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Ordenación sostenible de los bosques: progresando juntos

Dale Bosworth 1


Introducción

La ordenación forestal en los Estados Unidos ha recorrido un largo camino. Hace veinte años, la atención se centraba en incrementar en la mayor medida posible la salida de productos forestales a la vez que se mitigaba los daños resultantes a los recursos. Los especialistas forestales dirigían su atención al trozo de tierra en particular bajo su gestión. Hoy, la atención recae en la salud a largo plazo del ecosistema. Cada vez más, los silvicultores adoptan un punto de vista más extenso y más amplio antes de tomar decisiones - toman en cuenta los resultados a largo plazo y todo el paisaje. En las tierras públicas, ahora gestionamos en colaboración recurriendo a los principios del sector forestal basado en la comunidad. Sabemos que lo que dejamos en la tierra es más importante que lo que extraemos de ella.

Internacionalmente han existido desarrollos paralelos. Hace veinte años, el centro de interés de la actividad forestal en el mundo era más estrecho de lo que es hoy en día. Los contornos de la ordenación forestal sostenible (OFS) estaban ciertamente allí, pero transcurrieron años antes de que la OFS cobrara realidad. Cuando lo hizo, influenció profundamente el curso de la actividad forestal en los Estados Unidos. En realidad, los desafíos que hoy enfrentamos en los Estados Unidos tal vez se comprendan mejor en el marco internacional de la OFS.

El surgimiento de la ordenación forestal sostenible (OFS)

Pensemos en todo lo que ha ocurrido en el plano internacional en los últimos quince a veinte años. El trabajo realizado por la Comisión Brundland, durante la década de los años 80, nos dio una definición de desarrollo sostenible. A esto le siguió en 1992 la Cumbre para la Tierra en Río de Janeiro (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo - CNUMAD). La Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible trabajó sobre lo realizado por la Cumbre para la Tierra a través de su Grupo Intergubernamental ad hoc sobre los Bosques (IPF), el Foro Intergubernamental sobre los Bosques (IFF) y el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB). Desde 1995 hasta el año 2000, el IPF y el IFF elaboraron 270 propuestas para la acción.

Todo esto generó un creciente consenso sobre los elementos de la OFS y la necesidad de un progreso de medición siguiendo criterios e indicadores (C&I). En 2001, se formó la Asociación de Colaboración en materia de Bosques como reconocimiento de la creciente necesidad de mecanismos de colaboración internacional. Desde la Cumbre para la Tierra, nueve grupos regionales de países han desarrollado C&I para definir y medir el progreso nacional hacia la OFS. En la última parte del año pasado, la Cubre Mundial para el Desarrollo Sostenible reafirmó la importancia de los bosques para el desarrollo sostenible.

Desdichadamente, el progreso hacia el logro de la OFS a menudo queda por detrás del lento reconocimiento político e institucional de su importancia. Desde la Cumbre para la Tierra en 1992, la proporción de pérdida y degradación de los bosques en los países en desarrollo ha declinado sólo marginalmente (FAO 2003). En la década de los años 90, se perdió un promedio diario de 38 900 ha de bosques en los países en desarrollo. Las causas principales directas siguen siendo la conversión a la agricultura y acopio de combustible, aunque también ha contribuido la explotación maderera. Además, los caminos forestales facilitan el acceso a los bosques causando una caza excesiva y la conversión a la agricultura. En los países desarrollados, la causa principal de la pérdida de los bosques es la urbanización.

A pesar de estas tendencias, los Estados Unidos reciben complacientemente la creciente aceptación mundial de la OFS como una meta común. Apreciamos profundamente la voluntad internacional de hallar un camino común y permanecemos firmemente comprometidos con nuestros asociados internacionales. Hemos estado trabajando por casi diez años con 11 países en el Proceso de Montreal para formular criterios e indicadores conducentes a la OFS en los bosques templados y boreales. Junto con esos 11 países, vamos a publicar nuestro Informe Nacional 2003 sobre la Sostenibilidad de los Bosques aquí en el XII Congreso Mundial de Bosques. Diseñado para el uso del público norteamericano, el informe representa un hito en el sector forestal de los Estados Unidos.

Nuestro compromiso con la OFS por medio del Proceso de Montreal va más allá de nuestros intereses nacionales. Como especialista forestal, creo que es tiempo de que el sector forestal reafirme su liderazgo en lo que se refiere a la conservación en el mundo. Mediante el desarrollo y el uso de los C&I para la OFS en los niveles nacional e internacional, los silvicultores podemos mostrar a nuestro público en todo el mundo cuáles son las tendencias en los aspectos social, económico y biológico de nuestros bosques. Esto hará a nuestra profesión y a los gobiernos que servimos más conocedores de nuestros logros - e, inevitablemente, de nuestros fracasos.

Además, la mundialización aumenta la complejidad del mundo. Necesitamos modos comunes para hablar sobre los recursos tanto a través de las fronteras como a través de los sectores. Los datos sobre las tendencias en materia de bosques deberían estar tan prontamente disponibles como las estadísticas económicas de porcentaje de empleo y tasas de interés. Felicito a la FAO por sus destacados informes anuales sobre la situación de los bosques en el mundo. Muchos países están desarrollando C&I intersectoriales para el desarrollo sostenible. Contribuyen el Proceso de Montreal y otros esfuerzos paralelos en el mundo. Mediante dichos esfuerzos estamos ganando más de las herramientas que necesitamos para la economía mundializada de hoy.

Además del Proceso de Montreal, los Estados Unidos trabajan de varias maneras para alcanzar la OFS en el mundo. Brindamos nuestro apoyo a organismos internacionales tales como la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT) y la Comisión sobre el comercio internacional de especies amenazadas de la fauna y flora silvestres (CITES). Promovemos las evaluaciones y otros trabajos sobre los recursos forestales mundiales a cargo de la FAO. Realizamos investigación centralizada en la madera de caoba y otros recursos forestales tropicales y apoyamos a organizaciones de investigación tales como la Unión Internacional de Organizaciones para la Investigación Forestal y el Centro de Educación Superior e Investigación Forestal Tropical con sede en Costa Rica. Nuestros investigadores forestales y los encargados de la gestión trabajan en varios países para promover la OFS. Un buen ejemplo de ello es la Asociación Forestal para la Cuenca del Congo, en la que estamos trabajando con otros seis países en la cuenca del Congo para promover el desarrollo económico, aliviar la pobreza y mejorar el gobierno local en 11 paisajes claves.

Los esfuerzos internacionales para promover la OFS han influenciado la discusión sobre los bosques en los Estados Unidos generando nuevas asociaciones de colaboración. Un claro ejemplo es la Mesa Redonda sobre los Bosques Sostenibles que incluye a las partes interesadas en la ordenación forestal de todo el espectro - los gobiernos estatales y federal, las organizaciones no gubernamentales, la industria de los productos forestales y la comunidad científica. La Mesa Redonda es el primer grupo de su clase que existe exclusivamente con el propósito de organizar una acción colectiva para promover la OFS en los Estados Unidos.

Por medio de la Mesa Redonda, hemos integrado la idea de un informe nacional periódico sobre la gestión de los recursos sostenibles - el primer Informe Nacional sobre los Bosques Sostenibles, publicado aquí, en el Congreso Forestal Mundial - con el requisito prioritario legal que teníamos en los Estados Unidos de informar periódicamente sobre la situación de los bosques nacionales2. En los Estados Unidos, las tierras públicas tienen una función principal en la ordenación forestal. En el Oeste, 68.9% de nuestros bosques se hallan bajo la gestión pública, principalmente a cargo del gobierno federal (Servicio Forestal de los EE.UU., 2001)

Desafíos de la OFS

Tanto en el orden local como en el plano internacional, la OFS está conformando nuestro porvenir al darnos algunas de las herramientas que necesitaremos para encarar los desafíos futuros. Algunos de los desafíos en los Estados Unidos parecerán familiares comparados con los de otros países: la declinación de la salud de los bosques, la pérdida de las tierras forestales, el consumo no sostenible de madera y una pérdida de atención en las cuestiones de los bosques y las actividades forestales. Cada uno de estos desafíos merece una atención especial.

La declinación de la salud de los bosques

En los Estados Unidos estamos enfrentando un aumento de los incendios forestales catastróficos3. Desde la mitad de la década de los años 80, los períodos de incendio han aumentado. Tanto en 2000 como en 2002, se quemaron más hectáreas que en cualquier año desde la década de los años 50. En 2002, tuvimos récords de incendios en cuatro estados. En toda la nación más de la mitad de nuestros bosques se hallan en alto (15%) o moderado (38%) riesgo de incendio que podrían comprometer la seguridad humana y la integridad del ecosistema4.

También enfrentamos plagas de insectos y enfermedades sin precedentes. Por ejemplo las poblaciones del escarabajo horadador han explotado en regiones del Sur y el Oeste. En 2002, los escarabajos mataron millones de pinos en más de 200 000 ha de tierras forestales nacionales y en tierras de las reservaciones indígenas norteamericanas en Arizona solamente (Servicio Forestal de los EE.UU., 2002b). En las tierras de propiedad privada en toda la nación unos 28 millones de hectáreas de bosques se hallan bajo serio riesgo causado por 26 plagas de insectos y enfermedades diferentes.

Existe, también, una creciente amenaza a nuestros bosques causada por la introducción de plantas, animales, insectos y enfermedades. Con la mundialización de los lazos comerciales, cada vez más ingresan muchas especies a nuestro país. Por ejemplo, los Estados Unidos tienen alrededor de 2 000 plantas exóticas (Mitchell 2000) de las cuales cerca de 400 son invasoras. Las enfermedades exóticas han recreado ecosistemas forestales enteros, en gran medida barriendo árboles tales como el castaño americano y el olmo americano. Las principales amenazas exóticas incluyen a la lagarta de la encina, la adélgida lanosa del pinabete, la antracnosa del cornejo y la seperda asiática en el Este y la roya vesicular del pino blanco, la muerte súbita del roble y la enfermedad Port Orford de la raíz del cedro. Todas las especies invasoras le cuestan a los ciudadanos norteamericanos alrededor 138 mil millones de dólares por año en los daños económicos totales y en los costos de control resultantes (Pimentel et al., 1999).

Pérdida forestal

Uno de los desafíos mayores que enfrentan los Estados Unidos es la absoluta pérdida de los espacios abiertos. Desde 1982 a 1997 más de 8.8 millones de hectáreas de tierra abiertas se perdieron al desarrollo, incluyendo 4.2 millones de hectáreas de tierras boscosas (NRCS 2000). 5 Esto representa cerca de 1 600 hectáreas de espacio abierto perdido por día, es decir, 1 hectárea por minuto.

El problema es la fragmentación de los bosques dentro de un paisaje que se vuelve cada vez más urbano. Hacia el año 2020, tendremos cincuenta millones más de norteamericanos de los cuales cuatro quintos vivirán en zonas urbanas, que están creciendo más rápidamente en los estados de las Montañas Rocosas (Cordell y Overdest, 2001). Ya existen puntos críticos de presión de población en tierras naturales no desarrolladas en las Montañas Rocosas centrales y en partes del Sudoeste, incluyendo el Sur de California. Hacia 2020, los puntos críticos cubrirán la mayor parte del Oeste.

