FAO en Argentina

Una experiencia territorial más allá de la producción

©Familia Kent
24/11/2022

El crecimiento integral y sostenible, la comercialización de alimentos y el desarrollo con equidad son algunos de los ejes que impulsan el sector en la provincia. El testimonio de cooperativistas, productoras y responsables de instrumentalizar políticas públicas es clave para entender los ejes que determinan la fortaleza del sector en todo el territorio bonaerense

“Hago huerta desde los 12 años: fui a una escuela agropecuaria y siempre lo hicimos de forma agroecológica sin saber que se llamaba así”, destaca María Laura Kent quien lleva adelante, junto a Luis Hernández, una chacra productiva (“granja agroecológica” es el nombre exacto) en la localidad de Casbas, partido de Guaminí, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires.

“Mi hermano mayor es ingeniero agrónomo y siempre me decía que todo lo que uno le echa a la huerta después se lo come a través de las hortalizas. Ahí tomé total conciencia de que hay que comer lo más sano posible y esa es la lógica que aplicamos a nuestra huerta de tres cuartos de hectárea donde producimos brócoli, coliflor, cebolla de verdeo, rúcula y rabanitos, entre otras cosas”, detalla Laura.

“Primero es para consumo nuestro y luego vendemos en la Feria Verde de la zona en coordinación con el municipio y la provincia. La feria se realiza los sábados y otro día en la semana cuando hay mucha producción. Estamos muy contentos porque un compañero ya llegó con sus productos al mercado de Coronel Suárez que nos queda a 100 km. Hay muchas posibilidades de desarrollo y a esto se le suma que hemos participado de la primera Feria de Productos Agroecológicos a nivel provincial que se hizo a fines de septiembre en La Plata”, describe con entusiasmo.

Recientemente Luis y Laura, junto con otros cinco socios, han formado la Cooperativa de Trabajo Hortícola Guaminense LTD con el objetivo de estar formalizados, poseer una cuenta corriente unificada y hacer compras de mayor volumen para obtener mejores precios en plantines, herramientas y todo lo que haga falta. Además, como cooperativa presentaron un proyecto para darle valor agregado a sus productos y en breve les van a entregar una cocina con la cual elaboran dulces, escabeches y conservar.  

Javier Cernadas es jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Desarrollo Agrario y Calidad Agroalimentaria de la provincia de Buenos Aires y explica que se está trabajando por un crecimiento integral y un desarrollo equitativo en toda la Provincia a través de políticas específicas y diferenciadas para cada región, sector y escala de productor.

“Podemos destacar el Programa Mercados Bonaerenses que impulsa y fortalece los circuitos cortos en las cadenas agroalimentarias, el Programa Provincial de Promoción de la Agroecología, el Plan de industrialización en origen, la reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en mercados mayoristas, la construcción de nuevos mercados concentradores regionales que ofrecen un espacio de comercialización a pequeños y medianos productores frutihortícolas y la innovación e investigación científico-tecnológica en las Chacras Experimentales del Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA)”, detalla el funcionario.

“En marzo de este año se firmó un memorando de entendimiento entre la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el MDA para impulsar los sistemas agroalimentarios sostenibles y la comercialización de los alimentos elaborados en territorio bonaerense”, destaca Elizabeth Kleiman, responsable del área Sistemas Agroalimentarios Sostenibles de la FAO.

“El objetivo es el de fortalecer los sistemas de producción agroalimentaria bajo un enfoque integral de la dimensión social, económica y ambiental, por tanto, en base al uso racional de los recursos naturales y fomentar la comercialización de los alimentos elaborados por pequeñas y pequeños productoras y productores, cooperativas y asociaciones”, agrega.

“El memorando de entendimiento institucionaliza una agenda de trabajo conjunto que venimos desarrollando desde el primer día de gobierno”, enfatiza Cernadas: “El apoyo de FAO a las líneas de trabajo que llevamos adelante desde el MDA es fundamental para alcanzar el desarrollo del sector agropecuario y de la producción de alimentos que sin dudas tiene que ser amigable con el medio ambiente. Tenemos el desafío de mejorar la productividad, incrementar la producción, agregar valor en origen, generar empleo, garantizar la sustentabilidad y el acceso a la alimentación de toda la población”.

“Desde una perspectiva de agenda nacional la provincia de Buenos Aires que es un polo productivo permite traccionar economías regionales y generar un gran intercambio de experiencias”, reflexiona Kleiman. “Desde FAO el objetivo es implementar una estrategia de territorialización federal, que va desde el acompañamiento de la agenda de Municipios Sin Desperdicios, los sistemas de abastecimiento y mercados de alimentos, la agroecología y otras instancias de cooperación que incluye una mirada de género, innovación y trazabilidad de los alimentos. Es muy interesante acompañar y visibilizar experiencias que combinan y potencian esos aspectos, en donde, además, articulamos vertical y horizontalmente actores y sectores”.

