Fatima, una apasionada y valiente mujer de 48 años, ha pasado toda su vida en Beliones, una pequeña aldea pesquera de Marruecos enclavada al pie de montañas que dan al mar Mediterráneo. De niña solía pescar con su padre y, más tarde, se casó con un pescador. Como otras mujeres del sector de la pesca en pequeña escala de su comunidad, Fatima siempre proporcionaba apoyo esencial a los pescadores de este entorno predominantemente masculino, por ejemplo, reparando redes y limpiando embarcaciones.

Cuando su marido murió, Fatima tuvo que mantener a sus tres hijos. El único paso lógico que se le ocurrió fue seguir de algún modo con la pesca, así que, con la ayuda de otras mujeres de la aldea, eso es lo que hizo. A pesar del hecho de que la mayoría de ellas nunca antes había pescado desde una embarcación, y de la sorpresa considerable de los pescadores locales, pusieron en marcha la cooperativa pesquera llamada “Belyounech Wave”.

Los habitantes de Beliones solían ir a trabajar a Ceuta, ciudad española ubicada en el lado africano del estrecho de Gibraltar. Cuando surgió la enfermedad por coronavirus (COVID‑19), se cerraron las fronteras y muchas personas perdieron sus trabajos. Esta situación hizo que los nuevos empleos creados por la cooperativa fueran todavía más valiosos. Actualmente, más de 20 mujeres trabajan en Belyounech Wave, encargándose de cada parte del proceso de pesca, desde la embarcación hasta la mesa, y el negocio está prosperando. A escala mundial, 45 millones de mujeres se dedican a la pesca en pequeña escala, lo que supone cuatro de cada 10 pescadores y trabajadores de la pesca.

La cooperativa también se ha beneficiado de la capacitación y el apoyo proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca Marítima, Desarrollo Rural, Agua y Bosques de Marruecos, que ha puesto en marcha recientemente una iniciativa nacional encaminada a aumentar el valor de los productos de la pesca en pequeña escala. Los ingresos adicionales generados por las mujeres benefician a todos los habitantes de Beliones.