La degradación del suelo en todo el mundo es motivo de gran preocupación y no sólo disminuye la productividad agrícola, sino que puede llegar a extremos tales que el proceso de degradación se vuelve irreversible y se pueden perder para siempre grandes extensiones de terrenos. Si bien se investigan desde hace más de 100 años los sistemas de labranza cero o reducida, no fue sino hasta los años 70 que algunos agricultores de América del Sur comenzaron a crear sistemas de producción que no sólo conservan el suelo, sino que lo mantienen e incrementan considerablemente. Este enfoque integral requiere reducir la labranza al mínimo necesario para colocar la semilla o sembrarla en la tierra. El suelo se protege manteniéndolo cubierto todo el tiempo posible e idealmente todo el año con residuos, cultivos de cubierta o relevando los cultivos. La rotación de cultivos y los cultivos intercalados son otros aspectos importantes del sistema que contribuyen a incrementar la fertilidad y a mitigar los efectos de las plagas y enfermedades.
Estos tres pilares de la agricultura de conservación también se han descrito sencillamente como la sustitución del arado mecánico y tradicional del suelo por un "arado biológico". Pero la agricultura de conservación es mucho más que la eliminación de la labranza, porque eso no restablece ni conserva por sí solo el suelo. En efecto, miles de agricultores, por ejemplo en todo el Sahel, siembran directamente en el suelo inmediatamente después de las lluvias, sin cavar ni labrar, pero sus cosechas son catastróficamente bajas, en particular en tiempos de sequía.
Las auténticas prácticas de agricultura de conservación no sólo conservan el suelo, sino también la humedad del mismo; fijan el carbono y son totalmente compatibles con los principios de la ordenación sostenible de las tierras. Se estima que la agricultura de conservación se practica en más de 100 millones de hectáreas en todo el mundo, y estas prácticas se han introducido gradualmente en África y Asia en el último decenio. Se ha demostrado que la agricultura de conservación funciona con una amplia variedad de cultivos alimentarios y comerciales. También se puede utilizar en las plantaciones, de lo cual la agrosilvicultura es un ejemplo. En cuanto a las condiciones del clima adecuadas, se practica en Mongolia y en la RPP de Corea, en el Sahel y en muchas partes de África oriental y austral.
Comunidad de práctica para la agricultura de conservación (CP-AC)
En julio de 2008 se realizó un taller de Salud del suelo, en la FAO, en Roma, en el que hubo una firme petición de que se estableciera una red mundial de "Comunidad de práctica" (CP) en apoyo a la agricultura de conservación (AC), como base para la agricultura sostenible y para facilitar la aceleración de la adopción de la AC por los agricultores. Dicha red ya se ha establecido y se invita a los interesados a inscribirse. Más información en: http://www.fao.org/ag/ca/10.html