La cantidad de fuerza (tiempo y energía) y los conocimientos básicos que las familias pueden reunir influyen en forma determinante en sus estrategias de subsistencia y son un factor decisivo de los resultados de sus medios de subsistencia. El reto estriba en identificar, promover y dar apoyo a las oportunidades para aliviar la carga de la escasez de mano de obra y propiciar que las familias tengan una mayor capacidad de recuperación.

Existe un nuevo interés en reconsiderar las tecnologías y prácticas que ahorran mano de obra, que pueden reducir la carga de la vida rural, en particular para las familias y las comunidades que sufren una escasez grave de mano de obra. Se han creado muchas de estas técnicas y prácticas y ya son del dominio público, por ejemplo, los animales de tiro ahorran tiempo de labranza o reducen el peso de llevar una carga pesada; la agricultura de conservación reduce el tiempo dedicado al arado y la eliminación de la maleza; el acopio de agua en las azoteas/tejados reduce el tiempo de transportar el agua a casa; y los molinos ahorran tiempo y fuerza en el molido del maíz. Sin embargo, lo que se ha ganado en reducción de tiempo y energía muchas veces plantea requisitos más elevados en cuanto a capacidades y conocimientos de los operadores.

Lo que hace falta es un medio para permitir a las comunidades rurales tener acceso a la información, desarrollar sus propias aptitudes y adoptar y adaptar las tecnologías a sus propias circunstancias.

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