FAO en Colombia

ADR y FAO: intervenciones desde los ojos de la comunidad Embera - Katio

22/10/2018

‘Ustedes sí vienen con el corazón limpio’, dijo el Jaibaná –líder espiritual- y a partir de ese momento se abrió la puerta de la confianza entre la comunidad indígena Embera Katio y el equipo de profesionales del convenio Agencia de Desarrollo Rural (ADR) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) quienes tenían la misión de apoyar técnicamente a 145 familias en la producción de plátano, cacao y maíz.

No fue un trabajo fácil y requirió recurrir a la experticia de FAO en la realización de intervenciones con enfoque étnico para establecer un diálogo donde primara el respeto por las tradiciones y la cultura de la región.

La iniciativa consiste en implementar dos Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario Rural  (PIDAR), en comunidades indígenas Embera Katio del Alto de Andagueda pertenecientes al municipio de Bagadó, Chocó. El acompañamiento implica el establecimiento de sistemas productivos para plátano, cacao y maíz. Un PIDAR se lleva a cabo con las familias que viven en las veredas Alto Palmira, La Esperanza, Santa Isabel y el otro con las comunidades de El Salto, Quebrada Monte e Iguanero.

Vale la pena mencionar que esta región está catalogada como la más lluviosa del mundo. Se registran 12 mil mililitros de precipitación al año, mientras que en ciudades como Bogotá se presentan entre 500 y 800 mililitros de precipitación al año. En esa zona no hay servicio de luz, de agua, de alcantarillado ni vías de acceso. Sí hay presencia de grupos armados y áreas con minas antipersonales. Las familias son numerosas, se registra un promedio de 5 hijos por familia y su dieta se basa en maíz chococito, plátano primitivo, papa china y carne de monte.

El acceso a la región es bastante complicado. Se requiere de más de 8 horas a lomo de mula para llegar al primer sitio de intervención. En algunos lugares es necesario hasta dos días.

La intervención del convenio ADR – FAO es resultado de un fallo de la Corte Constitucional que ordena la intervención en esas comunidades para ayudarlas técnicamente en la producción de los tres productos.

El primer paso para ganarse la confianza de la comunidad consistió en construir con ellos una cartografía que les permitiera reconocerse a ellos mismos y que le diera información clave a los profesionales del equipo ADR – FAO.

A los indígenas se les pidió que dibujaran un mapa de su comunidad donde apareciera lo que ellos consideraban importante de su entorno. El mapa descriptivo permitió identificar que toda la vida gira en torno a la cancha de futbol. Ese es el centro de la vida social. El juego es parte importante de la vida en comunidad. También ocupan un lugar valioso las Tierras Sagradas que son terrenos donde habitan los espíritus y por lo tanto ellos no pasan por allí, ni siembra ni viven porque ‘les puede pasar algo’, según sus propias palabras.

El segundo elemento de la cartografía fue identificar la cercanía de las instituciones, autoridades o cualquier tipo de organización en la zona. El resultado de este mapa organizativo o mapa de actores fue concluyente: no hay presencia fuerte de ninguna institución en la zona. Ellos identifican la escuela, un puesto de salud, ICBF, Ejército, Iglesia, algunos grupos ilegales y minería ilegal

Con la última cartografía se invitó a las comunidades a que dibujaran una linea de tiempo con los meses del año y allí identificaran los tiempos de cosecha, cacería y pesca, asi como las fiestas tradicionales de la región.

La intervención

A partir del momento en que las comunidades confiaron en los recién llegados, se abrió el espacio para hacer la intervención que tuvo dos líneas. En la primera, la producción se les capacitó técnicamente para el cultivo de los tres productos: maíz, plátano y cacao. También se les enseñó a preparar abonos e insecticidas con insumos biológicos teniendo como fundamento la agroecología y sin ningún riesgo químico o biológico y fumigadoras de espalda. Se les entregaron herramientas como guadañas, semillas, machetes, palas y todo lo necesario para la creación de sistemas productivos.

