FAO en Colombia

Discurso Julio Berdegué en Conferencia Regional de la FAO

19/10/2020

CONFERENCIA REGIONAL PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 

Trigésimo Sexto Período de Sesiones 19-21 octubre 2020    

Palabras del Subdirector General y Representante Regional de la FAO en América Latina y el Caribe, Julio Berdegué   

En la sesión mesa redonda de alto nivel: Reflexiones sobre el Marco estratégico y los resultados y prioridades en la región de la FAO, y ajustes debido a la COVID-19   

Excelencia Edward Centeno Gadea, Ministro Agropecuario de la República de Nicaragua, Señor Director General de la FAO, Señor Presidente Independiente del Consejo de la FAO, Señor Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria, Honorables Ministros, Distinguidos delegados, Excelencias, Señoras y Señores.  

Concurro a esta sesión de la Conferencia Regional, en nombre de mis colaboradores en las oficinas de la FAO en América Latina y el Caribe, para rendir cuenta por nuestros resultados en cumplimiento de las recomendaciones emanadas de la Conferencia Regional de marzo 2018, en Jamaica.  

Hace más de dos años cerrábamos una exitosa Conferencia Regional en un contexto totalmente distinto. Hoy nos reunimos en medio de una profunda crisis provocada por la pandemia, así como de cara a la compleja tarea de optimizar las contribuciones de nuestras agriculturas, sociedades rurales y sistemas agroalimentarios a una recuperación con transformación, para enfrentar los desafíos del futuro.  

El documento LARC/20/5 y sus anexos, da cuenta de las realizaciones de la FAO en la región en el bienio 2018-2019.  Agradezco los valiosos comentarios hechos por 15 países a este documento.[1] 

Me complace informar a ustedes que hemos dado pleno cumplimiento a la casi totalidad de las recomendaciones emanadas de la Conferencia Regional de Jamaica.  Seguimos trabajando en aquellas pocas que no habíamos cumplido al concluir el bienio anterior. 

El trabajo realizado junto con los 33 Estados Miembros, y con la colaboración de 900 organizaciones aliadas, ha sido positivo.  Pero no podemos estar satisfechos en tanto el hambre, la malnutrición, y la pobreza rural sigan aumentando en la región como lo han hecho en los últimos años, y más aún como consecuencia de la pandemia.  

Quiero presentar a ustedes una visión de conjunto de los desafíos que enfrentamos en la región y de las propuestas programáticas que ponemos a su consideración.  

Déjenme ser muy claro: esta agenda no nace de nuestros escritorios. Nuestro Director General nos pidió realizar un proceso participativo, y nos instruyó a escuchar a los gobiernos y a los sectores que ustedes representan, con atención y con respeto, antes de hablar.  

Así lo hemos hecho.  Comenzamos a preparar las propuestas hace más de un año. Hablamos con cada uno de los gobiernos de los Estados miembros, convocamos a un centenar de expertos, llevamos a cabo 19 diálogos nacionales y sendas consultas a la sociedad civil, al mundo científico y académico, y al sector privado.  

En total, 2756 personas han sido parte de este camino hacia la Conferencia Regional. Durante este proceso nos quedó claro que hay tres preocupaciones ampliamente compartidas:  

  1. Avanzar hacia sistemas agroalimentarios que provean alimentos saludables y nutritivos al alcance de toda la población.
  2. Transitar hacia una ruralidad próspera e inclusiva, sin pobreza y con oportunidades para todas y todos.
  3. Lograr que todo ello suceda asegurando la sostenibilidad ambiental y la mitigación, adaptación y resiliencia climática.   

De esa amplia consulta nacen las tres Iniciativas Regionales que proponemos a esta Conferencia Regional, en los documentos LARC/20/2, LARC/20/3 y LARC/20/4. 

Excelencias: 

La agricultura de nuestra región – englobando en este concepto no solo a las producciones vegetales sino también a la ganadería, la pesca, la acuicultura y la actividad forestal – es un pilar de la seguridad alimentaria mundial.  

Nuestra región es la mayor exportadora neta de alimentos del mundo. La demanda de alimentos se incrementará en 50% al 2050. Además, habrá una nueva composición de dicha demanda, con un fuerte aumento de grupos de alimentos que están entre los productos principales de nuestros campos y mares, además de contribuir a alimentar al mundo, es indispensable provocar un cambio hacia dietas más saludables.  