Haciendo camino

“Nuestro partido de Guaminí es pionero en producción agroecológica y hay restricciones a las fumigaciones con agroquímicos, así que la gente está bastante al tanto del tema”, cuenta Luis. “Pero igual nosotros seguimos comunicando cómo producimos e invitamos a la gente a que venga a ver nuestra huerta. A muchos todavía les llama la atención que no usemos químicos y ahí es una buena oportunidad para hablarles de los bioinsumos que nosotros mismos preparamos con lo que tenemos a mano y sirven para mantener sana la producción”.

Como fertilizantes utilizan hojas secas, aserrín de cama de pollo bebé, cama de caballo, bocachi, compost, lombriz compuesto y caldo de bosta de vaca, caballo y gallina, mientras que para control de insectos utilizan purín de ortigas, de cebolla, preparado de ajo en alcohol, de bolitas de paraíso, o caldo de ceniza (se aplican en conjunto o de forma alternada entre sí una vez por semana). A esto le suman el uso de flores y plantas aromáticas en surcos intercalados con lo cultivado o en todo el contorno de la huerta.

El establecimiento de Luis y Laura está inscripto en el Registro de Productores Agroecológicos de Buenos Aires que cuenta con más de 350 productores registrados de casi 80 municipios de la Provincia y que totalizan 22 mil hectáreas agroecológicas certificadas. “Estar en el registro nos facilita salir, no estar solo tranqueras adentro y eso es clave para conocer a otros productores y compartir experiencias”, asegura Luis. “Además también hemos empezado el curso para ser facilitadores agroecológicos, lo cual nos permite seguir aprendiendo y ayudar a otros que emprenden este camino”.

Cernadas explica que la certificación reconoce de forma oficial a los productores que realizan prácticas agroecológicas y esto de por sí es un valor agregado diferencial que permite ganar nuevos mercados, obtener mejores precios y rentabilidades y satisfacer una demanda creciente por parte de consumidores que valoran favorablemente la producción agroecológica. “También hemos conformado una red de facilitadoras y facilitadores en agroecología de más de 560 integrantes que generan instancias de intercambio y espacios de capacitación y formación en producción agroecológica. A esto se le suman los espacios de comercialización en mercados bonaerenses y los nuevos mercados concentradores regionales y las líneas de financiamiento que el MDA creó a través del Fondo Fiduciario Provincia en Marcha. Hay créditos exclusivos para productores agroecológicos registrados con tasas de interés subsidiadas y plazo largo de devolución”.

La importancia de los productores de alimentos

“Como no se podía hacer la feria, en la pandemia ofrecíamos nuestros productos por wasap y luego los entregábamos casa por casa”, cuenta Laura. “Hoy seguimos con este sistema armando bolsones en combo tipo oferta y a la gente le gusta mucho, se amolda a lo que uno ofrece sobre todo cuando ve la calidad del producto y uno le explica o da ideas de cómo consumirlo”.

Laura se refiere a dos ejemplos muy claros: si bien ellos no producen kale sí lo hace un compañero y como esta verdura no era muy conocida, al principio la vendía junto con un papelito que explicaba qué era y como se consumía. Con el brócoli pasó algo parecido: mucha gente no lo quería comprar por el olor que da al cocinar, pero Laura y Luis les aseguraban que por ser agroecológico era muy distinto y cuando el cliente lo comprobó, empezó a pedirlo de manera sostenida. “Quedaban recontentos”, recuerda esta pareja de productores.

“Con pollo pasa mismo”, agrega Luis. “Cuando la gente ve la calidad del animal, que pesa lo que tiene que pesar, que no se achica al cocinar y que no chorrea agua, no duda más y elige nuestros pollos agroecológicos, aunque valga un poco más que los convencionales. Y todo tiene que ver con la cría que realizamos: acá tienen espacio para andar, no usamos antibióticos preventivos, le damos maíz que ese produce acá cerca y los criamos en promedio 75 días mientras que en la industria no pasan de 45, entonces logramos carne más firme y mayor peso de faena, de 4 kilos en limpio”.

“El cliente mismo va probando y ve la diferencia, como nos pasa también con los huevos”, aseguran Laura y Luis. “Las gallinas comen maíz y pasto y así se logra un huevo de una yema más naranja y firme, y quienes hacen repostería los buscan especialmente porque gracias a tener una clara más firme el merengue queda mejor. Son las ventajas de hacer las cosas bien, a conciencia y respetando la naturaleza”, concluyen los cooperativistas.

 

 La nota fue publicada el 24/11/2022 en la Revista del Ministerio de Desarrollo Agrario, provincia de Buenos Aires