FAO en Argentina

Mujeres indígenas y rurales, responsables de la seguridad alimentaria de sus familias

18/08/2016

Amor, igualdad, bien colectivo, compromiso social y solidaridad son pilares esenciales para María Yolanda Moreno Ruiz -más conocida como 'Pelusa', una referente en la mejora de la vida de las mujeres agricultoras, indígenas y campesinas en Paraguay.

Pelusa es Presidenta de la Comisión de Acción Social de la Asociación Rural del Paraguay (CAS-ARP) y actualmente lidera la Comisión de gestión y acción en la Fundación de la Asociación Rural del Paraguay para el Desarrollo (FUNDARP), cargos que compagina con su participación en el Comité de Mujeres de la WFO/OMA-ARP (Organización Mundial de Agricultura - Asociación Rural de Paraguay).

Pelusa participó en numerosas actividades solidarias junto a su esposo, Germán Ruiz Aveiro, presidente de la ARP, quien antes de su fallecimiento acaecido en febrero de 2016, presidía también la FUNDARP. Tras este golpe, Pelusa encontró en la ayuda a los demás una gran fuente de felicidad y asumió el relevo en estas actividades. Gracias a su entrega en la CAS-ARP y en la FUNDARP, cientos de mujeres rurales e indígenas han mejorado su situación y acceso a recursos en el campo.

María Yolanda Moreno de Ruiz participó en la jornada Mujeres Rurales de Latinoamérica en el marco de la Exposición Rural 2016 en la Rural de Buenos Aires. FAO Argentina pudo conversar con la primera Presidenta de la Comisión de Acción Social de la Asociación Rural del Paraguay en compañía de mujeres y líderes rurales.

¿Con qué tipo de mujeres trabajas?

Trabajo mucho con mujeres indígenas. Son las responsables de la seguridad alimentaria de su familia. Con nuestra gestión hemos conseguido que algunas ya tengan un sueldo del estado. Tratamos de dignificar a la mujer. También somos muy respetuosos de su cultura y religión.

¿Con qué dificultades se encuentran las mujeres rurales?

Las mujeres indígenas a las que apoyamos me dicen que para la seguridad alimentaria de su familia tienen que plantar y cosechar; es lo que siempre les enseñaron sus padres.

¿Qué mejoras habéis conseguido para las mujeres rurales?

La seguridad alimentaria va relacionada con el acceso a la agricultura, la piscicultura y la ganadería. Conseguimos vacas tamberas y apoyarles en la gestión de la legalización de tierras, ya que les es difícil venir hasta la ciudad capital Asunción para hacer todos los trámites. También les hemos ayudado a conseguir viviendas sociales a través de SENAVITAT (Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat).  

Con la construcción del Hospital Escuela Indígena Tesaira Rekavo en Kambay (departamento de Caaguazú), que hemos edificado y equipado con donaciones privadas y también otras equipaciones proveídas por el Ministerio de Salud, este ya funciona en unión público-privada. Gracias a ello, ellas tienen acceso a cuidar mejor su salud, capacitarse y conseguir trabajo. También les proporcionamos semillas y herramientas de cultivo; les apoyamos en sus escuelas… Respetando su cultura. 

En las comunidades indígenas hay chicas de 16 años con 2 hijos a cargo. Muchas de ellas nos manifestaban su necesidad de utensilios básicos para sus hogares para vivir dignamente: ollas, cubiertos, sillas, vasos, pavas, platos, colchones, frazadas… Necesitaban comer en platos con cubiertos… En resumen, tener acceso al trabajo para conseguir su dignificación.

¿Cómo valoras el aporte de las mujeres rurales a la tierra y la seguridad alimentaria?

Le debemos a los indios guaraníes (los Mby’a, Aché y Avá guaraní), principalmente, el idioma Guaraní. Paraguay es un país bilingüe. El uso y descubrimiento de hierbas medicinales, las obras de arte y la arquitectura conforman un valioso patrimonio nacional, cultural y universal que ellos realizaron con los franciscanos y los jesuitas. Con este pequeño apoyo que les damos, le estamos pagando en  parte la gran deuda que todos tenemos con los indígenas.

¿Con qué obstáculos te encuentras por ser mujer?

Me encuentro con problemas por el hecho de ser mujer. Se me dificulta que se me respete en lo que creo justo para mí y para mi familia. A pesar de mi trayectoria y de los cargos que ejerzo, no recibo el apoyo que tenía antes cuando estaba vivo mi esposo. No es fácil que se me dé voz y  la capacidad de elegir lo que considero conveniente.  Me siento limitada por ser mujer y más siendo viuda. Gracias a Dios que tengo el apoyo incondicional de numerosos hombres y mujeres amigos nuestros, y también de algunos de la prensa.

¿Cómo te sientes al participar en encuentros internacionales o de mujeres como el de la Exposición Rural 2016 de Buenos Aires?

