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Criterios e indicadores forestales en bosques privados del Sur de Europa

D. Alejandro Cantero Amiano 1


Resumen

Se plantea el proceso de certificación forestal desde el punto de vista de los propietarios de montes del Sur de Europa. En pocos años ha pasado de ser una amenaza de monopolio en el mercado de la madera a una oportunidad de futuro para el sector forestal. La iniciativa PEFC, con su propuesta de certificación regional, puede constituir un sistema viable de mejora continua de la gestión forestal que se está llevando a cabo en ciertas regiones europeas.


Introducción

Europa se distingue de otros continentes, desde el punto de vista forestal, por una alta densidad humana, por un importante porcentaje de superficie de bosques en manos privadas y por la pequeña dimensión media de los mismos. Decir manos privadas no suele significar en Europa grandes empresas propietarias o concesionarias de amplias extensiones de terrenos forestales, sino multitud de fincas de una extensión media de pocas hectáreas. Según datos de la USSE, la propiedad media de los selvicultores privados de su ámbito geográfico es de 4,9 ha.

Otra característica forestal europea es el constante aumento de la superficie forestal arbolada a lo largo de estas últimas décadas, bien por plantación forestal, bien por recuperación natural de antiguos dominios abandonados por las prácticas agrícolas o ganaderas. Es cierto que se partía de una situación a principios de la era industrial caracterizada por una muy baja tasa de presencia de masas arboladas en el territorio, consecuencia de diversas guerras y coyunturas económicas adversas. Pero también es cierto que la Administración Forestal, con sus legislaciones cada vez más restrictivas en las cortas y sus políticas de reforestación, ha contribuido decisivamente a esa recuperación. En algunos macizos forestales del sur de Europa (las Landas francesas, montes cantábricos españoles, norte de Portugal), han sido en su mayor parte las manos privadas las que han llevado a la práctica estas grandes plantaciones forestales y su cuidado posterior.

Más características que pueden ser reseñadas y que en cierto modo están relacionadas entre sí son el intenso aprovechamiento agrario de los terrenos, el apego a la tierra a través de generaciones y el respeto a la propiedad privada del suelo o del arbolado. Conflictos generados por el uso del terreno han producido y producen multitud de problemas ligados a la presión de los herbívoros, al empleo de los caminos o a la delimitación de las fincas forestales.

Centrando el análisis en ciertos países del suroeste de Europa (Arco Atlántico: Francia, España, Portugal), puede apreciarse que todas las características forestales antes reseñadas se manifiestan en su plenitud.

Antecedentes del proceso

En 1992 tuvieron lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) de Río de Janeiro, popularmente llamada la cumbre de Río, y la Declaración de principios acerca de la Conservación y el Desarrollo sostenible de todos los tipos de bosques. Todo ello supuso el punto de partida de diversas iniciativas de protección de los bosques, de la sostenibilidad y de la biodiversidad. Para el gran público, supuso la toma de conciencia de la deforestación de los bosques tropicales y de la pérdida de especies de fauna y flora, en un proceso que no sólo empobrecía nuestro patrimonio natural, sino también el legado para las generaciones venideras.

Algo había que hacer desde el mundo más desarrollado, ya que era evidente que nuestro alto ritmo de consumo de recursos naturales contribuía a poner en peligro el patrimonio natural de modo irreversible. Este sencillo enfoque no tenía en cuenta que ese mundo desarrollado ya había pasado por un secular proceso de deforestación masiva y que los países menos avanzados también poseían un legítimo deseo de crecimiento económico. Para aumentar la confusión, en los medios de comunicación se mezclaron conceptos como el papel de las multinacionales en la deforestación, el tráfico ilegal de maderas tropicales y los incendios forestales.

En 1993 diversas organizaciones ecologistas, lideradas por el WWF, pusieron en marcha la idea de la certificación forestal. Para ello crearon el FSC, Forest Stewardship Council, cuyo fin inicial parecía ser acabar con la deforestación de los bosques tropicales a través de la regulación en el comercio de esas maderas hacia los países más avanzados. La idea era sencilla: animar al mercado, a los consumidores, a comprar sólo productos de madera que contaran con ese sello de certificación, demostrando que esa madera había sido aprovechada en su lugar de origen siguiendo unos estándares de calidad fijados por FSC.

