FAO en Colombia

6 libros recomendados para entender el problema de tierras en Colombia

10/12/2018

Algunas de los expertos que más han estudiado el campo en el país nos compartieron sus textos y fragmentos de cabecera. Este es el resultado.

¿Por qué la tierra en Colombia le pertenece a unos cuantos? ¿Quiénes se la han disputado y quienes se han quedado con ella? ¿Por qué los monocultivos y la ganadería extensiva consumieron los territorios? ¿Por qué el campesino raso se anima cada vez menos a sembrar los campos? 

Muchas de las respuestas están en libros e informes. Estudiosos de los conflictos territoriales de este país, de asuntos agrarios y de los liderazgos en el campo las han documentado con detalle desde el siglo pasado. Otras han quedado registradas en páginas literarias, convertidas en metáforas que dan cuenta de la complejidad que hay en la discusión por lo rural en Colombia.  

Convencidos de que en las bibliotecas de los expertos se encuentran valiosos tesoros para descifrarnos, consultamos a seis de las personas que más conocen sobre desarrollo rural y les fisgoneamos sus libros en busca de sus más preciados fragmentos. 

Exministros/as, líderes y académicos nos dijeron cuál es uno de sus textos de cabecera para entender el problema de la tierra en Colombia. Con ellos armamos esta biblioteca esencial que no puedes dejar de leer.


1. La reforma rural, una deuda social y política

Autor o autores: Absalón Machado. 

¿Cómo lo encuentro? Centro de Investigación para el Desarrollo, Universidad Nacional de Colombia.

¿Quién lo recomienda? Cecilia López Montaño, Exministra de Agricultura (1996) y de Medio Ambiente (1994). Integrante de la Misión Rural.

Su lectura

La historia del país le ha dejado claro a la exministra que desde hace mucho el problema tomó una dimensión política, pero en la obra de Machado se comprueba que el gran obstáculo es que la clase política se ha apoderado de tal forma de la tierra, que desarrollarla es imposible sin desconcentrarla de ese poder.

“Absalón nos concientiza sobre la urgencia de que los grandes latifundistas paguen impuestos, nos deja claro que está frenada la distribución de la tierra y el pago del impuesto que deben contribuir los que no la usan adecuadamente. Mientras eso no se resuelva, va a ser imposible resolver el problema de la tierra en Colombia”, concluye López. 

Un aparte esencial 

“¿Cuál es el problema de la tierra en Colombia? En la respuesta a esa pregunta es fácil caer en la confusión entre las causas y las consecuencias del problema. Por lo general se dice que el problema de tierras es su alto grado de concentración y las pocas facilidades de acceso a ella por parte de pequeños productores. Ello se manifiesta en indicadores estadísticos como la evolución y magnitud del índice de Gini de tierras, o en la existencia de un número apreciable de campesinos sin tierra que luchan contra los terratenientes por acceder a ella, lo cual origina numerosos conflictos –la aparente consecuencia–. 

Es evidente que la causa del problema no es el índice de Gini, ello es la consecuencia o manifestación de otros factores y procesos que están en el origen del problema. Por ello prefiero no repetir los indicadores estadísticos que todos conocemos sobre el problema de tierras en Colombia. Adopto la opción de referirme más a los aspectos cualitativos del problema en un proceso interpretativo que considero más útil para entender el problema de tierras en Colombia. 