En las últimas décadas hemos girado hacia un tipo de alimentación asociada a la obesidad, principal causa de morbilidad y mortalidad en nuestra región como ha establecido la ciencia, este es un factor agravante de los riesgos asociados a COVID-19. 

La última edición de “El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo” nos ha alertado que en esta región es demasiado barato comer mal, y es el lugar más caro para comer saludablemente. Es innegable la oportunidad para la agricultura regional que emana de la demanda por productos inocuos, diversos y saludables.  

La región puede concurrir a la próxima Cumbre de los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas, con una visión propia, positiva y optimista de que las transformaciones necesarias, son una puerta al futuro. 

Pero como nos puede enseñar todo agricultor, no basta con aumentar la producción. Urge asegurar mejoras en el comercio y ampliar el acceso a mejores mercados, en especial para la agricultura familiar, la pesca artesanal y la PYME alimentaria. 

No podemos resignarnos a que las tiendas y supermercados en la región estén llenas de alimentos, mientras que millones de personas no pueden acceder a ellos.  

En esta región no hay hambre y malnutrición por falta de comida, sino por la pobreza y las desigualdades que impiden a muchos acceder a una alimentación inocua, diversa y saludable. Para lograr un sistema agroalimentario como el descrito, debemos partir de sociedades rurales prosperas e incluyentes.  

Un campo con oportunidades, para todas y todos. El campo no es solo alimentación. Es también turismo, provisión de agua fresca, paisajes, biodiversidad, energías limpias, y el lugar en el que se realizan múltiples formas de ocupaciones rurales no agrícolas, que son especialmente importantes para las mujeres y los jóvenes. 

Las demandas de las ciudades, los nuevos circuitos de comercio, la digitalización y la tecnología, abren enormes oportunidades de desarrollo y bienestar para las zonas rurales y para las ciudades pequeñas y medianas de nuestras provincias, las que también deben ser reconocidas como parte de la ruralidad, en una concepción moderna de la misma. 

Pero hay que recordar que ya antes de la crisis derivada de la pandemia, uno de cada dos habitantes del mundo rural en América Latina y el Caribe, no se habían beneficiado de esas oportunidades, y viven en condición de pobreza…… En el siglo 21. 

Tras la experiencia de las últimas décadas, no podemos pensar que el crecimiento económico por si solo resolverá este lacerante problema.  Para erradicar la pobreza proponemos a ustedes una estrategia multidimensional. Bajo la Iniciativa Mano de la Mano, la FAO busca asegurar que nadie quede atrás.  

Siguiendo las decisiones del último Consejo de la FAO, que contaron con el apoyo de los Estados Miembros de la región, aspiramos a que esta estrategia se enfoque en los países y territorios más rezagados en cuanto al hambre y la pobreza, bajo la conducción de los propios países y con especial atención a las mujeres rurales, los agricultores familiares y los pueblos originarios y afrodescendientes. 

Todas las acciones que hemos señalado tienen una condición: ser ambientalmente sostenibles. En los meses precedentes hablé con un gran número de ministros de agricultura de la región.  

Todas y todos ellos, sin excepción, mencionaron al menos uno de los siguientes asuntos: agua, tierras, suelos, y cambio climático.  

Hay una comprensión cabal de que la agricultura o será sostenible, o no tendrá futuro. No es una opción, no es un lujo, es una condición elemental que hay que construir hoy cuando hablamos de sostenibilidad a veces pensamos exclusivamente en deforestación, erosión del suelo, sobreexplotación de las pesquerías, pérdida de la biodiversidad, o emisiones de gases de efecto invernadero es decir, la huella ambiental y climática de la agricultura de la región.  

La propuesta que hacemos a ustedes es hacer de la superación de esa huella ambiental y climática, un motor de innovación, de nuevas inversiones, de nuevos y mejores empleos, de más espacio para la agricultura familiar y las PYMES rurales y, en definitiva, de mayor aceptación de nuestra agricultura y de sus productos por los ciudadanos y los consumidores.  

