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Eliminacíon

En la mayoría de los casos, la única opción para la gestión de plaguicidas en desuso y obsoletos es destruirlos. Sin embargo, la destrucción de plaguicidas residuales no es ni barata ni sencilla técnicamente. Los procedimientos de destrucción varían en dependencia del tipo de contaminante. Pero en general la incineración a altas temperaturas es el método más comúnmente utilizado.

La FAO entiende que la incineración de residuos peligrosos no es algo exento de problemas. Puede producir gases tóxicos, y aunque estos gases son poco densos en comparación con muchas otras fuentes, aún así pueden ser medidos. El proceso de incineración también deja cenizas que son peligrosas, y los filtros que detienen la emisión de gases tóxicos también se tornan tóxicos.

Si bien la incineración no es la solución perfecta, no hacer nada tampoco es una opción. La amenaza real que representan los plaguicidas obsoletos para la salud pública y el medioambiente en los países desarrollados exige soluciones urgentes. La tecnología para enfrentar sin riesgo la gestión de los residuos químicos peligrosos no existe actualmente en la mayoría de los países en desarrollo. Adoptar soluciones momentáneas como re-envasar y almacenar con la esperanza de que surjan mejores soluciones en un futuro cercano es algo inaceptable, ya que no se puede garantizar la seguridad y la integridad a largo plazo de los plaguicidas y sus contenedores. La investigación sobre tecnologías de destrucción amigables medioambientalmente hasta ahora ha sido infructuosa y por ello en la actualidad la única tecnología disponible para la destrucción de la mayoría de plaguicidas obsoletos es la incineración a altas temperaturas.

La FAO siempre garantizará que en los proyectos en los que suministra su asesoría técnica o cuando escoge una empresa para asumir la destrucción de plaguicidas obsoletos, se utilicen instalaciones de destrucción con licencias y que el proceso se realice bajo control de autoridades competentes. Las instalaciones también deben exhibir un historial exitoso de operaciones con estándares reconocidos. Antes de acordar el envío de residuos peligrosos para tratamiento a alguna empresa, la FAO efectúa una evaluación técnica de las instalaciones y de sus operarios.

La FAO siempre está alerta a la búsqueda de alternativas a la incineración y ha realizado licitaciones entre empresas y operadores que usan diferentes tecnologías para la destrucción, pero hasta la fecha no se ha recibido ninguna propuesta viable. La Organización de Naciones Unidas para el desarrollo industrial (ONUDI) está trabajando con el Fondo mundial para el medioambiente (GEF, por sus siglas en inglés) para promover el desarrollo de una tecnología de destrucción sin combustión de Contaminantes orgánicos persistentes, que también podría aplicarse en el futuro a los plaguicidas obsoletos.

Actualmente, solamente Europa autoriza la importación de plaguicidas residuales para su incineración. Las instalaciones europeas de incineración están operando por debajo de su capacidad, de modo que lo precios son competitivos. Sin embargo, las condiciones del mercado pueden cambiar, y los precios de los servicios de incineración también. Algunos argumentan que construir instalaciones de incineración en los países en desarrollo podría reducir los costos, ayudar a crear infraestructura industrial y permitirles a estos países que asuman sus problemas por sí mismos.

A la FAO le preocupa este enfoque. Las existencias de plaguicidas obsoletos son un problema grave que requiere una solución inmediata. Una vez resuelto, el objetivo de la FAO es asegurar que el problema no vuelva a producirse. La eliminación de las existencias de plaguicidas obsoletos es esencial, pero es tan importante como la prevención. Si tenemos éxito en esto, entonces la construcción de nuevas instalaciones en los países en desarrollo es un esfuerzo inútil.

Efectivamente, los países en desarrollo pueden necesitar desarrollar su infraestructura de tratamiento de residuos para enfrentar el problema de los residuos peligrosos. Sin embargo, las existencias de plaguicidas obsoletos que la FAO ayuda a eliminar, son un problema excepcional. Los países deben evaluar sus necesidades a largo plazo de gestión de residuos, a partir de un análisis integral de los grandes focos de emisiones residuales, como las industrias, los hospitales, las actividades agrícolas y demás sectores, y desarrollar las soluciones adaptadas. El mandato de la FAO cubre la gestión de los plaguicidas durante su ciclo de vida. Para poder enfrentar la gestión de los residuos, los países interesados deberían consultar las agencias de las Naciones Unidas como UNIDO o UNEP.

El objetivo del programa de la FAO es retirar los plaguicidas obsoletos, pero a veces la eliminación no es la única manera de administrar las existencias de plaguicidas obsoletos. Los análisis químicos pueden poner al descubierto que un determinado producto podría ser reformulado y servir para otros propósitos. En algunos casos, el producto todavía puede ser útil pero no ser necesario. Se puede armonizar el rechazo de un producto en un país, aprovechando la demanda de ese mismo producto en otro país.