FAO en Argentina

La conservación de lo natural y lo cultural

10/09/2016

María Duarte es una agricultora familiar de 45 años, propietaria de una hectárea de tierra en las afueras de la ciudad de Posadas, capital de la provincia de Misiones. Esa parcela la dedica  al cultivo de estevia, con la cual fabrica una yerba mate endulzada. La yerba mate la compra en la Cooperativa Río Paraná del Movimiento Agrario de Misiones, al que se acercó hace unos 15 años atrás para resolver problemas relacionados a su producción, esto la llevó a involucrarse en la organización hasta convertirse en referente de la misma en Posadas.

En el marco de la campaña “Mujeres rurales, motores del desarrollo”, María nos explica en esta nota realizada por Eduardo Fernández, referente de prensa de Comercialización en la Dirección de Comercialización para la Agricultura Familiar del Ministerio de Agroindustria de la Nación, su experiencia como productora de yerba mate y cuál es la situación de la mujer en este sector.

¿Cómo te acercaste al Movimiento Agrario de Misiones (MAM)?

En un principio me acerqué al Movimiento Agrario de Misiones porque necesitaba comprar la yerba de la Cooperativa Río Paraná para elaborar un producto que es único: la yerba endulzada con estevia. Ese fue mi primer acercamiento. Después registré la marca Dulce Misionerita para poder comercializar y también exportar. A partir de ahí me involucré más porque necesité asesoramiento. Yo estuve hace unos años en Moscú en una feria de alimentos que se hace cada dos años y viajamos desde Misiones para promocionar la yerba mate. Ellos la consumen en saquitos, como infusión, son grandes consumidores de todo tipo de té.

¿Hubo intervención del estado en esa propuesta?

Desde el INYM (Instituto Nacional de la Yerba Mate), que formó parte la comitiva de los que viajamos, (en total cinco productores independientes) se hicieron degustaciones de distintos tipos de yerba y de cómo preparar un buen mate. Todo surgió a partir de la iniciativa de un argentino que vive allá y que promociona el consumo de la yerba mate y también de los sirios que, fueron los que llevaron la yerba a Rusia. Otro detalle es que el modo de tomar es diferente, ya que es individual, pueden compartir el termo pero no el mate.

¿En tu emprendimiento familiar cuántas personas intervienen?

En total están involucradas tres familias. La mía que está integrada por mi marido y mi hijo y mis padres, después otra familia que trabaja en el campo junto a mi marido y otra que ayuda en la venta del producto, en total son unas 18 personas.

Recientemente hubo una exportación por parte de la Cooperativa Río Paraná a Rusia e interviniste en la operación. Contanos un poco cuál fue tu rol.

Mi función fue dar conocer la yerba, explicar cómo trabajamos con los productores y el trabajo y organización de la cooperativa; la distribución y el precio justo, que es lo que menos se conoce de todo esto. Ellos hablan de la calidad del producto, si es más grande o más chica la hoja, pero desconocen cómo producimos y trabajamos. Nosotros les explicamos todas esas cosas, que por lo general, se pasan por alto en todos lados. La gente va a la góndola del supermercado y toma el producto sin saber de qué manera se produce y elabora el mismo.

¿Qué cosas te llamaron la atención en esa feria, en relación a los alimentos?

El desarrollo de la tecnología que tienen es muy importante, hay cosas que llaman la atención como ver manzanas de 10 kilos o sandías de 30 kilos, que se producen en Japón, pero que al lado de las que producimos nosotros los agricultores familiares no tienen la misma calidad, porque son producciones hechas en los laboratorios y están manipuladas para que tengan ese peso, es como que privilegian la cantidad antes que la calidad. Nuestros cultivos son orgánicos, no es lo mismo comer esa sandía que una cultivada por campesinos, sin fertilizantes químicos como todos esos alimentos que vi de dudosa procedencia. Nosotros conservamos lo natural y lo cultural, ellos se olvidaron de eso. Cuando digo nosotros, digo los agricultores familiares, que frente a ese desarrollo de la tecnología que muchas veces acelera los tiempos de producción, tratamos de recuperar saberes ancestrales y técnicas de cultivo ligadas a ese saber.

¿Abrieron un nuevo mercado?

Puede ser que sí, ellos son millones y así como hay gente que tiene que consumir esos alimentos industriales, porque están en ciudades muy grandes, también hay una parte de esa gente que quiere comer comida sana y nosotros podemos producir para esa gente que mira para otro lado y quiere vivir mejor y quiere mejorar su calidad de vida y hacía ellos tenemos que apuntar. Pero no es tan sencillo, son momentos muy difíciles para el MAM y para la cooperativa.

