Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe

© FAOPanorama 2022
18/01/2023

El Panorama 2022 analiza el costo de las dietas saludables y advierte que actualmente América Latina y el Caribe tiene el costo más alto de una dieta saludable en comparación con el resto del mundo. La publicación evidencia los desafíos para mejorar su asequibilidad, así como la relevancia de abordar el alto costo de este tipo de dieta en la región y los países para enfrentar el aumento de las cifras de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en todas sus formas.

El Panorama Regional es una publicación conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA); la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS); el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas; y  presenta año a año una actualización del estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe.

 

El Panorama 2022 analiza el costo y la asequibilidad de las dietas saludables y evidencia los desafíos que tiene la región para mejorar su asequibilidad, y su asociación con el hambre y la malnutrición en todas sus formas, así como políticas de respuesta.

 

La región registra el costo de la dieta saludable más alto en comparación a otras regiones del mundo, cifra que alcanza los USD $3,89 diarios por persona, mientras que el promedio mundial es de USD $3,54. Como consecuencia, 131 millones de personas no pueden acceder a este tipo de dietas.

 

En 2020, a nivel regional un 22% de las personas no pudieron acceder económicamente a una dieta saludable. El 52% de la población del Caribe no tuvo acceso a una dieta saludable debido a su alto costo; en Mesoamérica, la cifra corresponde al 27,8% y en América del Sur al 18,5%.

 

La publicación conjunta de las cinco agencias de la ONU hace referencia al vínculo fundamental entre la calidad de la dieta y la seguridad alimentaria y la nutrición; y presenta observaciones sobre cómo la falta de acceso económico a una dieta saludable se relaciona con diferentes formas de malnutrición como: la subalimentación, el retraso del crecimiento y el sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años, la anemia en mujeres entre 15 a 49 años y la obesidad entre la población adulta.

 

Además, el Panorama Regional 2022 entrega evidencia sobre la aplicación de políticas públicas orientadas a los productores, a los mercados y al comercio de alimentos, y al consumidor

 para contribuir con la asequibilidad de las dietas saludables.

Mensajes Principales

131 millones de personas en América Latina y el Caribe no pueden acceder a una dieta saludable. En 2020, la región alcanzó el costo diario más alto de una dieta saludable en comparación a otras regiones.

 

El costo de la dieta saludable en la región alcanza los USD 3,89 diarios por persona, mientras que el promedio mundial es de USD 3,54.

En términos subregionales, el costo de la dieta saludable es más alto en el Caribe, con un valor de USD 4,23, seguido de América del Sur y Mesoamérica, con USD 3,61 y USD 3,47, respectivamente. 

En 2020, el 7,5% de los niños menores de 5 años presentaron sobrepeso, lo que representa 2 puntos porcentuales por encima del promedio mundial (5,7%).

Entre 2019 y 2021, el hambre aumentó en 13,2 millones de personas, alcanzando un total de 56,5 millones de personas en 2021. 

En 2021, el 40,6% de la población regional experimentó inseguridad alimentaria moderada o grave, en comparación a un 29,3% de la población a nivel mundial. 

En 2020, la prevalencia de la desnutrición crónica en niños menores de 5 años fue del 11,3% en América Latina y el Caribe, aproximadamente 10 puntos porcentuales por debajo del promedio mundial.  

La brecha en la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave entre hombres y mujeres aumentó de 12,4 millones en 2014 a 34,1 millones en 2021. Entre 2019 y 2021, el aumento de la brecha fue de 13,9 millones. 

En la región, la anemia afecta al 17,2% de las mujeres de entre 15 y 49 años, cifra significativamente inferior a la media mundial. En el Caribe, alrededor del 30% de las mujeres de 15 a 49 años sufren anemia, mientras que en América del Sur afecta al 17,3% de las mujeres y en Mesoamérica, al 14,6%.               

América Latina y el Caribe importa el 85% de los fertilizantes utilizados en la producción alimentaria. El incremento en los precios de estos insumos afecta la economía especialmente de agricultores familiares, productores y productoras de pequeña escala. 