Para la intervención se agruparon a las veredas en dos zonas. La zona 3 quedó conformada por las veredas Alto Palmira, La Esperanza, Santa Isabel. Allí los materiales fueron transportados a lomo de mula, en caminatas hasta de ocho horas. La presencia del Jaibaná en la zona permitió que se contara con una participación activa de los indígenas. Allí se capacitaron como promotores locales a tres líderes de la comunidad, incluido el Jaibaná. Ellos tuvieron que aprender a usar celular para poder enviar fotografías con información sobre los avances de los sembrados y solicitar apoyo técnico.

La zona 2 quedó conformada por las veredas El Salto, Quebrada Monte e Iguanero. Allí el traslado de materiales tuvo que hacerse por canoa y a veces el recorrido entre uno y otro punto demoraba días. El material llegó a un punto específico y de allí los indígenas los llevaron a la escuela donde hicieron la repartición entre las familias que hacen parte de la intervención. Es una zona con muchas vulnerabilidades, así que se solicitó la realización de campañas de salud en el sector.

La segunda línea de intervención es el fortalecimiento organizativo. Se utilizó la metodología del arbol de la vida con el fin de asociar las condiciones de un lider a lo que representa un árbol en la naturaleza: da frutos, da cobijo, recibe a otros, da madera, protege, da vida. El ejercicio buscó generar comprensión alrededor de la fortaleza que tienen las organizaciones unidas frente a las acciones aisladas.

La intervención de la alianza ADR – FAO culmina en diciembre y para esa fecha se espera que ya las familias estén cosechando los frutos de todo el trabajo técnico realizado. No obstante, todavía hay mucho que hacer en la región para atender las necesidades de salud, educación y empleo.

La Ley de Origen

Actuar en comunidades indígenas con enfoque diferencial implica tener un conocimiento de lo que para estas poblaciones significa la Ley de Origen. Esta es “la ciencia tradicional de la sabiduría y del conocimiento ancestral indígena para el manejo de todo lo material y lo espiritual. Su cumplimiento garantiza el equilibrio y la armonía de la naturaleza, el orden y la permanencia de la vida, del universo y de los Pueblos Indígenas guardianes de la naturaleza. Asimismo, regula las relaciones entre los seres vivientes, desde las piedras hasta el ser humano, en la perspectiva de la unidad y la convivencia en el territorio ancestral legado desde la materialización del mundo”

Para los indígenas, las comunidades que cuentan con un guia espiritual son más afortunadas porque están acatando la ley de Origen. Así mismo, cuando el hombre no respeta la naturaleza, ésta deja de ser la protectora para convertirse en una región donde no hay prosperidad. Para los embera Katio es claro que los bombardeos hechos a los grupos ilegales, el desplazamiento forzado de comunidades indígenas, la occidentalización de algunos de sus miembros y la ausencia de un guia espiritual son caracterìsticas de una comunidad a la que la Naturaleza ya no proteja y por eso algunas comunidades no prosperan porque perdieron la Ley de Origen.

Si bien todas las comunidades están en condiciones de extrema pobreza, Iguanero es la comunidad más pobre de todas: no hay peces, se acabó la cacería, se pierden las cosechas con mucha frecuencia, la población tiene parásitos, enfermedades en la piel y no tienen Jaibaná. Para sus vecinos, ellos perdieron la Ley de Origen y la madre naturaleza los tiene castigados por los bombardeos durante los combates contra los grupos ilegales, por la minería ilegal, por la occidentalización de quienes fueron desplazados y ahora regresaron. Para las comunidades la solución es contar con un Jaibaná que los ayude a recuperar el equilibrio desde la espiritualidad.

Los equipos ADR – FAO pudieron constatar la pobreza de esta región pero entregaron, como a las demás familias, el apoyo técnico para la producción y el fortalecimiento de capacidades.

El propósito último es que todas las familias cuenten con alimentos para subsistir. Hoy cada familia está sembrando una hectárea de plátano y ya sembraron el cacao y el maíz. Cuentan con los elementos y están trabajando como organización.

Esto se logró en el momento en que se sentaron con los mayores y el Jaibaná y nos dijeron:  “ustedes si vienen con su corazón limpio, ustedes lo que está diciendo sí es verdad y van a cumplir”. A partir de ese momento fueron todos una sola comunidad.

 



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