El Plan de Acción Mundial constituye un marco, una orientación y un catalizador para la acción a nivel nacional, regional e internacional con el fin de crear un sistema eficiente para la conservación y el uso sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura (RFAA), a través de la mejora de la gestión, la cooperación y la coordinación mejores. En 1996, 150 países miembros adoptaron el primer Plan de Acción Mundial en la Cuarta Conferencia Técnica Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos, celebrada en Leipzig, Alemania.
El Plan Mundial de Acción fue aprobado por la 29ª Sesión de la Conferencia de la FAO en 1997. El PAM fue refrendado por la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica y por los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la Cumbre Mundial de Alimentos de la FAO en 1996. Además, se ha incluido en el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura como uno de sus componentes de apoyo (artículo 14), y ha servido de base prioritaria para su Estrategia de financiación (artículo 17).
El Plan Mundial de Acción incluye 20 actividades prioritarias distribuidas en cuatro áreas principales, que abarcan la conservación y manejo in situ, la conservación ex situ, la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos, y la creación de capacidades institucionales y humanas. Los objetivos principales son:
- garantizar la conservación de los RFAA como base de la seguridad alimentaria;
- promover la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para fomentar el desarrollo y reducir el hambre y la pobreza;
- promover la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos fitogenéticos;
- ayudar a los países e instituciones para identificar las prioridades de acción;
- fortalecer los programas existentes y mejorar la capacidad institucional.