FAO en Colombia

“La tecnología al servicio de los campesinos, como debe ser”

21/06/2021

Chaparral, Tolima. “Lo que menos me gusta es cuando se me pierde la señal de internet y no puedo escuchar la conferencia o responder la llamada. No me quiero perder nada porque sé que todo es importante para nosotros los campesinos. De resto, todo me gusta”. Así el cafetero Víctor Julio Perdomo describe su frustración mientras mira su celular flecha, el que antes solo lo usaba para llamar y ahora es su aliado estratégico para aprender. 

Él es de Chaparral, Tolima y junto a 3.000 productores de café y cacao de Ataco, Planadas, Chaparral y Ríoblanco participan en el Servicio Público de Extensión Agropecuaria en el marco del Plan Departamental de Extensión Agropecuaria (PDEA) Tolima. 

El proceso de formación es liderado por la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), con la cooperación técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), e implementado por la Entidad Prestadora del Servicio de Extensión Agropecuaria (EPSEA), Unión Temporal AgroTolima, -conformado por la Corporación Los Yarumos y la Organización Tiempos de Paz-. 

Una EPSEA es, según la ADR, una entidad que presta el servicio público de acompañamiento mediante el cual los productores desarrollan sus capacidades, se articulan con el entorno y tienen acceso al conocimiento, tecnologías, productos y servicios de apoyo; “con el fin de hacer competitiva y sostenible su producción al tiempo que contribuye a la mejora de la calidad de vida familiar”. 

Víctor Julio está convencido que por la pandemia, ahora “la tecnología está al servicio de los campesinos, como debe ser” y él lo está viviendo porque en la actualidad, gran parte del acompañamiento técnico, lo recibe en su celular flecha a través de mensajes de texto y audioconferencias. Está tan convencido de las bondades de estar conectado a la red que con sus primeros ahorros pagó la instalación del internet, pero con un propósito específico: recibir las capacitaciones por WhatsApp, porque a raíz de la capacitación sobre Asociatividad pudo ver la posibilidad de cristalizar el sueño de crear una asociación con 15 productores de café “y unirnos para mejorar nuestra vida”, afirma. 

Si bien ese es un sueño que lleva aplazado hace varios años, la participación en el servicio de extensión agropecuaria le dio la confianza y la seguridad para armar el grupo “donde seamos nosotros los que aportemos desde el trabajo para nuestro bienestar y no veamos al Estado como el que nos tiene que dar todo. Nosotros también aportamos”. 

Para Fernando Amórtegui, de la Unión Temporal AgroTolima, la reflexión de Víctor Julio es, en parte, resultado del proceso de fortalecimiento de conocimientos y capacidades y explica: “como parte del servicio de extensión agropecuaria, los productores están recibiendo información y compartiendo saberes sobre temas productivos, asociatividad, acceso y uso de las TICs, manejo de los recursos naturales y participación en escenarios como el Consejo Municipal de Desarrollo Rural. El proceso tiene una estructura en que el productor debe ir asumiendo unos compromisos donde lleve a la práctica lo aprendido, como por ejemplo implementar las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en sus terrenos a través de un plan de mejoramiento; asumir un papel más participativo en los procesos de asociatividad o en la formación de capital social en su entorno o vereda”. 

Esta metodología, destaca Camilo Lastra de la FAO, es un ejercicio integral que busca el intercambio de saberes para promover el desarrollo de capacidades, fortalecer la interlocución del productor con sus vecinos y su territorio y, finalmente, generar soluciones adaptadas localmente a las problemáticas identificadas en conjunto, en el marco de un proceso realmente sostenible. 

“A mi me gustó mucho lo de la comercialización, y sobre todo saber cómo llegar al consumidor, afirma Perdomo y agrega “y eso comienza desde la forma como manejamos los cultivos, los abonamos hasta entregarles un producto de buena calidad al consumidor”. 

Víctor Julio también destacó lo que ha aprendido sobre la asociatividad “ver a la organización como una familia, que allí se puede uno proyectar hacia futuro. Tengo experiencia en ver otras asociaciones que se ponen a trabajar para pagarles las deudas a los bancos o que toman los bienes que les da el Estado y no hacen buen uso de eso. Eso es lo que no se debe hacer. La asociación que queremos es una que nos proyecte, que los consumidores vean el nivel y la calidad de producción que tenemos. Una golondrina no llama agua, pero si nos unimos, si nos capacitamos, si trabajamos y si tenemos algo para vender, ahí si nos van a poner cuidado. Eso nos ayuda a que el campesino no regale su trabajo, yo le pongo el precio porque es un producto de buena calidad”. 

Efectivamente, Víctor Julio y sus vecinos le dieron vida a ASOMULICU y con la asesoría de la EPSEA realizaron la primera asamblea, construyeron los estatutos y ya está legalmente registrada ante Cámara de Comercio. 

Al cafetero de Chaparral también le llamó la atención el conocimiento que recibió sobre el cuidado del medio ambiente. “Yo amo la naturaleza, me gusta mucho y recibimos información para valorar lo que tenemos. Aquí hay muchos ríos y nos capacitaron para cuidar mejor los ríos y los animales. En los folletos nos hablan del sentido de pertenencia y lo que significa la naturaleza para todos. Hay muchas cosas que uno sabe pero que se le habían olvidado”. 

Tanto Víctor Julio como los 3 mil productores recibieron un kit de información de acuerdo con el tipo de celular que manejan: los usuarios con celular tradicional recibieron tres tipos de herramientas. La primera son audios de 5 minutos que reciben a través de los mensajes de texto. El formato del audio varía, a veces se presenta en forma de noticiero, de radionovela o una conversación entre un técnico y un campesino. 

La segunda herramienta son las conferencias con participación de varios productores. Es una clase de audio donde el tallerista explica una temática y los productores participan con preguntas. Para lograrlo, se adaptó una plataforma que funciona con los celulares convencionales o flechas. 

La tercera herramienta de formación son los folletos impresos que cada productor recibe en su finca y que tienen los mismos contenidos que se han enviado en los audios. 

La formación es complementada con visitas a la zona, no tan habituales como podría pensarse debido a la pandemia, pero que buscan aclarar dudas. 

En cuanto a los productores que tienen celular digital, ellos están reunidos en grupos de WhatsApp de entre 15 y 16 personas, reciben infografías en PDF, videos cortos, podcast, convocatorias a salas de audio y cartillas digitales sobre temas de interés agropecuario como cultivos de café y cacao o información diaria con los precios de referencia de los productos agropecuarios.  Adicionalmente se tiene un grupo exclusivo de mujeres líderes orientado a la promoción de la mujer rural. También se realizan visitas a las fincas para resolver inquietudes. 

Pero más allá del uso del celular, lo más valioso es el conocimiento compartido y construido colectivamente. Fernando Amórtegui, de Yarumos, explica que para la elaboración de los contenidos de las temáticas abordadas con los productores se tuvieron en consideración aspectos como el grado de escolaridad, los saberes presentes y la construcción de una metodología basada en el intercambio. 

“Con esta EPSEA uno siente que sí piensan en uno. Uno tiende a pensar que como está en la selva, nadie se acuerda de uno. Pero ese es el problema que tenemos, nos encerramos en nosotros mismos, cuando la verdad es que cuando uno quiere, y nos unimos, todo lo podemos” concluye don Víctor Julio Perdomo.
 

Contacto de prensa:
Nancy Villescas Sánchez
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