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Noticia
131 millones de personas en América Latina y el Caribe no pueden acceder a una dieta saludable: Informe de la ONU

La región enfrenta el costo más alto para acceder a una dieta saludable en comparación con el resto del mundo.

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Video oficial Panorama 2022
18/01/2023

Informe ONU: 131 millones de personas en América Latina y el Caribe no pueden acceder a una dieta saludable. La región tiene el costo más alto en comparación...

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Transmisión en vivo
18/01/2023

Nuevo informe de Naciones Unidas advierte que América Latina y el Caribe tiene el costo más alto para acceder a una dieta saludable en comparación con...

El costo y la asequibilidad de una dieta saludable:

Una dieta saludable es aquella que garantiza la satisfacción de las necesidades de energía, macronutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono con fibra alimentaria) y micronutrientes esenciales (vitaminas y minerales) de una persona, teniendo en cuenta su sexo, edad, nivel de actividad física y estado fisiológico. Una dieta saludable debe ser diversa y tener una cantidad equilibrada de todos los grupos de alimentos que incluyen frutas, verduras, cereales integrales; alimentos de origen animal; legumbres, nueces y semillas; aceites y grasas.

La composición de una dieta saludable varía según la disponibilidad de alimentos en los países y territorios, pero existe un consenso en que deberían contener un mínimo de 400 gramos de frutas y verduras al día, y el aporte energético de las grasas totales debería ser inferior al 30% de la ingesta energética total, prefiriendo las grasas insaturadas y evitando la ingesta de grasas trans. Además, la ingesta de azúcares añadidas no debe superar el 10% de la ingesta energética total, y la ingesta de sal debe ser inferior a 5 gramos al día.  

El costo de una dieta saludable se define como el costo de los alimentos más asequibles disponibles localmente para satisfacer las necesidades de energía de 2330 kcal/día, así como los requerimientos de nutrientes. Por lo tanto, es la suma de los alimentos más baratos disponibles en cada país de los seis grupos de alimentos identificados en una dieta saludable: frutas, verduras, alimentos básicos con almidón como cereales y tubérculos, alimentos de origen animal, legumbres, frutos secos y semillas; y aceites y grasas.

El costo de la dieta saludable en nuestra región alcanza los USD 3,89 diarios por persona, mientras que el promedio mundial es de USD 3,54. En el Caribe alcanza un valor de USD 4,23, seguido de América del Sur y Mesoamérica con USD 3,61 y USD 3,47, respectivamente. 

El alto costo de una dieta saludable en la región se explica por distintos factores. En primer lugar, los alimentos nutritivos, como las frutas y verduras, y ciertos alimentos de origen animal suelen ser más caros que los alimentos básicos ricos en carbohidratos como los cereales y los tubérculos.  

A esto se suma que los precios de los alimentos dependen, entre otras cosas, en cómo la producción y la cadena de suministro se adaptan a las crecientes limitaciones de recursos derivadas de la desaceleración económica, los conflictos y el cambio climático.

En los últimos años, América Latina y el Caribe se ha enfrentado a una desaceleración y contracción económica, provocando un incremento de la pobreza, además del aumento en la inflación alimentaria. Estos factores, que se vieron agravados por la pandemia de COVID-19, ¿llevaron a un mayor incremento en el costo de la dieta saludable en la región El impacto de los precios a raíz de la crisis en Ucrania viene medido en el panorama? Si no, creo que es mejor sacarlo.

La asequibilidad mide el porcentaje y el número de personas que no pueden permitirse pagar el costo de una dieta saludable a nivel nacional, regional o mundial. Se considera que una dieta saludable es inasequible cuando su costo supera el 52% de los ingresos por persona, que es la proporción máxima del ingreso que la población debería utilizar en alimentación.

En esta versión del Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional se muestra que, a mayores niveles de pobreza y desigualdad, menor es la asequibilidad a la dieta saludable.

