FAO en Bolivia

Atención a los pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia

19/08/2020

Para la FAO es fundamental reconocer que los pueblos indígenas han logrado preservar la agrobiodiversidad que hoy alimenta a la humanidad

Theodor Friedrich, Representante de la FAO en Bolivia

La pandemia por COVID-19 y la quema de bosques suman amenazas a los pueblos indígenas de Bolivia, principalmente a los que habitan las tierras bajas del país. Urgen respuestas estructurales, porque esta situación, sumada a sus condiciones de pobreza y limitaciones para el acceso a la salud, información y servicios básicos, entre otras necesidades fundamentales, podrían afectar severamente su supervivencia y, por ende, la seguridad alimentaria de estos pueblos y de la humanidad.

El gobierno nacional ha planteado un Plan para mitigar efectos del COVID-19 en pueblos indígenas originarios, con acciones y estrategias para la disminución de las consecuencias de la enfermedad. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebra esta medida y llama a que su implementación llegue prontamente a los pueblos de Beni, Pando y Santa Cruz, donde se encuentra la mayoría de las naciones indígenas; y que sea respetando su derecho a la autodeterminación, incluyendo representantes, líderes y autoridades tradicionales en los comités o entidades de respuesta a la pandemia, obteniendo su Consentimiento, Libre, Previo e Informado durante la emergencia como en las acciones posteriores.

Para la FAO es fundamental reconocer que los pueblos indígenas han logrado preservar la agrobiodiversidad que hoy alimenta a la humanidad, sin embargo, sus índices de inseguridad alimentaria y su pobreza solo muestran desigualdades preexistentes, discriminación, falta de reconocimiento e invisibilidad. Estas condiciones se han prolongado durante siglos y son factores agravantes de la crisis actual y sus efectos socioeconómicos.

La Política de la FAO sobre Pueblos Indígenas y Tribales (2010) reconoce que los sistemas agroalimentarios desarrollados por estos pueblos, sus dietas tradicionales y sus sistemas de producción y gestión sostenible de los recursos naturales constituyen un patrimonio de valor incomparable para alcanzar un mundo sin hambre.

Es en ese sentido que a nivel mundial la FAO convoca a los gobiernos a intensificar las medidas de protección para detener la invasión de los territorios indígenas por parte de productores externos, ganaderos, industrias, mineros, empresas privadas y otros actores, que pueden tomar ventaja de la presente situación de crisis sanitaria. Y esto incluye la generación de focos de fuego que puedan tener que ver con el objetivo de ampliar la frontera agrícola.

El país ha hecho un importante recorrido hacia el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y ha venido abriendo importantes espacios para la superación de la vulnerabilidad y los rezagos impuestos por el proceso histórico de privación de sus medios de vida. No podemos permitirnos un retroceso, principalmente para los pueblos indígenas de las tierras bajas que dependen de sus propios sistemas alimentarios, del bosque, del funcionamiento de los ecosistemas y otros entornos propicios para sus medios de vida; y que son custodios de la agrobiodiversidad que alimentará al mundo ahora y en el futuro.