FAO en Argentina

Hacia sistemas alimentarios más sustentables, eficientes y resilientes

19/06/2017

Las próximas décadas auguran un crecimiento demográfico mundial sin precedentes en un contexto de clima adverso y cambiante, generando múltiples desafíos que pondrán a prueba la capacidad de los países de organizarse para hacer frente a las circunstancias que estos generan. En un informe reciente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que para 2050 la población mundial crecerá hasta 9.700 millones, lo que impulsará un aumento en la demanda de productos agrícolas, y una mayor presión sobre los recursos naturales.

El último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático  proyecta que la temperatura en superficie continuará aumentando a lo largo del siglo XXI, pudiendo alcanzar un incremento de entre 0,3 °C y 0,7 °C para el período 2016-2035 y de entre1,5 y 4,6 °C al 2100, con respecto a los niveles preindustriales. Es muy probable que las olas de calor ocurran con mayor frecuencia y duren más, y que los episodios de precipitación extrema sean más intensos y frecuentes. El océano se seguirá calentando y acidificando, y el nivel medio global del mar continuará elevándose.

En la Argentina, ya se observan en el centro y noreste del país aumentos en la temperatura, precipitaciones, escorrentías y rango de distribución de vectores transmisores de enfermedades; mientras que en la zona cordillerana y patagónica, se evidencian reducciones en las precipitaciones, derretimiento de glaciares, aumento en las temperaturas, y en la intensidad de eventos extremos. Estos factores generan presión directa sobre los sistemas agroproductivos, limitando la disponibilidad de agua y forraje, aumentando la vulnerabilidad ante plagas y enfermedades, y reduciendo los rendimientos de ciertos cultivos. Sin embargo, también se produce una presión indirecta mediante el aumento en la demanda de alimentos, el cambio en las capacidades de uso de las tierras productivas, aumento de la vulnerabilidad de las poblaciones rurales y migraciones rurales a las ciudades.

La forma habitual de gestionar la agricultura ya no es una opción, sino que hacen falta grandes transformaciones para que los sistemas alimentarios sean más eficientes, inclusivos y resilientes.  Una mejora sostenible de la productividad agrícola es necesaria para la conservación de los recursos naturales ante la creciente demanda de alimentos, la deforestación y la degradación de suelos. La agricultura consume el 70% del agua dulce del planeta. Por lo tanto, debemos pensar cómo producir más con menos agua para alcanzar la seguridad alimentaria y erradicar el hambre y la malnutrición.

Ante estas amenazas se torna clave realizar un abordaje integral y sistemático, apoyándose en instrumentos multilaterales que proveen marcos y facilitan la acción, tales como el Acuerdo de París, la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, la Convención de Diversidad Biológica, el Marco de Sendai y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

Tenemos al alcance múltiples herramientas para abordar desafíos que requieren una actuación inmediata para asegurar el futuro de las próximas generaciones. La lucha contra el cambio climático solo será posible si los países actúan con firmeza y delinean políticas específicas para lograr una agricultura más sostenible.

*Nota de opinión de Natalia Huykman, Licenciada en Ciencias Ambientales y Asesora del área de proyectos en FAO Argentina para boletín de junio INTA Informe (disponible acá)

Lecturas recomendadas/referencias

•         IPCC, 2014: Cambio climático 2014: Impactos, adaptación y vulnerabilidad – Resumen para responsables de políticas. 

•         IPCC, 2014: Climate Change 2014: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Part B: Regional Aspects. Chapter 27: Central and South America.  

•         FAO 2017. El Futuro de la alimentación y la agricultura. Tendencias y Desafíos. Versión resumida.