Es decir, mayor competitividad en un sentido más integral: competir no solo por tener productos de calidad, inocuos y a buenos precios, sino también por tener la agricultura más limpia, climáticamente más inteligente, y más resiliente lograrlo no es tarea fácil y debe ser un esfuerzo compartido entre productores y consumidores, con inversiones, con transferencia tecnológica, con acceso a mercados.  

Señoras y señores: 

Para realizar las tres Iniciativas Regionales puestas a su consideración, hay cuatro condiciones que son el soporte de la propuesta de programa regional.  

  • La primera es la innovación tecnológica y la digitalización de la agricultura y de las sociedades rurales. Es imposible avanzar en nada de lo propuesto, sin esta condición. Proponemos fomentar la innovación digital, apoyar los sistemas nacionales de innovación, y facilitar la activa participación de los países de la región en la Plataforma Internacional para la Alimentación y la Agricultura Digitales.  
  • La segunda condición son las alianzas. Reforzaremos nuestra colaboración con la sociedad civil, la ciencia y la academia y con los parlamentarios, y haremos un esfuerzo especial por cerrar el déficit que tenemos de colaboración con el sector privado. La reforma de Naciones Unidas crea mejores condiciones para el trabajo conjunto inter-agencial en apoyo a los países.    
  • Como ha insistido el Director General Qu Dongyu. La tercera condición es una mejor FAO: más cercana a los gobiernos y a los socios, más eficiente, más transparente, con mejor rendición de cuentas, con mayor calidad técnica y con mayor impacto. “Pensar en grande, y ser concretos”, dice el Director General.   
  • La cuarta condición es el financiamiento. Proponemos a ustedes una agenda ambiciosa, y necesitamos movilizar cuantiosos recursos para concretarla. La estrategia que hemos desplegado nos ha dado buenos resultados, pues en el bienio 2018-2019 aumentamos las contribuciones voluntarias en 31%.   

Para el presente bienio, nos hemos puesto la meta de movilizar algo más de 400 millones de dólares, 75% más que en el bienio pasado.  

La cartera de proyectos actualmente en ejecución en la región tiene un presupuesto total de 587 millones de dólares, y nuestra proyección es que la FAO hacia fines del 2024 sea una agencia con un programa con un valor de mil millones de dólares en nuestra región.  

Excelencias, Los escuchamos y esos eran nuestros planes antes del COVID-19.   Ustedes conocen las cifras estremecedoras que miden la magnitud del impacto en vidas humanas, en empleos perdidos, en caída del producto, en hambre y pobreza. Es un golpe que amenaza con provocar retrocesos históricos. 

Hemos hecho los mayores esfuerzos por acompañar a los ministros y a los gobiernos en los primeros meses de la crisis, cuando las dos grandes tareas eran garantizar el abastecimiento de alimentos, y el acceso a los mismos de quienes de un día para otro se quedaron sin empleo.   

Ahora, nuestra atención debe orientarse a asegurar que el aporte de los sistemas agroalimentarios a la recuperación sea sustantivo y sea transformador.  Se trata de salir de la crisis, construyendo una mejor casa común.  

En las líneas fundamentales, no hay nada del programa que creamos que haya dejado de tener vigencia. Sin embargo, bajo el Programa Marco de la FAO de Respuesta y Recuperación al COVID-19, y en cada una de las prioridades antes señaladas, hemos identificado y estamos acelerando los proyectos que tienen el mayor potencial de contribuir a fomentar el empleo, la inversión, la producción, el comercio y el consumo, con transformación.  

Excelencias, amigas y amigos: 

Solo me resta agradecer a ustedes por su invaluable colaboración y su confianza en los más de dos años desde la conferencia en Montego Bay.  La presencia de todos ustedes en esta Conferencia Regional es histórica y es un tremendo respaldo a la FAO, que nos genera una obligación y un compromiso. No los vamos a defraudar

Estaremos escuchando sus deliberaciones con la mayor atención y respeto, pues ellas determinarán el rumbo de la FAO en América Latina y el Caribe en los próximos años. 

Muchas gracias,

 

Julio Berdegué 

Subdirector General y Representante Regional de la FAO en América Latina y el Caribe 

 

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[1] Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, República Dominicana, El Salvador, Guyana, Haití, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay.