Sumémonos a las mujeres rurales para poner fin al hambre y a la pobreza

Antecedentes

La Agenda 2030 y el futuro que queremos

En septiembre de 2015, los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, uniendo a la comunidad internacional en un compromiso integral para acabar con la pobreza y el hambre, combatir las desigualdades y promover la prosperidad mientras se responde al cambio climatico, protege a nuestro medio ambiente y se mantienen nuestros recursos naturales. al tiempo que respondían al cambio climático, protegían nuestro medio ambiente y mantenían nuestros recursos naturales.

Nadie se quedó atrás: la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas es un objetivo central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Las metas que componen el ODS5 “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, se reflejan y se integran a lo largo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas es, por tanto, una condición previa para romper el ciclo de la pobreza, el hambre y la malnutrición y, en general, para lograr los 17 Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS). Teniendo en cuenta esta meta, más de 90 Jefes de Estado y de Gobierno se han comprometido a “acelerar la igualdad de género” desde septiembre de 2015, comprometiéndose a adoptar medidas concretas y mensurables para alcanzar la igualdad de género en sus países para el 2030.

Cuando las mujeres controlan los ingresos adicionales, destinan un mayor porcentaje de gasto que los hombres en los alimentos, la atención médica, la ropa y la educación de sus hijos. La habilitación y el empoderando de las mujeres rurales se traduce, por lo tanto, en mejoras del bienestar general de sus hijos, sus hogares y sus comunidades, lo que a su vez contribuye a crear un capital humano para las generaciones futuras y un crecimiento económico y social a largo plazo.

Por lo tanto, el empoderamiento de las mujeres y las niñas de las zonas rurales no solo es clave para el desarrollo agrícola, sino que es crucial para el progreso social y económico, y para un desarrollo sostenible en general.

The role of rural women

El Evento se centra en el papel clave de las mujeres rurales y su contribución a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza mediante el desarrollo rural y agrícola. La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres rurales está vinculado inexorablemente al fortalecimiento de los sistemas de alimentación para luchar contra el hambre y la malnutrición en particular, y a las ganancias reales en el medio rural y a la subsistencia familiar, en general.

Las mujeres rurales son una proporción significativa y esencial de la población mundial. Como granjeras y trabajadoras agrícolas, horticultoras y comerciantes en los mercados, empresarias, emprendedoras y líderes de sus comunidades, constituyen más de una cuarta parte de la población mundial. Concretamente, en los países en vías de desarrollo, representan aproximadamente el 43 por ciento de la mano de obra agrícola. Debido a que ellas producen, procesan y preparan gran parte de los alimentos disponibles, no sólo son clave para las cadenas de valor agrícola, sino que son las principales responsables de la seguridad alimentaria de sus familias y sus comunidades.

De hecho, Esta evidencia esencial, así como la disminución del hambre a la mitad entre 1970 y 1995, puede atribuirse a la mejora de la situación social de las mujeres: sólo el progreso en el acceso de las mujeres a la educación está vinculado a un aumento del 43 por ciento en la seguridad alimentaria – tan significativo como el aumento de la disponibilidad de alimentos (26 por ciento) y de las mejoras en salud (19 por ciento).

Qué sucede cuando las mujeres rurales son empoderadas?

Las desigualdades de género en el acceso a muchos bienes productivos, recursos y servicios, como la tierra, la ganadería, los mercados, el trabajo y los servicios financieros, a menudo han minado la capacidad de las mujeres rurales para contribuir a reducir el hambre y la pobreza.

Pero a pesar de estas brechas, en una amplia variedad de sectores tan distintos como la pesca, la acuicultura, los cultivos, la ganadrería y otros, las mujeres rurales han demostrado, una y otra vez, su determinación, ingenio y resistencia para convertir los desafíos de la pobreza, el hambre y las dificultades, en oportunidades para el bienestar de sus familias y sus comunidades.

Cuando las mujeres rurales tienen acceso a los recursos, servicios y oportunidades, se convierten en una fuerza impulsora contra el hambre, la malnutrición y la pobreza rural

Cuando las mujeres controlan los ingresos adicionales, destinan un mayor porcentaje de gasto que los hombres en los alimentos, la atención médica, la ropa y la educación de sus hijos. La habilitación y el empoderando de las mujeres rurales se traduce, por lo tanto, en mejoras del bienestar general de sus hijos, sus hogares y sus comunidades, lo que a su vez contribuye a crear un capital humano para las generaciones futuras y un crecimiento económico y social a largo plazo.

Por lo tanto, el empoderamiento de las mujeres y las niñas de las zonas rurales no solo es clave para el desarrollo agrícola, sino que es crucial para el progreso social y económico, y para un desarrollo sostenible en general.