Hoy tienen más valor la tecnología, el capital y el conocimiento como factores productivos y de competitividad, que la tierra. Entonces, ¿por qué la tierra es tan apreciada en esta sociedad y se convierte en un objeto de codicia por parte de las elites? La respuesta a esta pregunta conduce, como veremos, a otro hecho más controvertible que hace menos explicable la codicia por la tierra como bien productivo en sí: la tierra ya no importa mucho para las elites, pues lo que está en juego en el conflicto y en su proyecto de sociedad, es el territorio, no la tierra en sí. La idea del territorio, no la de la tierra, es consustancial al proceso de globalización, pues lo que compite no es una finca sino el conjunto del territorio como unidad social, económica y política. Tener el dominio del territorio y de la población es lo que finalmente importa en el proceso de acumulación global. Por ende, lo que se resalta no es tanto la valoración económica de la tierra como en los años sesenta y setenta del siglo XX o en épocas anteriores, sino su valoración política en términos de su rol en el papel del control del territorio”. (Páginas 189 y 190)


2.  Tierras y conflictos rurales. Historias, políticas agrarias y protagonistas

Autor o autores: Centro Nacional de Memoria Histórica, con la coordinación de investigación de Rocío Londoño. 

¿Cómo lo encuentro? Centro de Memoria Histórica.

¿Quién lo recomienda? José Antonio Ocampo, Exdirector de la Misión para la Conservación del Campo y actual codirector del Banco de la República.

Su lectura 

“Es un texto importante. La mejor historia sobre el tema de la propiedad de la tierra en Colombia”, comenta Ocampo sobre este libro del Centro Nacional de Memoria Histórica, que ahonda en las causas de la concentración de tierra en Colombia desde la Colonia y la Primera República, cuando hubo entregas masivas de grandes extensiones.

Según el economista, mucho se ha escrito sobre las consecuencias de la concentración, pero poco sobre sus raíces. En esa medida, el libro aporta: “comprendiendo la historia del problema, desde la perspectiva de la relación del pequeño campesino con la tierra y cómo esta le ha sido arrebatada desde antaño, se podrán resolver problemas contemporáneos”.

Ocampo se refiere no solo a la concentración, sino a la altísima informalidad de predios, a la expansión de la frontera agrícola, a la necesidad de formalizar y de constituir un fondo de tierras. Temas que figuran en este libro.

Un aparte esencial

“La historia de la propiedad privada de la tierra en Colombia, es sabido, se remonta a la Colonia, época en que los territorios de los indios fueron incorporados al dominio de la corona española. Sobre los repartimientos de tierras en la América española, José Ots Capdequí pone de presente que a partir de 1591 “lo corriente fue (…) que las tierras baldías o realengas se adjudicasen en pública subasta al rematante mejor postor. Para ser admitido a la composición, se exigió que el interesado hubiera poseído y cultivado las tierras, por lo menos durante el plazo de diez años”. (Página 31)


3. Siervo sin tierra

Autor o autores: Eduardo Caballero Calderón.

¿Cómo lo encuentro? Editorial Panamericana.

¿Quién lo recomienda? Absalón Machado, Experto en temas agrarios y profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.

Su lectura

El relato se ubica a finales del siglo XIX y comienzos del XX en Boyacá, donde tuvo lugar un proceso muy grande de fragmentación de la propiedad. Siervo Joya, un campesino producto de la ficción de Caballero Calderón, cuenta los malabares para sobrevivir en una región donde está atado a la tierra a través de la aparcería.  

Su condición, dice Absalón Machado, no es muy distinta a la de un campesino del 2018. “La tierra sigue en manos de latifundistas y empresarios. La mayoría de campesinos son aparceros y arrendatarios con procesos de producción muy atrasados”, explica el economista, y añade que Siervo fue, y aún sigue siendo, una figura que bien refleja la situación de los esclavos de la tierra, una vida de miseria y maltratos.  

A la carencia de propiedad, se le suma al personaje un ambiente de violencia perpetrada por grandes propietarios enlazados con la política (en un tiempo de bipartidismo). “Eso no ha cambiado nada. las fuerzas políticas estaban controladas por los propietarios de la tierra”, insiste Machado, para quien el problema fundamental en Colombia sigue siendo las limitaciones en el acceso a la propiedad por parte de los trabajadores rurales, cuyo modo de vida digna depende de la tierra. 

Una parte esencial

“¿Este pueblo que blanquea allá abajo, dice sumercé? Es Susacón… Yo nací un tirito más lejos, más abajo, en la misma orillita del Chicamocha, al pie de la Peña Morada, en un sitio que llaman la Vega del Pozo. Todo eso pertenece a los patrones de la casa de teja. ¿No conoce mi amo a los patrones? Son gente rica. Mucha peonada tienen, mucha. Y tierra, tierra, más tierra… ¡Cuánta tierra buena y agradecida tienen, por la Virgen Santísima!¡Y uno sin un terrón donde sembrar dos palitos de maíz, como para decir ahí te caigas muerto!”. (Páginas 4-5)


4. Guerreros y campesinos: El despojo de la tierra en Colombia

Autor o autores: Alejandro Reyes Posada.

¿Cómo lo encuentro? Editorial Norma.

¿Quién lo recomienda? Álvaro Villarraga, Director de Acuerdos de la Verdad del Centro de Memoria Histórica.

Su lectura

Alejandro Reyes, abogado e investigador en conflictos por la tierra, tiene mejor que nadie, según Villarraga, una mirada histórica sobre las causas de la concentración de la tierra y el impacto del narcotráfico y de otras actividades ilícitas en esta (desde los años 80 hasta la actualidad).

Según Villarraga, Guerreros y Campesinos ofrece un panorama general sobre el despojo y explica detalladamente la relación entre violencia, poder y territorios, al tiempo que la particulariza por regiones y por departamentos. 

“Alejandro cuantifica el problema de la tierra y construye mapas detallados sobre el problema de la concentración, por actores y por regiones. Es el mejor libro al respecto. Nadie había hecho un ejercicio tan completo”, señala.  

Un aparte esencial 

“La compra de tierras por narcotraficantes ha cambiado los términos del problema agrario colombiano. En primer término, ha contribuido a elevar los niveles de concentración de la propiedad en pocas manos, con el consiguiente aumento del desplazamiento de campesinos a frentes de colonización y ciudades. En segundo término, ha sobrevalorado las tierras, desestimulando con ello el ingreso de empresarios agrícolas y ganaderos al mercado. En tercer término, ha financiado la vinculación de las estrategias públicas y privadas de contrainsurgencia, que les disputan dominios territoriales a las guerrillas y aterrorizan a la población rural, aumentando los niveles de violencia. Por último, ha reforzado una pauta ineficiente de destinación de las mejores tierras del país a la ganadería extensiva, en perjuicio de la agricultura y los bosques. En muchas regiones los narcotraficantes han sustituido a las viejas capas propietarias de la tierra y han deteriorado, todavía más, el escaso liderazgo social en las regiones afectadas”. (Página 77)

“El comportamiento de los narcotraficantes como miembros de élites locales combina su rol como empresarios dinámicos, aspirantes a legitimación y reconocimiento social, y su rol como empresarios criminales, que extienden el uso de la violencia desde las actividades del negocio hacia sus acciones de participación como adversarios sociales o políticos, en conflictos heredados del pasado o generados por su propia actividad”. (Página 78)


5. Concentración y extranjerización de tierras productivas en Colombia

Autor o autores: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura - FAO y Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA).

¿Cómo lo encuentro? FAO.

¿Quién lo recomienda? FAO Colombia.

Su lectura

Este documento, representa un esfuerzo por la FAOCO y la UPRA en Colombia de realizar un análisis histórico de la propiedad de la tierra en Colombia, las medidas favorables para la entrega de tierras y los fenómenos de la concentración y extranjerización de tierras. El texto analiza además variables ambientales, sociales y técnicas, a través del análisis de las Directrices voluntarias de tenencia de la tierra, la pesca y los bosques.