La dieta saludable se compone de frutas, verduras, alimentos básicos con almidón, alimentos de origen animal, legumbres, frutos secos y semillas, y aceites y grasas. En la medida que aumentan los precios locales de alguno de estos grupos alimentos, aumenta el costo de la dieta saludable.

Con la disrupción de la producción y de la cadena logística de suministro en el contexto de la pandemia de COVID-19, los precios internacionales de los alimentos aumentaron, impulsados principalmente por el aumento de los precios de los aceites vegetales y los cereales, y continuaron aumentando durante 2021.

En marzo de 2022, el índice internacional de precios de los alimentos alcanzó el nivel más alto jamás registrado por el índice de precios de los alimentos de la FAO. Si bien los precios internacionales de los alimentos han disminuido desde abril, aún se mantienen altos. 

La construcción y diseño de políticas orientadas a contribuir con la asequibilidad a las dietas saludables deberían estar focalizadas hacia los productores, los mercados y comercio de alimentos, y a los consumidores.

La diversificación de la producción de alimentos nutritivos es un elemento clave en cualquier estrategia diseñada para hacer que las dietas saludables sean asequibles para las comunidades que impulsan su producción. Una mayor producción de alimentos diversos puede aumentar los ingresos de la agricultura familiar y de pequeña escala y reducir el costo de los alimentos nutritivos para los consumidores, especialmente si también se fomentan las cadenas de suministro de alimentos más cortas.

En cuanto a la oferta, la transparencia en la información de precios, productos y variedades producidas y disponibles para la venta puede potenciar a los mercados y al comercio como un facilitador de la seguridad alimentaria y la nutrición.

La asequibilidad de las dietas saludables para la población más vulnerable también puede mejorarse con transferencias de alimentos en especie, como es el caso de los programas de alimentación escolar, bonos para alimentos y/o transferencias de efectivo. 

Las políticas diseñadas y centradas en los entornos alimentarios, como el etiquetado nutricional en la parte frontal del envase y los impuestos sobre las bebidas azucaradas, pueden desalentar el consumo de alimentos con alta densidad energética y mínimo valor nutricional, mejorando los patrones y las decisiones alimentarias de los consumidores.

La Seguridad Alimentaria y la Nutrición en América Latina y el Caribe

El hambre es la sensación física incómoda o de dolor causada por un consumo insuficiente de energía alimentaria.

En este informe, el término “hambre” se utiliza como sinónimo de subalimentación que se define como la condición de un individuo cuyo consumo habitual de alimentos es insuficiente para proporcionar la cantidad de energía alimentaria necesaria para mantener una vida normal, activa y saludable.

El hambre en la región ha crecido de forma constante incluso desde antes de la pandemia de COVID-19. La prevalencia del hambre aumentó un 57,4% entre 2015 y 2021, es decir 20,6 millones de personas, situándose en 8,6% de la población en 2021, mientras que la prevalencia de la subalimentación a nivel mundial asciende a un 9,8% de la población en el mismo año. La prevalencia del hambre en América del Sur es de 7,9%, 8,4% en Mesoamérica y 16,4% en el Caribe. 

Entre 2019 y 2021, período en el que también se registraron consecuencias económicas y sociales de la pandemia por COVID-19, el aumento del hambre en la región fue de 13,2 millones de personas. Al desglosar por subregiones, el hambre aumentó más en Sudamérica (11 millones de personas), seguida de cerca por Mesoamérica (1,6 millones de personas) y el Caribe (0,6 millones de personas), siendo esta última subregión la que muestra la mayor prevalencia de subalimentación (16,4%).

Si bien Sudamérica tuvo el mayor aumento en este indicador, sigue siendo la subregión donde la prevalencia del hambre es menor en comparación a las otras subregiones.

