FAO en Colombia

FAO desarrolló primer Taller de Género en políticas públicas relacionadas con sistemas agroalimentarios y seguridad alimentaria y nutricional con las alcaldías de Villavicencio, Acacías, Guamal y Castilla La Nueva

15/09/2020

Contribuir con el cierre de brechas de género y la disminución de barreras de acceso a la oferta estatal por parte de mujeres, hombres, niños y niñas por razones asociadas con el género fue uno de los objetivos de la capacitación que se dictó a los funcionarios/as de las cuatro alcaldías de los municipios que hacen parte del proyecto FAO-Ecopetrol. En el taller se presentó una guía práctica con el objetivo de que las entidades puedan establecer procedimientos para la incorporación del enfoque diferencial de género en los procesos, programas e instrumentos de política de seguridad alimentaria y nutricional.

Con el fin de fortalecer el ejercicio de las instituciones y la sociedad civil en la incorporación del enfoque diferencial de género en la realización del derecho humano a la alimentación, y construir una ruta de trabajo para lograr equidad de género en la agricultura familiar y campesina y la seguridad alimentaria en la formulación e implementación de políticas públicas en la materia, la FAO llevó a cabo el primer taller de género en políticas públicas relacionadas con sistemas agroalimentarios y seguridad alimentaria y nutricional con funcionarios de las alcaldías de Villavicencio, Acacías, Guamal y Castilla La Nueva, municipios que pertenecen al proyecto FAO-Ecopetrol.

Persisten brechas de género muy significativas en materia de desarrollo socio económico que perjudican principalmente a las mujeres. Así lo demuestran las cifras del departamento del Meta, donde según la Encuesta de Calidad de Vida realizada en 2018, la incidencia de la pobreza multidimensional es mayor en mujeres con un 17% frente a un 14.9% en hombres.

En el tema de los derechos sobre tierras protegidas entre 2003 y julio de 2010, el 65% correspondió a hombres y tan sólo un 33% a mujeres (de éstas, el 26,1% son propietarias, el 42,4% poseedoras, el 18,7% ocupantes y el 9,4% tenedoras) de acuerdo con el proceso de restitución de tierras.

“Las brechas son esas posiciones diferentes en las que se encuentran hombres y mujeres donde algunos tienen privilegios y encuentran unas satisfacciones más óptimas en lo social, económico y afectivo, y otras, por lo general las mujeres, son las menos favorecidas. Nosotros asumimos que las mujeres están en todas partes, que tienen todo el poder que querían, asumimos muchas cosas, pero la realidad con datos estadísticos nos dice otra cosa”, señaló Amanda Romo Díaz, líder del Componente Socio comunitario y Enfoque de Género Área de Agricultura Familiar y Mercados Inclusivos de la FAO.

De acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario de 2014, las mujeres son menos analfabetas, pero también son las menos educadas frente a los hombres, es así como el 58.5% tiene básica primaria, el 13.7% no tiene estudios, el 12.6% básica secundaria y tan sólo el 3.1% tiene estudios universitarios y postgrado.

En la conformación de Unidades de Pequeños Agricultores (UPA) la diferencia es evidente. El 61.4% está conformada por hombres y sólo el 26% por mujeres. Las UPA con hombres productores presentan la mayor proporción que declara tener maquinaria para el desarrollo de actividades agropecuarias (27,8 %). En UPA de mujeres productoras, esta proporción es menor (10,4 %). La proporción de UPA de personas naturales que recibió asistencia técnicadurante 2013 fue mayor en las UPA de mujeres y hombres productoras/es (24,8%), en comparación con las de mujeres productoras (13,0%) y hombres productores (18,4%).

Las mujeres de los centros poblados y rural disperso dedican más tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados que los hombres y mujeres de las cabeceras municipales según datos del DANE 2020. “Nosotros como FAO hemos encontrado que entre un 15 y un 20% les pagan menos a las mujeres por un día de trabajo que a los hombres, haciendo la misma actividad, y esto se debe a que detrás de esto está el estereotipo de la fuerza física y la capacidad”, dijo Amanda Romo de la FAO.

En el taller se presentó a los participantes de las cuatro alcaldías municipales una guía práctica para las entidades territoriales con el objetivo de que puedan establecer procedimientos para la incorporación del enfoque diferencial de género en los procesos, acciones e instrumentos de política de seguridad alimentaria y nutricional; así mismo a través de este documento puede iidentificar y atender, de manera diferenciada, las necesidades y problemáticas de las mujeres (en sus relaciones de género) en las áreas estratégicas de la Seguridad Alimentaria Nutricional (SAN) , y coadyuven en el cumplimiento de los acuerdos internacionales y el marco jurídico nacional y local, que protege, promueve y restablece los derechos de las mujeres rurales.

La utilidad de esta guía radica en que es un método de análisis para problemas específicos de género relacionados con la SAN que contextualiza una mirada nacional o global y ayuda a visibilizar la discriminación de género reconociendo desventajas y promoviendo la equidad y la igualdad de oportunidades en temas de sumo interés colectivo contribuyendo con la protección integral de los derechos humanos, entendiendo su conexidad, interrelación, interdependencia y contexto de protección particular para las mujeres.

La guía ayuda a focalizar soluciones a problemas relacionados con el desarrollo rural, que, desde una mirada neutral, no serían resueltos de manera integral y diferencial.

“La FAO les ofrece apoyo a los entes gubernamentales a través de estos talleres de género, con material técnico y acompañamiento especializado, para que construyan políticas públicas con enfoque de género y puedan trabajar seguridad alimentaria y sistemas agroalimentarios que beneficien a toda a la comunidad”, puntualizó Amanda Romo.

 

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