 1100 plantas×ha-1. El sector presenta un suelo con pendiente ligera (0-8%) compuesto de sedimentos marinos ricos en mica, de textura franco arcillosa. La pluviometría del área asciende a 1432 mm con una temperatura media anual de 12,5 °C (Santibáñez y Uribe 1993). A la edad de 6 años el rodal se podó a 3,5 m de altura y raleó por lo bajo a una densidad residual de 842 árboles×ha-1. El sistema de cosecha fue volteo con motosierra y madereo con bueyes y caballos para un aprovechamiento de madera larga, con diámetro mínimo de utilización de 8 cm.

Para evaluar el daño sobre los árboles remanentes, se seleccionó un área madereada con bueyes y otra con caballos, en cada una de las cuales se trazaron seis corredores de 10×50 m. En cada corredor se midió el daño en todos los árboles, considerándose tres secciones: tocón (primeros 30 cm), fuste (> 30 cm hasta primera rama viva) y copa (comienzo primera rama verde). Se registró el DAP, la altura total, clase de copa y distancia a la vía de saca. Los daños en los árboles fueron clasificados por su severidad, causa y localización. La severidad como: (F1) rasgado de corteza sin exposición de cambium, (F2) rasgado de corteza con exposición de cambium, (F3) desprendimiento o exposición de madera, y (F4) hundimiento. El daño a la copa como: (C1) rompimiento de ramas en su extremo superior y (C2) desprendimiento de ramas desde su base, registrándose también la ubicación del daño en la parte inferior, media o superior de la copa.

La medición de la compactación se realizó sólo en sectores con madereo con bueyes. En dos vías de saca subdivididas cada un metro, se distribuyeron aleatoriamente tres unidades maestrales en una vía y dos en la otra. Tres unidades de control (suelo no alterado) se establecieron paralelas y a una distancia de 2 m a la vía de saca de tres unidades (Lineros 1994). En cada unidad muestral se realizó una calicata en forma escalonada hasta 70 cm de profundidad a intervalos de 10 cm; en cada intervalo se efectuaron tres mediciones con un penetrómetro, las que se promediaron para determinar el índice de cono, obteniéndose muestras utilizando el método del cilindro, para determina densidad aparente.

El análisis estadístico de los datos comprendió una docimación de los supuestos básicos para realizar un análisis de varianza a través de la bondad de ajuste para la normalidad de las variables (test de Kolmogorov-Smirnov) y prueba de homogeneidad de varianzas (Bartlett) entre poblaciones. En caso que la hipótesis de homogeneidad de varianzas fuera rechazada, se procedió a realizar una prueba de comparación de medias utilizando la prueba t - Student (Ostle, 1968).

3. Resultados

El número de árboles evaluados en las dos vías de saca fue de 505, de los cuales 161 (31,9 %) presentaron algún tipo de daño. Aunque no se detectaron diferencias significativas producto del medio de extracción, el número de árboles dañados fue mayor con bueyes que con caballos (Tabla 1). El daño fue independiente de la clase de copa existente.

Tabla 1. Número de árboles dañados por volteo y medio de extracción.

Árboles evaluados (n°)

Árboles dañados

Volteo

Bueyes

Caballos

Total

(n°)

(%)

(n°)

(%)

(n°)

(%)

(n°)

(%)

505

32

6,3

79

15,6

50

10,0

161

31,9

De los árboles dañados por efecto del volteo (Tabla 1) más del 90% presentaron rompimiento de ramas en su extremo superior (C1), ramas localizadas mayoritariamente en la base de la copa.

Tampoco se encontró diferencias significativas en el número de heridas en los árboles producto del madereo con bueyes y con caballos (124 y 94 heridas, respectivamente), predominando en ambos casos los tipos de severidad F1 y F2 (Figura 1).

Figura 1. Severidad del daño en los árboles según medio de extracción.

El daño ocasionado a los árboles por los medios de extracción se distribuye uniformemente a través de las clases diamétricas, siendo dependiente del número de árboles existentes en cada una de ellas (Figura 2).

Figura 2. Árboles sanos y heridos por los medios de extracción por clase diamétrica.

La distancia de los árboles al borde de la vía de saca fue también un factor que determinó la ocurrencia de daño. La mayor proporción de árboles dañados por los medios de extracción se registró a una distancia de 1,5 m sobre el borde, mientras que a una distancia mayor a 7,5 m no se presentan árboles dañados (Figura 3).

Figura 3. Árboles heridos y sanos por efecto de los medios de extracción en relación con la distancia a la vía de saca.

El análisis estadístico realizado para determinar el efecto del medio de extracción con bueyes en la compactación del suelo, determinó que no existen diferencias significativas entre la vía de saca y el control. Sin embargo, la densidad aparente en los primeros centímetros del perfil del suelo es, en la vía de saca, un 20,5% mayor con respecto al control (Figura 4).

Figura 4. Densidad aparente según profundidad del suelo en la vía de saca (bueyes) y el control.

Al igual que la densidad aparente, no se detectó diferencias significativas en el índice de cono entre la vía de saca y el control. Sin embargo, los valores de índice de cono en la vía de saca fueron mayores en todos los niveles de profundidad, especialmente en la superficie del suelo (Figura 5).

Figura 5. Índice de cono según profundidad del suelo en la vía de saca (bueyes) y el control.

