El campo con ojos de mujer
Lideresas de Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario y Rural, PIDAR
Ellas son Carmen Rosa, Ana Milena, Diadira Esperanza, Sandra Iveth, Flor Alba y Nidia Ruby. Algunas casadas, otras no, algunas con hijos y otras con nietos, quizás se conocen, pero lo más probable es que no; en todo caso, las seis son lideresas exitosas de Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario y Rural, PIDAR -en Magdalena, Boyacá y Huila- en un mundo donde el machismo todavía no es historia del pasado.
Son campesinas, actualmente se dedican a la producción de papa, de leche, de café o inician la producción de miel orgánica, dirigen asociaciones de productores y han logrado mantenerse porque tienen en común un estilo que las caracteriza: “todo con respeto se puede decir”. El caso es que están tan posicionadas que nadie se atreve a cuestionarlas porque desde que se instalaron en el poder lograron gestionar tal cantidad de avances que están a punto de escribir una nueva página en la historia del campo del país.
Carmen Rosa Gil Sánchez tiene cuatro hijos entre los 18 y 23 años. En su finca, además de papa, siembra zanahoria, arveja y ahora, “pasto para las vacas como nos enseñaron”. Su llegada a la asociación fue un punto de quiebre: “me llamaron, yo estaba en Duitama, me dijeron que fuera a una reunión que era importante”. En la reunión no solo querían que asistiera, sino que fuera integrante de la junta directiva y de una vez la presidenta de la ASOPAPS[1].
Si le preguntan por el machismo contesta sin vacilar “esto es de perseverancia. Hay que tener los pantalones bien puestos, las faldas bien amarradas, el corazón de madre y la palabra de padre”. A Carmen Rosa ahora le preocupa más el futuro de su asociación: “Mi sueño como productora y para mi Asociación es tener una bodega, ser productora de semilla; producirle nuestra semilla a nuestro departamento”. El resto, lo del machismo, ya lo sabe manejar.
En Pital, Huila, las mujeres cafeteras salieron de sus casas para hacerse cargo de su futuro. De eso da cuenta Ana Milena Valencia representante legal de la Asociación de Mujeres Cafeteras del centro de Huila, núcleo El Pital y Agrado, que representa a 27 mujeres y hoy se enorgullecen de haber logrado sacar su sueño adelante: sembrar y producir café de calidad.
Ana Milena vive en la vereda San José de El Pital con su esposo, su suegra y su hijo. Allí, además de café, tiene plátano, yuca, naranja, limón y aguacate. Para poder asistir a las reuniones de la asociación debe comenzar su jornada desde la madrugada para dejar los alimentos preparados -incluso el que llevan a las reuniones-, los hijos organizados y a un esposo que cada vez comprende más que su compañera es parte de la economía del hogar y ejerce un rol de liderazgo en los procesos productivos de la comunidad. Hoy cuentan con su propia marca de café Mucahui (Mujeres Cafeteras del Centro del Huila). El sueño, dicen, es que puedan vender directamente el café.
La historia de Diadira Esperanza Riaño Peña es bien distinta. No es productora, ni siquiera tiene una finca con una huerta casera, pero dirige COOCAMPO[2] de Chiquinquirá, la cual representa a otras 28 asociaciones del proyecto de Compensaciones Leche, con más de 130 afiliados y en donde ella ha sido pieza fundamental para gestionar recursos y beneficios para los afiliados que trascienden la intervención del convenio.
Su gerencia ha sido de tal magnitud que ha logrado que hoy el 40% de los afiliados sean mujeres, que el 14% de las personas vinculadas laboralmente a la cooperativa sean mujeres y que ellas se reconozcan así mismas como parte fundamental de la cadena de la seguridad alimentaria. “Hemos buscado que la mujer participe y que sean autosuficientes”.
En Bonda, Santa Marta, está Sandra Iveth Palacios Martínez representante legal de Cooagronevada[3] productora y exportadora de café, cacao y productora de miel orgánica. En representación de la asociación ha estado en Estados Unidos, Alemania y Suiza presentando el café y cacao y ya tienen una nueva línea de negocio con la miel.
Para Sandra Iveth la participación de la mujer es “con voz y voto” y en eso asegura que ha basado la gestión en la asociación, pero también participan activamente en la venta de productos, en la contabilidad, en los comités y “en todas las decisiones que tomamos”, está convencida que todas las mujeres “somos capaces de lograr lo que queremos independiente del lugar donde nos encontremos”
La historia de Flor Alba Rodríguez Zamora de AGROPASA[4], tiene otro acento. A ella la sangre de líder le fluye como río desbocado. Madre de 9 hijos -tienen entre 5 y 23 años-; convencida que la educación es la salida estudió hasta donde le alcanzó la plata, tiene una finca en Samacá donde siembra zanahoria, arveja, quinua y por su puesto, papa.
Habla con propiedad del precio de la papa, de lo difícil que es administrar un tractor y de las ganas que tiene de aprender a manejarlo. Ella es la representante legal de AGROPASA, en la actualidad es tesorera del comité municipal y departamental. Y dentro de sus logros está el que formuló un proyecto de producción que le valió ganarse un viaje a Italia a conocer una fábrica de papa.
Confiesa que al esposo le ha tocado irse adaptando a esa actividad de lideresa y que está respaldada por sus hijas. “Yo me he ganado el respeto porque cumplo mi palabra”, afirma y agrega que su gran preocupación es el acceso a la tecnología que no permite que el campesino progrese: “aquí todavía hay muchos que usan el celular flecha y no saben de lo que se están perdiendo”. Ella tiene visión de futuro y se nota que su camino está creciendo.
La otra lideresa de este grupo es la médica veterinaria Nidia Ruby Fainea Pineda, representante legal de la ASOAGROMOT[5] dedicada a la producción de leche, vive con su hija de 8 años y con sus padres.
A diferencia de sus colegas, a la médica no le creyeron mucho los hombres que la asociación tuviera futuro. El argumento de ellos fue: “si no pudieron los hombres, qué van a poder las mujeres”. Y ahora, dice con orgullo, “el 40% de quienes participan son mujeres y realmente nos esforzamos porque haya más mujeres vinculadas. Aquí la mujer trabaja mucho, está en labores desde las 4 a.m. y tiene poco reconocimiento”. El punto es que lo logró. “pero lo que más nos ayudó fue el empoderamiento que nos permitió reconocernos por lo que estamos haciendo, por nuestra buena labor y por nuestro trabajo en equipo -si todos ponemos un poquito nos va a ir mejor”. ¡Y no se equivoca!
Contacto de prensa:
Nancy Villescas Sánchez
[1] ASOPAPS. Asociación de Productores de Papa y otros productos agrícolas del municipio de Samacá
[2] COOCAMPO Cooperativa Multiactiva de Campesinos Emprendedores de Boyacá. 135 AFI
[3] COOAGRONEVADA. Asociación de caficultores y agricultores de la Sierra Nevada de Santa Marta
[4] AGROPASA Asociación de Papicultores de Samaca Agropasa La Libertad
[5] ASOAGROMUT Asociación de Productores Agropecuarios y Campesinos de Santa Cruz de Motavita