FAO en Argentina

FAO destaca ejemplos de manejo sostenible en los bosques en América Latina

05/05/2022

El informe El Estado de los Bosques del mundo 2022 analiza cómo Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Perú y otros países de la región han avanzado en iniciativas sostenibles y resilientes.

Santiago, Chile - El estado de los bosques del mundo 2022(SOFO, por sus siglas en inglés) - lanzado durante el Congreso Forestal Mundial en Corea - destaca ejemplos de cómo Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Perú y otros países de América Latina han apostado por la restauración de sus bosques, adoptando sistemas agroforestales de transición de cultivos, reduciendo la deforestación y haciendo concesiones de tierras a pequeños propietarios y pueblos indígenas.

La publicación indica que los árboles, los bosques y la silvicultura sostenible pueden ayudar al mundo a recuperarse de la pandemia del COVID-19 y a combatir las crisis medioambientales que se avecinan, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. 

El documento propone tres vías para ello.

La primera es detener la deforestación y mantener los bosques para evitar importantes emisiones de gases de efecto invernadero. La segunda es restaurar las tierras degradadas y ampliar la agrosilvicultura,mientras que la tercera es el uso sostenible de los bosques existentes y la creación de cadenas de valor ecológicas que ayudarían a satisfacer la futura demanda de más materiales renovables.

Casos de éxito en la región

El El estado de los bosques del mundo 2022 destaca ejemplos de cómo países de América Latina han avanzado en iniciativas que apuntan hacia prácticas más sostenibles y resilientes.

En Argentina y Brasil, la productora y exportadora de papel de embalaje Klabin, adoptó el concepto de restauración en mosaico para su gestión forestal sostenible, a través de plantaciones que se intercalan con zonas de bosques autóctonos, y de bonos verdes que representan oportunidades de financiación. Se han certificado 229 000 ha de plantaciones forestales y 215 000 ha de bosques nativos reservados para la conservación.

En Brasil, los agricultores de Tomé-Açu, en la Amazonia oriental, han desarrollado un modelo agroforestal dirigido por los agricultores conocido como SAFTA, un sistema agroforestal de transición que incluye cultivos anuales a corto plazo, cultivos perennes a medio plazo y especies de árboles frutales y madereros a largo plazo. Aunque el SAFTA puede adoptar diversas formas, suele basarse en una combinación de 1 a 3 cultivos comerciales valiosos (por ejemplo, cacao, cupuaçu, pimienta negra y açai) y la producción de aceites, resinas y madera.

En Colombia, el gobierno incluyó en su plan nacional de desarrollo 2018-2022 el objetivo de establecer acuerdos de deforestación cero para cinco cadenas de valor agrícolas: aceite de palma, carne de vacuno, productos lácteos, café y cacao. El objetivo es garantizar una deforestación bruta cero para 2025 en estas cadenas de valor. Una parte ya significativa y creciente del mercado nacional de los cinco productos básicos está cubierta por los acuerdos, incluyendo, por ejemplo, 15 empresas productoras de café que dominan el 90% del mercado nacional y seis empresas que representan el 85% del mercado del cacao.

En Guatemala, se ha apostado por invertir en la silvicultura de pequeña escala como una vía para impulsar la economía rural y la recuperación sostenible. En 2010, el Congreso de Guatemala creó el Programa de Incentivos Forestales para Pequeños Productores, con el objetivo de permitir a los pequeños propietarios participar en la gestión forestal sostenible a través de pagos de dinero en efectivo. Las inversiones han ayudado a establecer y mantener más de 139 000 ha de bosques naturales, plantaciones forestales y sistemas agroforestales; han beneficiado a 300 000 hogares y han creado una media de 5 900 puestos de trabajo al año. Aproximadamente el 46% de los beneficiarios han sido hogares indígenas, de los cuales el 43,4% de los miembros eran mujeres.

En Perú, una política nacional de concesiones agroforestales otorga derechos de tierra a los pequeños propietarios que invadieron tierras forestales antes de 2011 con la condición de que conserven y gestionen de forma sostenible los bosques y establezcan la agroforestería. La titulación llevada a cabo en la Amazonia peruana, en la que participaron más de 1.200 comunidades de pueblos indígenas, condujo a una reducción significativa de la tala ilegal y a mejoras en la conservación de los bosques en dos años.