La producción y disponibilidad de alimentos nutritivos, saludables y culturalmente adecuados depende de ecosistemas que funcionan bien, pero también de nuestra capacidad para reconocer los derechos humanos y los valores intrínsecos de otros seres vivos, desde animales y plantas hasta microorganismos.

Los artículos de esta edición hacen un llamamiento a replantearnos cómo producimos, distribuimos y consumimos alimentos, en la vía de la resistencia colectiva con respecto a la explotación de la naturaleza.

Los movimientos actuales, basados en las luchas de muchos años de las organizaciones de pequeños productores de alimentos y las organizaciones de pueblos indígenas por la soberanía alimentaria y la agroecología, muestran que las preocupaciones ecológicas son inseparables de las realidades socioeconómicas, incluidos los orígenes políticos y ecológicos de los sistemas alimentarios actuales. En esas luchas, los autores afirman adoptar la diversidad, construir fuertes alianzas y hacer oír la voz de la gente en todos los espacios donde se toman decisiones.