4. Discusión

La proporción de árboles dañados por efecto de los medios de extracción empleados, es menor a la registrada en estudios que utilizan medios mecánicos de madereo (e.g. Lamson y otros 1984). Aho y otros (1983) y Smith y otros (1994) determinaron que la marcación previa de los árboles a quedar en pie reduce las heridas por cosecha porque los operarios son más cuidadosos en la localización de los árboles remanentes. En este estudio, la poda realizada previo al raleo facilitó la localización de los árboles a extraer.

Los medios de extracción no mostraron diferencias significativas en cuanto a la proporción de árboles dañados, aun cuando el madereo con bueyes provocó mayor daño que con caballos. El caballo se puede desplazar mejor por la vía de saca que los bueyes, requiriendo también de un menor radio de giro para el arrastre de la carga (Hedman 1986).

La mayoría de las heridas presentes en el tocón y fuste de los árboles correspondieron a rasgado de corteza con o sin exposición de cambium; un bajo porcentaje de árboles presentaron desprendimiento de madera o hundimiento. Sin embargo, este tipo de herida debe ser considerado, puesto que el desarrollo de volumen defectuoso en E. regnans es más rápido en heridas cerradas que abiertas, porque la corteza que la cubre favorece la actividad microbial lo que reduce la tasa de secado en la superficie de la herida (White y Kile, 1991).

Un porcentaje relativamente elevado de árboles (6,3%) presentaron algún grado de daño en la base de la copa por efecto del volteo, porcentaje mayor al 2% de árboles con daño en la copa producto del volteo, registrado por Meadows (1993) durante la aplicación de un raleo por lo bajo en rodales de Fraxinus pennsylvanica y Celtis laevigata, empleando como medio de extracción skidder.

Las heridas en el fuste de los árboles, originadas por los medios de extracción, se localizan preferentemente en el tocón y hasta una altura de 60 cm sobre el nivel del suelo. Fröoding y Thörlind (1984) señalan que árboles cercanos a la huella de madereo estarán más proclives a ser dañados y presentar una mayor severidad, principalmente en el tocón o dentro de los primeros 50 cm sobre el nivel del suelo. Las heridas a más de 60 cm representaron un bajo porcentaje, siendo la causa principal el cuerpo de los animales y el equipo de arrastre (cadenas). Nichols y otros (1993) indican que la decoloración y pudrición puede desarrollarse más rápidamente en heridas localizadas en la parte alta del tronco que en la parte baja del mismo.

El DAP de los árboles al igual que las clases de copa, no fue una variable que explicara el porcentaje de daño causado por el madereo, ya que éste se distribuyó en todas las clases diamétricas de acuerdo a la cantidad de árboles presente en cada una de ellas. Como señalan Nichols y otros (1993) el diámetro de los árboles parece no ser una variable significativa en predecir la probabilidad de daño. No así la distancia de los árboles a la vía de saca, ya que a medida que aumenta la distancia perpendicular a la vía disminuye el número de árboles dañados.

En relación a la compactación provocada por los bueyes, la densidad aparente del suelo en la vía de saca no fue significativamente diferente al control en todos los niveles de profundidad considerados. Similar resultado obtuvo Froehlich (1979) en un raleo precomercial de Pinus ponderosa empleando como medio de extracción bueyes y con mediciones de densidad aparente hasta 15,2 cm de profundidad. En este estudio, los valores de densidad aparente en la vía de saca y el control son muy similares en todos los niveles de profundidad, con excepción de la superficie, ya que la reducida área de contacto de las patas del buey, la forma de ejercer la tracción, la baja vibración del pisoteo, el bajo contenido de humedad superficial y el tipo de suelo dificultan su compactación a profundidades mayores.

El índice de cono está inversamente relacionado con la humedad del suelo (Figura 6). En los primeros niveles de profundidad, el suelo presentó bajo contenido de humedad, lo que se tradujo en una mayor resistencia a la compresión y al corte registrado en las mediciones por el penetrómetro. El análisis de varianza indicó la existencia de diferencias significativas entre vías de saca y el control hasta los 40 cm de profundidad.

Figura 6. Índice de cono y contenido de humedad según profundidad del suelo en la vía de saca.

5. Conclusiones

Los medios de extracción de la madera con bueyes y caballos, causaron mayor daño sobre los árboles residuales del rodal que el volteo (25,6% vs 6,3%).

La proporción de árboles heridos por los medios de extracción utilizados no presentaron diferencias significativas; sin embargo, fue un 5,6% mayor con bueyes que con caballos.

El daño ocasionado por los medios de extracción es independiente de las clases de copa y se distribuye de acuerdo a la cantidad de árboles presente en cada una de las clases diamétricas.

El medio de extracción con bueyes no provoca una compactación significativa del suelo, expresado en la densidad aparente, excepto en los 10 primeros centímetros de profundidad.

Referencias

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[1] Universidad de Concepción, Facultad de Ciencias Forestales, Departamento Manejo de Bosques y Medio Ambiente, Casilla 160-C, Correo 3, Concepción, Chile. [email protected], [email protected]; [email protected]
[2] Universidad de Concepción, Facultad de Ciencias Forestales, Departamento Silvicultura, Casilla 160-C, Correo 3, Concepción, Chile. [email protected]
[3] Universidad de Concepción, Facultad de Ciencias Forestales, Departamento Manejo de Bosques y Medio Ambiente, Casilla 160-C, Correo 3, Concepción, Chile. [email protected], [email protected]; [email protected]