Una profunda transformación de los métodos de producción agrícola se ha hecho inevitable debido al aumento de la población mundial y a los desafíos medioambientales y climáticos. La agroecología se reconoce ahora como un modelo desafiante para los sistemas agrícolas, que promueve su diversificación y adaptación a los contextos ambientales y socioeconómicos, con consecuencias para todo el sistema agroalimentario y el desarrollo de las zonas rurales y urbanas.

A través de un ejercicio de prospectiva realizado en un gran instituto interdisciplinario, el INRAE, se construyó una agenda de investigación para la agroecología que llenaba un vacío por su ambición e interdisciplinariedad. Se trataba de seis temas. En cuanto a la genética, es necesario estudiar los aspectos genéticos de los sistemas complejos (por ejemplo, las combinaciones de genotipos) y desarrollar métodos de mejora genética para ellos. En cuanto a los paisajes, los retos residen en los efectos de la heterogeneidad a múltiples escalas, en la multifuncionalidad y en el diseño de paisajes agroecológicos. Los equipos agrícolas y las tecnologías digitales muestran un gran potencial para el seguimiento de la dinámica de los agroecosistemas. En lo que respecta a la modelización, los retos incluyen la aproximación a la complejidad, la consideración de las dimensiones espaciales y temporales y la representación de la cascada desde las prácticas de cultivo hasta los servicios ecosistémicos.

La transición agroecológica de las explotaciones requiere enfoques de modelización y observación, así como la creación de nuevos métodos de diseño. La integración de la agroecología en los sistemas alimentarios plantea las cuestiones de la especificidad de los productos, el comportamiento de los consumidores y la organización de los mercados, las normas y las políticas públicas.

Además, se identificaron prioridades transversales (i) generar conjuntos de datos biológicos, a través de mecanismos de investigación y participación, que sean apropiados para el diseño de sistemas agroecológicos y (ii) recopilar y utilizar conjuntos de datos coherentes que permitan evaluar la vulnerabilidad, la resiliencia y el riesgo para evaluar el rendimiento de los sistemas agroecológicos y contribuir a su ampliación. Las principales lecciones aprendidas de este ejercicio colectivo pueden ser útiles para toda la comunidad científica dedicada a la investigación en agroecología.