En la celebración del Año Internacional de las Legumbres, proclamado por Naciones Unidas, autoridades llamaron a revertir la disminución de la ingesta de este tipo de alimento en la dieta de los chilenos. En promedio, en 2015 solo se consumieron 800 gramos de lentejas y 200 gramos de garbanzos al año por persona.

Una invitación a consumir más legumbres hicieron esta mañana la Representante de la FAO en Chile, Eve Crowley, el Ministro de Agricultura, Carlos Furche y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, en el marco de la celebración del Año Internacional de las Legumbres 2016.

El anuncio se realizó en el mercado Tirso de Molina, donde las autoridades estuvieron acompañadas del chef Gonzalo Martínez y la nutricionista Sofía Bustos de la ONG Actuemos, junto con alumnos de gastronomía del liceo Arturo Alessandri Palma, quienes presentaron diversas alternativas de consumo de este cultivo rico en proteínas, hierro y fibra.

Durante la actividad, la representante de la FAO en Chile destacó que “las legumbres son casi semillas milagrosas, ya que ayudan a la nutrición humana, la alimentación de animales y cuidado de los suelos. Además, es un alimento asequible para poblaciones con poco ingreso y producido por agricultores de pequeña escala”.

“Las legumbres tienen tantos beneficios nutritivos y medioambientales que lo vemos como parte de una estrategia para mejorar nuestros sistemas alimentarios. Por eso decimos que es una semilla nutritiva para un futuro sostenible”, añadió Crowley.

Por su parte, el Ministro de Agricultura manifestó que “nuestro país tiene una larga tradición de producción de legumbres -porotos, lentejas y garbanzos- que ha ido disminuyendo durante el último tiempo y esta iniciativa tiene la intención de mostrar que hay múltiples manera de preparar y de consumir las legumbres para hacerlas más atractivas”.

Además, el Secretario de Estado explicó que este alimento muy económico para las familias del país posee un conjunto de virtudes tanto para la alimentación como para el medioambiente.

“Son parte de un tipo de planta que fijan nitrógeno en el suelo, que disminuyen la huella de carbono, en un contexto de cambio climático es apropiado, oportuno potenciar nuestra producción de leguminosas y además tienen otra característica adicional y es que son esencialmente producción hecha por pequeños productores de la Agricultura Familiar Campesina”, dijo Furche.

En tanto, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, destacó que tanto en el mercado Tirso de Molina como en La Vega, ambos recintos ubicados en su comuna, se puede encontrar una gran variedad de leguminosas para el consumo de las familias. “Además, tengo una cercanía personal, debido a mi ascendencia. Estos alimentos fueron la base de mi alimentación y contienen una gran cantidad de elementos beneficiosos para la salud”, valoró.

Legumbres en Chile
El consumo per cápita de las principales leguminosas en Chile ha disminuido a una tasa media anual de -2,7% en la última década y en promedio los chilenos solo comen 800 gramos de lentejas y 200 gramos de garbanzos al año.

Una explicación es el cambio de hábitos de consumo de la población nacional, debido a la sustitución de proteína vegetal por proteína animal, producto de un mayor ingreso per cápita en el país y el acceso de fuentes de proteína de mayor precio.

El poroto, la lenteja, los garbanzos y las arvejas han mostrado una disminución en su consumo en la última década. Llama la atención que todas estas leguminosas, con excepción de la arveja, han tenido su mayor descenso en el consumo en los últimos cinco años, informó la FAO.

Un alimento completo
Las legumbres son esenciales para una sana alimentación. Aunque son pequeñas, están repletas de proteínas, conteniendo el doble de las que hay en el maíz y tres veces más que en el arroz.

Cuando se comen junto con cereales forman una proteína completa, la cual es más barata que la proteína de origen animal, y por ende más accesible a familias con menores recursos económicos.

Además, las legumbres no sólo contribuyen a la alimentación saludable, sino que también son una fuente de ingresos para millones de agricultores familiares, quienes las siembran en alternancia con otros cultivos por su capacidad de reponer el nitrógeno de la tierra, mejorando la sostenibilidad de la producción.

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