Los 10 principios del sistema FSC, de los cuales dependen diversos indicadores (los que elija cada país interesado):

También en 1993 tuvo lugar la Conferencia Interministerial de Helsinki, en la que los principios forestales establecidos por la CNUMAD se concretaron para el ámbito europeo, comprometiéndose los distintos países a llevar a cabo los principios generales definidos para la conservación de la diversidad biológica y la gestión sostenible tal y como se define en la resolución H1:

La lista definitiva de criterios e indicadores utilizados en Europa a nivel nacional fue fijada en la siguiente Conferencia de Lisboa, en junio de 1998 (resolución L2). La lista de 6 criterios paneuropeos para la gestión forestal sostenible ya es suficientemente conocida:

Haciendo memoria histórica, la postura de propietarios y gestores forestales durante los primeros años del proceso de la certificación fue escéptica. ¿Qué tienen que ver los bosques tropicales con los bosques europeos, en constante expansión y sujetos a la reglamentación y tutela administrativa? ¿Por qué demostrar que la la gestión forestal europea es sostenible cuando aquí se inventó y se viene aplicando con éxito la ordenación forestal? ¿Por qué la madera tiene que demostrar su inocencia ecológica mientras que a otros productos agrarios, industriales o minerales no se les exige ningún certificado de sostenibilidad a pesar del fuerte impacto ambiental que supone su producción?

Poco a poco se fue imponiendo la postura más conciliadora. La certificación forestal podía ser una buena herramienta para demostrar a la Sociedad las ventajas de contar con una gestión forestal respetuosa con el medio y capaz de producir de forma sostenible diversos bienes y servicios. Para conseguirlo, no podía admitirse que la certificación forestal fuera impuesta desde el exterior, sino que debían ser los propios propietarios y gestores forestales los que aplicaran su experiencia para establecer unas reglas del juego razonables.

Por iniciativa de la Confederación de Propietarios Privados Europeos (CEPF) se creó en 1999 en Paris el sistema paneuropeo de certificación forestal (PEFC). Pretendía a la vez adaptar la idea de la certificación a las peculiaridades forestales europeas y crear un marco en el que desarrollar las certificaciones de los distintos países europeos para posteriormente favorecer el reconocimiento mutuo entre esos países. El sistema PEFC no partía de cero, sino que adoptaba los 6 criterios paneuropeos y daba libertad para que cada país recogiera dentro de sus indicadores las características forestales propias que deseara valorar o potenciar.

Se deben aplicar las siguientes definiciones contenidas en la norma UNE 162001 "Gestión forestal sostenible. Vocabulario, terminología y definiciones":

Situación actual

En la actualidad, países como Francia o España ya han desarrollado su propio sistema de certificación forestal PEFC y ya cuentan con diversas propiedades forestales y empresas certificadas. Por su parte, Portugal tiene muy avanzado su propio sistema PEFC.

La certificación forestal PEFC contaba con una ventaja frente a otros sistemas: admitía la certificación regional. Ello facilita la adopción de la certificación forestal en países dominados por la pequeña propiedad forestal. Al propietario o gestor de una finca forestal de pocas hectáreas se le puede exigir, y en ocasiones se le exige, reforestar su monte, llevar a cabo una gestión forestal cuidadosa, limitar las cortas a un nivel mínimo o contar con un Plan de gestión forestal. Sin embargo, encargar a técnicos cualificados una auditoría periódica sobre el cumplimiento de dicho Plan de gestión forestal puede suponer un gasto desorbitado frente al beneficio de conseguir la certificación de su madera. La certificación individual no parece viable en el caso de propiedades forestales atomizadas, aunque sí pueda ser aplicable para las grandes propiedades o empresas forestales.

La certificación forestal regional se plantea dos niveles de credibilidad:

Actualmente, se encuentran muy avanzados los sistemas de certificación regional de Aquitania, Cataluña y el País Vasco. De forma resumida, estas regiones han dado los siguientes pasos:

En el esquema regional PEFC que se está desarrollando en el País Vasco se parte de los 6 criterios paneuropeos y de los 40 indicadores de la norma UNE 162002-2. Cada uno de estos indicadores se plantea un objetivo concreto destinado a mantener o mejorar el estado actual de la realidad forestal vasca. Sin embargo, las características forestales del País Vasco aconsejaban introducir 29 nuevas directrices que complementaran dichos objetivos.

