En el Día Internacional de las Abejas - Bonda, Santa Marta. 

El 75% de los alimentos que se producen en el mundo necesitan de las abejas (y de los polinizadores), así que quien asuma el desafío de proteger a las abejas está transformando el mundo, como lo están haciendo 55 familias del corregimiento de Bonda en la Sierra Nevada de Santa Marta que tradicionalmente se dedicaban al cultivo del café y del cacao y ahora también son apicultores, protectores de abejas y productores de miel orgánica. 

Sandra Palacios, de COOAGRONEVADA, dice: “decidimos apostarle a la apicultura porque nosotros no usamos químicos -nuestro café y cacao están certificados- esto garantiza la protección y producción de las abejas ya que ellas se encuentran en vía de extinción” y la oportunidad se presentó cuando fueron seleccionados para participar en el Proyecto Integral de Desarrollo Agropecuario y Rural, PIDAR, liderado por la Agencia de Desarrollo Rural, ADR, con el acompañamiento técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO. 

Sandra no se equivoca, el terreno del cultivo de café y cacao era perfecto para la producción de las abejas y también que no se usen químicos. Efectivamente, una de las recomendaciones de la FAO para proteger las abejas es evitar el uso de químicos, pero también hay otros cuidados que todos los cafeteros de Bonda asumieron con entusiasmo. 

Uno de los desafíos fue garantizar que las abejas tuvieran siempre alimento. “Con la ayuda del técnico de la FAO y de los productores elaboramos un calendario floral para saber en qué época del año florecen las plantas y cuándo no van a tener comida las abejas y es ahí cuando el apicultor debe garantizarles el azúcar para subsistir”, explica Sielva Jiménez del equipo territorial de FAO. El trabajo fue interesante pero también sirvió para que lo acomodaran a las condiciones variables del cambio climático. 

“A las abejas hay que tenerles respeto” sentencia Sandra y con esa frase resume los cuidados adicionales que hay que tener: ofrecerles un ambiente natural, acercarse a ellas con la indumentaria adecuada y ser conscientes de que “si le lanzas objetos es muy probable que te piquen. Ellas no atacan, se defienden”. Es por eso que han promovido visitas de niños a los apiarios para que aprendan a comportarse frente a las abejas y sepan que con ellas no se juega. 

Las 55 familias de Cooagronevada, por su participación en el PIDAR cuenta hoy con productores capacitados en el manejo, administración y alimentación de las colmenas para producción de miel y cera, tienen material biológico o pie de cría de abejas e insumos para el mantenimiento y alimentación de 550 colmenas, y, lo mejor, manteniendo su estilo de trabajo orgánico que les ha valido tener sello de Comercio Justo y Calidad Certificada. El gran logro es que ya han producido 225 kilos de miel que están comercializando a través de su página web www.cafecooagronevada.com 

Las colmenas están ubicadas en medio del cafetal, en un lugar apartado y de poco tránsito. Esas son las recomendaciones que hace ONU a todos los apicultores comprometidos con el cuidado de las abejas: reservar algunas zonas como hábitat natural, crear barreras vegetales, reducir o modificar el uso de pesticidas, respetar los lugares de anidación y sembrar atractivos de cultivo alrededor del campo. 

El Día Mundial de las Abejas tiene el objeto de sensibilizar a la humanidad sobre la crisis que afecta a las abejas y los polinizadores que se encuentra en peligro de extinción. Su desaparición afectaría seriamente la alimentación del planeta. 

El mundo necesita más héroes como las familias de Bonda en la Sierra Nevada de Santa Marta. 
 

Contacto de prensa:
Nancy Villescas Sánchez
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Representación FAO Colombia