FAO en Argentina

La mujer de campo, un comodín para todo lo que se precisa

28/10/2016

Las mujeres rurales producen la mitad de los alimentos a nivel mundial. Marcela Inés Chalarreta es una de las miles de mujeres que son responsables de la seguridad alimentaria en Argentina. A sus 52 años, esta chacarera de Luján trabaja en el campo hace 32 años junto a su marido, con quién se casó a los 20 y tuvo dos hijas.

A diferencia de su marido, quién vivió siempre en el campo, Marcela cambió su vida en la ciudad por una vida más tranquila y nos explica cómo es su día a día trabajando la tierra, con los animales y la casa mientras nos invita a un delicioso budín casero de nueces, pasas y fruta confitada que ella misma preparó.

¿Cómo es tu día a día de trabajo?

Me levanto a las 6 am y preparo el desayuno. Mi marido prepara la comida para los animales, se muele el maíz, le ayudo a alimentar a los animales y ordeñamos las vacas. Después hago mis tareas de la casa: limpiar, lavar la ropa…. Preparo la comida para los días que mi marido come en casa. En la tarde trabajo en el jardín, corto el pasto y doy de comer a las gallinas. Encierro a las vacas, cargo el maíz, siembro, atiendo a los proveedores cuando traen los insumos. Son muchos trabajos en uno.

¿Te gusta la vida en el campo?

Sí, me gusta todo: los animales, el campo, la tranquilidad, todo. Tengo un toro que se llama Rulindo.

¿Siempre viviste en el campo?

No, antes trabajaba en una casa de regionales y santería en Luján. A los 16 años me puse de novios, me casé a los 20 y me vine a vivir al campo.

¿Qué extrañas de tu vida de antes?

Extraño tener mi trabajo, mis horarios y mi sueldo. En el campo la vida se ocupa de otra forma.

¿Cuál es el rol de la mujer de campo?

Siempre digo que la mujer de campo es un comodín, siempre donde se precisa y para cualquier problema que surja: cuando se rompe una herramienta, te llaman por teléfono, tenés que agarrar la camioneta...

¿Qué opinas sobre la gente que dice que la mujer ayuda y no trabaja?

Es una forma de trabajo, ya que de otra forma precisarías a otro empleado. En la casa siempre hay que estar. Una no saca la cuenta del trabajo que es; ser ama de casa, cuidar a los chicos, estar siempre para todo, por si te llaman para cargar, cuando es la época de sembrar la soja levantarte más temprano. Es un gran trabajo.

¿El trabajo en el campo es sacrificado?

Uno es muy esclavo en el campo. Comen todos los días los animales, hay que darles de comer, llueva o truene. Es una forma de trabajo, ya que de otra forma, necesitaríamos a otro empleado. Lo hago de una forma normal. La época de siembra de la soja te levantas muy temprano.

¿Qué otras tareas haces?

Tengo que empezar mi tarea en la casa, limpiando lavando ropa, todo lo que hace una mujer en casa, es un trabajo que hay que hacer.

¿Tu marido comparte con vos las tareas de la casa?

Por suerte, mi marido no tiene problema para darme una mano. Si tiene que planchar, lavar los platos o ayudarme a lavar ropa, lo hace. Su madre murió joven y él aprendió a cocinar y hacerse sus cosas, es muy curioso. Por eso yo colaboro con él en otras cosas. Si fuera un hombre que no ayuda en nada en la casa, creo que me volvería loca, porque con todo lo que hay que hacer, el día no me alcanzaría.

¿Tienes algún hobby?

Me encantan las plantas.

¿Y lo que menos te gusta hacer?

Algo que me molesta de mi marido es que a veces se olvida de cubrir las cosas en la noche y cuando llueve en la madrugada, me toca salir a tapar las bolsas.

En cuanto a tus hijas, ¿cuál fue tu prioridad para ellas?

Tengo dos hijas y mi prioridad era que estudiaran. Una es licenciada en administración y la otra está estudiando abogacía en capital. Todos nos sacrificamos. La educación que ellas tienen es algo que nadie se lo puede quitar: una herencia que nadie te puede robar. La educación es fundamental para todo en la vida. Después cuando sean grandes, que ellas decidan.