Los paisajes rurales se están fragmentando como parcelas de cambio de tierra forestal de propietarios industriales a no industriales (Sampson et al., 2000). En tanto que las propiedades privadas se empequeñecen, una correcta gestión se vuelve más difícil. La parcelación se puede transformar en lo que Sampson (2002) llamó "un fenómeno en cascada. Cuanto más se corta en terrenos forestales, más caro y menos rentable se vuelve gestionar la ordenación de bosques en las tierras restantes, de modo que la presión para venderlos por el valor de los bienes raíces crece paralelamente y el proceso continúa indefinidamente." Hacia el año 2020, de acuerdo con las predicciones de Sampson y DeCoster (2000) la propiedad privada promedio de bosques será alrededor de 7 ha.

Un resultado es el creciente peligro de incendios. Los funcionarios calculan que los incendios forestales destruyeron seis veces más hogares en la década de los 90 que en la de los años 80. Otro resultado es la creciente presión sobre los limitados recursos hídricos, en particular en el Oeste árido. Los bosques en producción bien ordenados pueden proteger las cuencas mucho mejor que el más cuidadoso desarrollo urbano o suburbano. Y aún otro resultado es la pérdida del hábitat. En muchas regiones de los Estados Unidos, el hábitat en el interior de los bosques es muy difícil de conseguir. Gran parte de la diversidad biológica de los bosques se está perdiendo como consecuencia de que los grandes bosques en producción se venden y seccionan en pequeñas extensiones para el desarrollo.

El consumo no sostenible

Muchos países consumen más de lo que pueden producir con sostenibilidad. Para evitar la degradación de los recursos, deben importar la diferencia. Pero cuando las importaciones disparan prácticas no sostenibles en otro país, el problema simplemente se transfiere; no se soluciona (Knudson, 2003). Los Estados Unidos están preocupados por la deterioración de la salud de los ecosistemas forestales en el mundo debida a los usos de consumo que se hallan fuera de equilibrio con respecto a la producción.

En 2001, le encargamos al Proyecto para el Consumo Inteligente (PCI) que explorara el tema del consumo de madera en los Estados Unidos. Entre sus resultados, el PCI presentó una lista con algunas tendencias básicas de nuestro consumo (Strigel y Meine, 2001):

En las décadas futuras, se espera que la dependencia de los Estados Unidos de los productos forestales importados aumente (Haynes, 2003). Canadá proveerá alrededor del 30% del consumo norteamericano de madera blanda en los próximos 50 años y se espera que las importaciones de los demás países sumen otro 15%. Claramente, los Estados Unidos corren el riesgo de exportar repercusiones adversas para el medio ambiente asociados con la producción maderera.

El tema es complejo. La mayoría de los substitutos de la madera tienen efectos aún más negativos en el medio ambiente que la madera. La solución está, por un lado, en usar todos los recursos y la energía con mayor eficiencia y por el otro, en recompensar a las instituciones que practiquen métodos de conservación. Los ciudadanos también deben aprender las consecuencias que resultan de su estilo de consumo y deben contar con los medios adecuados para volcarse a un consumo más sabio.

Pérdida de atención

Mientras luchamos con problemas como estos, necesitaremos concentrar la atención pública sobre los temas reales que enfrentamos en el sector forestal. Lamentablemente, no hemos tenido un buen desempeño en esto en las últimas décadas. En todo el mundo, los bosques y el sector forestal han perdido prestigio. Hoy hallamos que el debate con demasiada frecuencia se halla inspirado en las batallas del pasado. En la actualidad, por cada kilómetro de nuevo camino que construimos, destruimos 14 kilómetros de viejo camino. Nuestro sistema de caminos forestales, en realidad, se está reduciendo.

La ordenación de los bosques nacionales en los Estados Unidos no es nada en comparación con lo que era hace veinte o treinta años. Es el momento de progresar. Es el momento de volver a concentrar el debate en los problemas reales que se nos plantean, tales como la deterioración de la salud forestal, la pérdida del espacio abierto y el consumo de madera no sostenible. Estos problemas no esperarán mientras volvemos a dedicarnos a nuestras antiguas batallas. El tiempo no está de nuestro lado.