La inseguridad alimentaria se define como la falta de acceso continuado a los alimentos, lo cual disminuye la calidad de la dieta, altera los hábitos alimentarios normales y puede tener consecuencias negativas para la nutrición, la salud y el bienestar. Mientras que la inseguridad alimentaria grave es la situación en que las personas probablemente se han quedado sin alimentos, sufren hambre y, en el caso más extremo, pasan días sin comer, poniendo en grave riesgo su salud y bienestar.    

La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave es mayor en América Latina y el Caribe que a nivel mundial. Es decir, mientras que el 29,3% de la población global enfrentó inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, en la región la prevalencia fue de un 40,6%.

Entre 2014 y 2021, el incremento en la región también ha sido mayor que a nivel mundial, ya que en el mundo la inseguridad alimentaria aumentó 8,1 puntos porcentuales, mientras que en la región este aumento fue de 16 puntos porcentuales. Posteriormente, entre 2019 y 2021, el aumento de la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe fue de 8,9 puntos porcentuales y en el mundo, de 3,9 puntos porcentuales.

Al desglosar por subregión, se observa que en Sudamérica la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó al 40,9% de la población en 2021, mientras que en Mesoamérica la prevalencia fue del 34,1%. La cifra es aún más alta en el Caribe, donde el 64% de la población sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave, y de ellos, la mitad (30,5%) experimentó inseguridad alimentaria grave. 

A raíz de la reducción del crecimiento económico, la pandemia de la COVID-19 y sus consecuencias socioeconómicas, las estimaciones muestran un aumento de la pobreza, que es uno de los principales motores del hambre y la inseguridad alimentaria moderada y grave en la región.

La desaceleración de la actividad económica y la reducción del empleo ha llevado un aumento importante de la pobreza en la región. Entre 2015 y 2019 la pobreza pasó de 29,1% a 33% y en el mismo periodo la pobreza extrema aumentó de 8,8% a 13,1%. Además, el incremento de los precios internacionales de los alimentos ha incidido en los precios finales al consumidor. A partir del 2020, el aumento de la inflación alimentaria y la reducción del empleo han disminuido cada vez más el poder adquisitivo de los hogares, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria.

Los hogares de menores recursos, que destinan parte importante de su ingreso a los alimentos, al no tener los ingresos suficientes se ven obligados a disminuir -en una primera instancia- la calidad de la dieta y luego, la cantidad de alimentos que consumen, llevando a un aumento en la inseguridad alimentaria y en el hambre en la región. 

La malnutrición es una condición fisiológica anormal causada por una ingesta insuficiente, desequilibrada o excesiva de macronutrientes y/o micronutrientes. La malnutrición incluye la desnutrición (el retraso en el crecimiento y la emaciación de los niños, y deficiencias de vitaminas y minerales), el sobrepeso y la obesidad.

En 2020, la prevalencia del retraso en el crecimiento en niños y niñas menores de 5 años en América Latina y el Caribe era del 11,3%, aproximadamente 10 puntos porcentuales por debajo del promedio mundial. Todas las subregiones han logrado avances positivos en la reducción del retraso en el crecimiento. Entre 2000 y 2020, Sudamérica redujo el retraso en el crecimiento en un 41%, Mesoamérica en un 35% y el Caribe en un 25%.

En contraste, el 7,5% de los niños y niñas menores de 5 años padecieron sobrepeso en 2020, es decir, casi 2 puntos porcentuales por encima del promedio mundial (5,7%). En Sudamérica y el Caribe, el sobrepeso en niños ha aumentado en los últimos 20 años, mientras que en Mesoamérica el problema ha disminuido desde 2010.

Por otra parte, en la región, la anemia afecta al 17,2% de las mujeres de entre 15 y 49 años, un porcentaje significativamente inferior al promedio mundial en el año 2019. En el Caribe, sin embargo, casi el 30% de las mujeres de 15 a 49 años están afectadas por la anemia.  

Fotografías

Panorama 2022
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Daniela Godoy
Oficial Superior de Políticas
Iniciativa Regional Sistemas Agroalimentarios Sostenibles