AQUASTAT - Sistema mundial de información de la FAO sobre el agua en la agricultura

    Conclusiones

    El sistema de modelización descrito en esta revisión combina información de la base de datos de AQUASTAT (como superficies y cultivos regados cosechados, planes de cultivo e intensidad de cultivo) con distintos elementos climáticos para evaluar la cantidad de agua desviada y necesaria para el riego. La creación de "calendarios de cultivos regados" nacionales, basados en el conocimiento de la FAO de la agricultura de cada país es probablemente una de las formas más sofisticadas de asegurar una evaluación fiable de las necesidades de agua para el riego.

    Actualmente la solidez de este modelo está muy reconocida y se ha usado para un número considerable de trabajos de la FAO, como La agricultura mundial: hacia 2015/2030; una perspectiva de la FAO, La agricultura mundial: hacia 2030/2050 (FAO, 2012) y el Estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura o SOLAW, por sus siglas en inglés (FAO, 2011b). También se han usado estadísticas nacionales que aparecieron mientras se llevaba a cabo este trabajo para validar la precisión del modelo. Esta revisión aporta las ventajas de contar con datos actualizados, de una meticulosa selección manual y de la corrección de los datos individuales con la ayuda de expertos.

    A nivel global, actualmente hay más de 307 millones de hectáreas equipadas por el riego, de las que 304 millones están equipadas para el riego con dominio total y 261 millones están equipadas por el riego con dominio total y efectivamente regadas. De estas superficies efectivamente regadas, y gracias a la mayor intensidad de cultivo (IC) que permite el riego, se cosechan más de 346 millones de hectáreas de cultivos regados (lo que significa una IC del 133 por ciento), con unas necesidades totales de agua para el riego de 1 500 km3. Para satisfacer estas necesidades, se extraen 2 673 km3 (de recursos hídricos renovables primarios y secundarios, aguas subterráneas fósiles y fuentes de agua no convencionales) lo que da lugar a un ratio de necesidades de agua del 56 por ciento. Sin embargo, tanto la mejora de la tecnología (véase la Discusión)) como la expansión de la cobertura geográfica con respecto al anterior trabajo de modelización (de 90 a 167 países) evitan que se atribuya la progresión de este ratio (que estaba en el 38 por ciento en el trabajo anterior) a un riego o a una gestión del agua más refinados.

    A pesar de que el ratio de necesidades de agua se usa en esta revisión como herramienta para estimar las extracciones de agua para el riego más que como un resultado en sí mismo, podría representar la debilidad de este análisis a nivel nacional, debido a la escasa información disponible y a razones conceptuales (Perry and Kite, 2003). Conceptualmente, el ratio de necesidades de agua usado a escala nacional no puede diferenciar entre flujos consuntivos y no consuntivos, uso productivo y no productivo, y flujos recuperables o no recuperables (Perry et al., 2009). En concreto, no puede tener en cuenta los flujos de retorno recuperables y los flujos consuntivos no productivos que vuelven a los ríos y acuíferos (desde su origen o desde otro punto). En superficies o sistemas de riego extensos, está claro que la cantidad de agua que se "pierde" en el transporte o en el drenaje de las parcelas regadas se vuelve a usar aguas abajo, y por tanto el ratio del sistema de riego o el ratio de la cuenca puede ser mucho mayor que el ratio de campo. El problema tiene especial importancia en sistemas de riego en cascada de arrozales inundados en zonas como el sureste de Asia, o en zonas con un uso considerable del agua de drenaje agrícola como Egipto. Este estudio no puede diferenciar entre ratios de cuenca, de sistema y de campo, porque no dispone de información detallada sobre los tipos de sistemas de riego ni de datos georreferenciados sobre extracciones de agua. Otro inconveniente de este ratio es la dificultad para contabilizar las extracciones de agua dulce secundaria, en especial cuando se vierte el agua de drenaje agrícola directamente en los canales, y por tanto no se mide el volumen. Además, la información sobre el rendimiento de los cultivos regados es insuficiente para contabilizar la productividad del agua. El ratio de necesidades de agua tampoco considera todos los beneficios del agua (Gleick et al, 2011) como una mejor calidad del agua, ecosistemas más sanos y producciones agrícolas uniformes. Sin embargo, el análisis regional realizado en esta revisión tiende a eliminar las particularidades de cada país reflejadas en el ratio y permite hacer un análisis significativo.

    Por último, es conveniente indicar que el equipo de AQUASTAT siempre dará preferencia a estadísticas nacionales fiables y coherentes frente a cualquier dato que se haya obtenido en esta revisión mediante modelos o estimaciones. Tan pronto como los datos estén disponibles se irán incorporando a la base de datos para sustituir a los resultados de esta revisión. Además, se ha de tener presente que los datos estimados u obtenidos mediante modelos se proponen para complementar información que ya existe en la base de datos, y nunca se usarán en otros modelos o estimaciones.