Para ayudar a enfocar el debate, necesitaremos exhibir los valores y beneficios que la gente obtiene de los bosques y de las actividades forestales. Si queremos montar un caso comprometedor a favor de la OFS, necesitaremos cuantificar mejor los valores que resultan de nuestros bosques. Podemos mejorar en este respecto. Nuestra labor en el informe que entregamos aquí en el Congreso Forestal Mundial sólo confirmó lo que ya sabíamos: aún no tenemos la capacidad para medir completamente la importancia de los bosques para los ciudadanos de los Estados Unidos.

Hacia delante juntos

La comunidad forestal internacional debe dirigir su atención a los amplios temas que se plantean en la actualidad. Nuestros problemas son atemorizantes, pero hemos recorrido un largo camino en los últimos veinte años. Hemos aprendido a adoptar el punto de vista más amplio y de mayor alcance; con un vistazo sobre nuestra historia, sabemos que los bosques son adaptables, capaces de recobrarse y florecer después de hechos eventualmente catastróficos, tales como el desmonte del paisaje y los incendios en los siglos pasados (MacCleery, 1996). También sabemos que el éxito consiste en pensar y ver más allá de nuestros límites y fronteras.

Pienso que podemos tener éxito si:

Los Estados Unidos seguirán promoviendo las asociaciones internacionales para resolver nuestros problemas comunes. Todas las partes interesadas del sector forestal en los Estado Unidos permanecerán firmemente comprometidos con temas tales como la certificación, comercio y protección de las especies en peligro por medio de la CITES. Anhelamos nuestra continua participación en el Proceso de Montreal; en los trabajos bilaterales con nuestros vecinos, Canadá y México y en hospedar los programas internacionales que integren la investigación en colaboración, el intercambio técnico y los proyectos de asistencia por medio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Sobre todo, continuaremos apoyando el trabajo de organismos internacionales tales como el FNUB, la FAO y la OIMT. Tenemos mucho que aprender y ganar del hecho de trabajar estrechamente unidos sobre una base mundial para un futuro sostenible para todos.

Bibliografía

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Knudson, T. 2003. Shifting the pain - World's resources feed California's growing. The Sacramento Bee (Sacramento, Calif.). Abril 27.

MacCleery, D.W. 1996. American forests: A history of resiliency and recovery. Durham, N.C. Forest History Society.

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Pimentel, D., Lach, L., Zuniga, R. & Morrison, D. 1999. Environmental economic costs associated with nonindigenous species in the United States. Ithaca, N.Y., Cornell University.

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Sampson, N., DeCoster, L. & Remuzzi, J. 2000. Changes in forest industry timberland ownership, 1979-2000. Unpublished paper, September 1, Alexandria, Va., The Sampson Group, Inc.

Strigel, M. & Meine, C. eds. 2001. Report of the intelligent consumption project. Madison, Wisc., Wisconsin Academy of Sciences, Arts and Letters.

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USDA Forest Service. 2002b. Summary of bark beetle activity in ponderosa pine forests of Arizona. USDA Forest Service, Rocky Mountain Research Station, Flagstaff, Arizona.


1 Jefe, Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura. Washington, D.C., Estados Unidos de Norteamérica

2 In 1974, el Congreso aprobó la Forest and Rangeland Renewable Resources Planning Act (P.L. 93-378, 88 Stat. 475, as amended). Conocida como la RPA, requiere que la Secretaría de Agricultura prepare una Estimación de los Recursos Renovables cada 10 años)

3 Para el propósito de este trabajo, los incendios catastróficos son aquellos que comprometen la seguridad humana y la integridad del ecosistema. Usualmente combustionan con una severidad fuera del rango histórico de variación.

4 Anteriormente clasificados como clases de condición 2 y 3, estos bosques se someten al comportamiento del fuego y a los efectos del fuego fuera del rango histórico de variación (Servicio Forestal de los EEUU, 2002 a).

5 A pesar de un crecimiento neto de tierras boscosas en toda la nación, muchas regiones están perdiendo la valiosa cubierta forestal.