Una parte esencial

En esta perspectiva, se hace necesario identificar el desarrollo histórico de las políticas de ocupación, al menos desde la conformación de la República de Colombia a partir de la vigencia de la Constitución de Cúcuta en 1821, identificado el marco normativo que impacta en la materia a partir de los siguientes criterios de inclusión para el análisis:

• Normas cuyo efecto se traduzca en procesos de concentración de tierras conforme la conceptualización desarrollada en ejecución del proyecto.
• Normas cuyo efecto hayan permitido el acceso a la propiedad de las tierras por parte de capitales extranjeros conforme la conceptualización desarrollada en ejecución del proyecto. 
• Análisis del antecedente jurisprudencial en relación con la concentración de tierras. 18 En el ámbito interno, por ejemplo, en algunos casos, este concepto podría verse reflejado en las exigencias de la buena fe exenta de culpa, aunque es claro que no se trata de una noción igual a lo que instrumentos internacionales establecen como diligencia debida y sus alcances son distintos.
• Análisis de las condiciones de tenencia de las tierras rurales productivas y su relación con los fenómenos de extranjerización y concentración en Colombia. 

Se pueden identificar cuatro periodos que permiten comprender los desarrollos normativos e institucionales en el horizonte de política que representan. Éstos evolucionan con los fenómenos políticos y sociales en relación con el papel que se la da al campo en el modelo de desarrollo. (Página 29, 30 y 31) 


6.  Informe Nacional de Desarrollo Humano 2011: Colombia rural, razones para la esperanza

Autor o autores: PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), con la dirección académica de Absalón Machado. 

¿Cómo lo encuentro? UNPD. 

¿Quién lo recomienda? Diego Herrera, Director del Instituto Popular de Capacitación (IPC),

Su lectura 

Lo importante de este documento de 2011 es que, después de mucho silencio sobre el tema y justo antes de iniciar las conversaciones de paz en La Habana, le dijo al país que el campo existía. En esta medida, dice Herrera, el informe fue clave para plantear la inequidad del campo en Colombia, en un momento crucial de la historia nacional.

“Ese informe nos marcó. Nos mostró que en este país una cabeza de ganado tenía más derecho a la tierra que un campesino, planteó cuántas hectáreas estaban dedicadas a la actividad ganadera y cuántas a la agrícola, qué tipo de concentración había y cuál era la dimensión del uso improductivo de terrenos”, comenta el director del IPC. 

El informe, dice, también ayuda a entender los problemas que acarrean la desigualdad en el acceso a la tierra: Colombia pasó de ser una despensa a depender de la importación de alimentos, y a pesar de que muy pocos campesinos tienen propiedad de tierra, de su actividad agrícola depende el 70 % de la alimentación.

Un aparte esencial 

“Colombia ha presentado un proceso de ‘ganaderización’ del sector rural, entendido como una expansión permanente de la ganadería bovina en la frontera agropecuaria y un uso extensivo del suelo en esa actividad. La información aportada por la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) para el año 2008 indica que, en 25 de 30 departamentos, más del 50% de la frontera agropecuaria está utilizada en pastos, y que en 16 de ellos más del 70% del suelo lo está en ganadería. El fenómeno de la ganadería extensiva es histórico y de alguna manera cultural, y ha sido estimulado por las políticas públicas y el mercado, al permitir que la tierra se considere todavía como un bien especulativo que se acumula para obtener rentas institucionales (valorización) sin mayor esfuerzo productivo.  

El uso extensivo de la ganadería es un problema nacional que afecta las posibilidades del desarrollo humano y rural, en términos de generación de empleo, ingresos, conservación y manejo adecuado del medio ambiente y los recursos naturales.   

También en posibilidades del Estado de obtener mayores ingresos por tributación de la actividad agropecuaria para la inversión en bienes públicos. Ello sin contar la incidencia en la vida nacional y regional del poder político derivado de esa estructura y sus consecuencias para el desarrollo, en la medida en que busca mantener el statu quo en la sociedad rural y en la estructura de la propiedad”. (Páginas 78-79) 


Este artículo fue producido como parte de la alianza entre la FNPI y la FAO para promover el debate sobre la transformación del campo colombiano.