Desarrollando únicamente el criterio 1 como ejemplo, las directrices regionales que se están elaborando en el País Vasco son las siguientes:

Indicador UNE 162.002-2

Código

Objetivo/Directriz

1.1. Superficie y Estructura

O-1.1

Mantener o aumentar la superficie arbolada y la estructura a escala de la unidad de gestión, excepto por causas de defensa del propio monte (p.e. incendios) u otras derivadas de actuaciones encaminadas a la mejora de la multifuncionalidad

 

D-1.1.1

Mejorar el conocimiento instantáneo de los recursos forestales, empleando herramientas como la teledetección, la estadística o la modelización

1.2. Existencias y tasa de crecimiento

O-1.2

Alcanzar una tasa de crecimiento y unas existencias acordes con la calidad de la estación, los objetivos de la gestión y directrices regionales forestales, si las hubiera

 

D-1.2.1

Mantener una estructura de edades en las masas forestales que asegure una oferta de recursos forestales constante y en equilibrio con su nivel de crecimiento

 

D-1.2.2

Adaptar las especies empleadas en las reforestaciones y sus tipos de selvicultura a las distintas estaciones forestales

1.3. Fijación de carbono

O-1.3

Potenciación o mantenimiento de las existencias a largo plazo de las masas forestales

 

D-1.3.1

Favorecer mediante la selvicultura la producción de madera con alto valor añadido y que favorezca la fijación de carbono en forma de productos duraderos

1.4. Existencia de planes de gestión.

O-1.4

Disponer de instrumentos de planificación de la gestión forestal sostenible

 

D-1.4.1

Elaborar unas Instrucciones de Ordenación y Planificación forestal que adapten la forma de realizar estos trabajos a la realidad forestal vasca y a las necesidades de la gestión forestal sostenible

1.6. Legislación forestal

O-1.6

Existencia y conocimiento del marco jurídico forestal

1.7. Instrumentos económicos

O-1.7

Existencia de instrumentos económicos de la política forestal

1.8. Información forestal

O-1.8

La disponibilidad de fuentes de información (Inventario, estadística, I+D+I, etc.) y participación

Cada uno de estos objetivos y directrices son definidos por ciertos Parámetros concretos a evaluar, cuentan con una Fuente de información para conseguir los datos necesarios y son definidos con una Periodicidad (anual, trienal, decenal) para su medición.

El éxito de esta certificación regional permitirá a los propietarios y gestores forestales demostrar que las prácticas forestales que aplican en sus montes son sostenibles. También permitirá, con un nivel asumible de costes, optar a la certificación de sus productos forestales.

Recientemente, el País Vasco y otras regiones del Arco Atlántico han presentado, dentro de la convocatoria INTERREG III B Espacio Atlántico el proyecto: Gestión sostenible de los bosques atlánticos del Sur de Europa. Una red de excelencia para su aplicación operativa. El objetivo de este proyecto es proporcionar a las regiones participantes tanto métodos como instrumentos y competencias para la evaluación y el seguimiento de la sostenibilidad de la gestión forestal. Este trabajo se apoyará en el test en condiciones reales de criterios e indicadores de gestión sostenible sobre zonas piloto de varios miles de hectáreas.

Conclusiones

En una realidad forestal dominada por las propiedades forestales de pequeño tamaño medio no cabe más solución que una certificación regional. El ahorro económico que para propietarios y gestores forestales conlleva este tipo de certificación no debe suponer una menor credibilidad que el sistema de certificación individual, sino al contrario.

Los criterios e indicadores a aplicar en esta certificación regional deben ser lógicos, fáciles de entender y fáciles de evaluar. Esta premisa se alcanzará cuando el sistema regional propuesto empiece a funcionar, sea transparente, participativo y riguroso y abarque una visión completa del medio natural y socioeconómico en el que se mueve el sector forestal.


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