Me siento muy fortalecida porque veo que otras mujeres pudieron seguir adelante solas y puedo unirme a ellas.

¿Cómo consigue la mujer rural conciliar su vida laboral, personal y familiar?

La mujer rural estudia, se capacita, cumple un rol social y está con su familia. Ejemplos son las historias de vida de dos mujeres paraguayas indígenas, Lidia Vargas y Graciela Centurión. Ellas son mujeres agricultoras que se han promovido. Lidia en este momento es promotora de salud en el Hospital Escuela Indígena “Tesaira Rekavo” ubicado en la comunidad indígena de Kambay, y ya cuenta con rubro del estado, como otras. Está siguiendo sus estudios universitarios de Licenciatura en Enfermería. Graciela trabaja como jefa de limpieza en el hospital y cobra rubro del estado. Ellas continúan trabajando en la agricultura familiar, porque para sus familias es muy importante y porque ellas aman ese trabajo también.

¿Cuál es la esperanza para mujeres indígenas como Lidia o Graciela?

En el caso de Lidia, ella me explicaba que como mujeres indígenas, tienen que luchar mucho por sus familias para que estén bien alimentadas. Ellas, como madres, desean que sus hijas crezcan y aprendan de ellas para salir adelante. Esperan cualquier tipo ayuda, no sólo por parte del gobierno, sino que como mujeres, a quienes la ley ampara, piden que se las asista, acompañe y apoye. En el caso de Graciela, ella como limpiadora en el hospital de Kambay gana, un sueldo del Ministerio de Salud Pública.

Igualmente en sus tierras trabajan para tener alimentos. Cultivan frutales, oleaginosas, maíz, maní y mandioca. Tienen piletas especiales cavadas manualmente por los indígenas para engorde de peces, crían pollos, y tienen reservas de varios cultivos para asegurar la alimentación de su familia. Están muy contentas  y aprovechan muy bien la ayuda que reciben.

¿Cuándo y cómo surgió tu motivación por ayudar a los demás?

Siempre fui muy activa desde muy niña en mis tiempos de colegiala con el voluntariado social. Más tarde, desde que en 2012 mi esposo fue electo presidente de la Asociación Rural del Paraguay, la Comisión Directiva de la ARP, gracias a mi trayectoria en voluntariado social, me nombró primera Presidenta de la Comisión de Acción Social de la Asociación Rural del Paraguay. Formé un grupo muy generoso y solidario con vocación de servicio. Llamé a hombres y mujeres que conocía que tenían ganas y fuerza para llevar adelante los proyectos de desarrollo sostenible, los cuales hemos realizado. Mi esposo German Ruiz Aveiro consiguió en los primeros años de su gestión como presidente de la ARP, la legalización y activación de la Fundación de la ARP FUNDARP.

Además, soy fundadora de la “Fundación Princesa Diana Duquesa de Wurttemberg”. Estuve varios años como voluntaria y luego en el directorio de la Fundación Banco de Ojos Fernando Oca del Valle.

¿Qué proyectos se llevan a cabo desde la Comisión de Acción Social de la ARP?

Con el importante apoyo de mi esposo que era presidente de la Fundación de la ARP FUNDARP, hemos trabajado en la logística y finanzas ayudando a la iglesia en 2015 para la histórica visita del Papa Francisco al Paraguay.

Recientemente, con la Arquidiócesis, instituciones del Gobierno, la Municipalidad de Asunción y la sociedad civil, hemos formado la Mesa Nacional de Asistencia desde la que ayudamos con víveres y otras formas a las familias damnificadas por las inundaciones.

Hemos celebrado con regalos y diversiones diversas en la semana de la Fiesta de los Reyes Magos a más de 15.000 niños/as damnificados; llevamos a 4.000 niños/as al cine y actualmente estamos llevando a estos niños/as a la cancha a ver los clásicos del fútbol nacional. Es una forma de proporcionarles alegría y esparcimiento y también a sus familias, en medio de su sufrimiento. Sabemos que la alegría en la infancia es demasiado importante, mostrarles lo lindo y la bondad que existe. Gestionamos numerosas donaciones para transportarlos con seguridad y darles alimentos durante estas actividades.

¿Cómo valoras tu aporte a las mujeres rurales e indígenas? ¿Cómo cambiaron tu vida?

Desde el reciente fallecimiento de mi esposo Germán, mi voluntariado de servicio en favor de los más vulnerables ha aumentado y me ayuda a sobrellevar la inmensa pérdida de mi amado compañero de vida. Brindando una pequeña oportunidad al que está necesitado, toda una vida puede cambiar. Ayudando a los demás siempre encontré la felicidad. El amor de esta gente me da mucha energía y alegría, me aumenta la capacidad de amar aún más y también me siento muy amada y bendecida. 

Enlaces de interés

FUNDARP - Vídeos proyectos FUNDARP

Asociación Rural del Paraguay

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Resumen campaña /Flickr FAO Argentina