Aparte de vos, ¿intervinieron otras compañeras en todo este proceso de comercialización?

Cundo yo fui los del INYM eran todos hombres y las que representábamos a la industria de la provincia éramos cuatro mujeres, lo que sería un tercio de toda la delegación. En esta provincia las mujeres están más empleadas en trabajar la tierra y los hombres son los que intermedian en la comercialización y no se nota la presencia de la mujer que es la que lleva adelante un trabajo muy duro y la que vela por la economía y la que impulsa muchas veces hacer otras cosas.

¿En las organizaciones hay más participación de las mujeres?

No, yo creo que en las organizaciones estamos todavía en un debe en cuanto a la participación de las mujeres en la toma de decisiones. Estamos en una provincia muy machista, de todos modos dimos pasos muy interesantes, porque los compañeros son muy abiertos, no nos olvidemos que hay algunos que son grandes de edad y tienen otra estructura en la cabeza.

Pero en el MAM también se puede decir que tenemos la presencia de grandes mujeres que ya no están, pero que fueron muy importantes como Estela Urdani y son mujeres que dieron la vida por el MAM y que tenían todo bien puesto y que muchas veces lo hicieron desde el silencio, porque hubo mucho sufrimiento y muchas pelearon junto a sus esposos, nunca la mujer dejó de estar. Pero creo que las cosas no tienen que ser ni de uno ni de otro, sino que tiene que ser en conjunto. La mirada tiene que ser en conjunto por que son miradas diferentes la del hombre y la de la mujer y eso es muy rico como para perderlo. Estamos aprendiendo mucho en la organización esto de trabajar el hombre y la mujer buscando una mirada que ayude a mejorar las cosas y sobretodo en las decisiones que la mujer toma y en la discusión. Discutimos pero para bien.

¿Cuáles son los ejes de las discusiones? 

Muchas veces sobre la dirección que la organización debe tomar en las decisiones o sobre cuestiones políticas específicas y ahí vos ves que gracias a Dios todos pensamos diferente y tratamos de buscar un punto. A veces nos toca ceder a las mujeres y a veces les toca ceder a ellos, pero creemos que es para bien consensuar la toma de decisiones.

¿Realizan algún trabajo específico?

Ahora estamos trabajando con grupos de familia temas de comercialización y la salida de algún producto nuevo y también discutimos de cómo llevar adelante el tema de la yerba y los precios y en la calidad del producto siempre estamos de acuerdo.

¿Qué otra cosa resaltarías?

Una de las cosas que yo resaltaría es que en el MAM somos pioneros en la manera que tenemos de comercializar y que está basada en la humildad que nosotros tenemos y que nos permitió que nuestra yerba entrara por ejemplo en Rusia y espero que la organización no se olvide que la sencillez y la humildad deben ser siempre nuestras banderas. Debemos ser siempre los que acompañan, los que escuchan, los que promueven y no poner palos en la rueda.

Y en el MAM, ¿cómo describirías el papel de la mujer, donde las cosas son más políticas?

Yo creo que el MAM en este momento está integrando a más mujeres y no es que no haya mujeres. El tema son los tiempos porque la gran mayoría vivimos alejadas y hay que viajar y atender a los hijos y todo eso influye para que tengamos menos presencia. Pero eso no significa que una no esté, una siempre está y nos damos cuenta que hacemos falta, porque los hombres nos buscan y nos llaman porque saben que somos necesarias y estamos siempre en comunicación aunque no nos veamos en 15 días.

¿Tienen pensado desde la cooperativa otra nueva exportación a Rusia u otro lugar?

Puede ser más adelante, ahora queremos hacer conocer la yerba dentro de la provincia, porque hay que reconocer que tenemos muy poca venta. Pero acá en Posadas estamos abriendo un espacio permanente donde no va a faltar la yerba Titrayju y otras yerbas, porque la idea es sumar.

¿A qué se debe esa falla si podemos llamarla así, ya que es una yerba conocida en muchas provincias?

Una de las cosas sea que primero apuntamos a venderla en Buenos Aires, ya que producimos una yerba de muy buena calidad y aquí no ha sido apreciado, ya que se consume otra yerba que muchas veces se usa para tomar tereré. El misionero a veces prefiere un precio menor y consumir un producto de menor calidad. Pero ya es una yerba que está en todas las ferias de la provincia y en eso hay que decir que el papel de las ferias francas es fundamental para que se conozca nuestra yerba. 

Links de interés

Yerba mate Titrayju 

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Resumen campaña /Flickr FAO Argentina