Además de la grave crisis sanitaria, la epidemia de la COVID-19 también provocó la contracción de la economía mundial a un ritmo sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, a su vez que provocó un grave aumento de la tasa de pobreza y de inseguridad alimentaria, así como una fuerte disminución proyectada de la producción de productos agrícolas en el sudeste asiático. Los efectos de la pandemia en la agricultura se han visto exacerbados por la forma en que está establecido el actual sistema de agricultura industrial.

En la visión común de la FAO sobre la alimentación y la agricultura sostenibles, la agroecología se refleja dentro de los objetivos en la Agenda 2030 y puede considerarse como una herramienta clave en la respuesta global a la inestabilidad climática, ya que ofrece un enfoque novedoso para satisfacer el aumento significativo de nuestras necesidades alimentarias en el futuro, al tiempo que garantiza y asegura la supervivencia de todos. Conforme al reconocimiento de la evaluación global de la agricultura dirigida por el Banco Mundial y la FAO (IAASTD 2009), los informes históricos de IPBES (2018; 2019), IPCC (2019) y FAO (2019), la agroecología tiene la capacidad de reunir las dimensiones económica, ambiental y social de la sostenibilidad.

Este documento es una contribución al diálogo regional sobre cómo responder a la crisis causada por el COVID-19. En primer lugar, destaca algunas de las repercusiones de la pandemia en la agricultura y la seguridad alimentaria en la región de Asia y el Pacífico. Posteriormente, movilizando el marco de los 10 elementos de la agroecología de la FAO, ofrece ejemplos seleccionados de cómo los enfoques agroecológicos pueden contribuir a transformar los sistemas alimentarios y a desarrollar una "nueva normalidad" más verde, más resiliente y más inclusiva.