FAO en Colombia

4 jóvenes orgullosos de ser campesinos

15/07/2021

Día Internacional de los jóvenes rurales.

No tienen más de 29 años. No se conocen y sin embargo tienen en común que su día a día transcurre entre café, caña, ovejas, gallinas y vacas; entre los estudios como bachilleres, técnicos o profesionales; y entre los prejuicios de quienes los menosprecian por haberse quedado en el campo. Ellos son campesinos y están orgullosos de serlo. Son Ana María, Juan Jesús, Weimar y Andrés Felipe. 

Con ocasión del Día de los Jóvenes Rurales, estos cuatro campesinos aceptaron compartir su opinión sobre qué requiere la juventud del campo para salir adelante, qué no los deja quedar, su propuesta para que los jóvenes regresen al campo y qué tan importante es la tecnología en el sector rural. 

Ellos son hijos de campesinos que hacen parte de los Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario y Rural, PIDAR, una estrategia liderada por la Agencia de Desarrollo Rural, ADR, con el acompañamiento técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, que tiene el propósito fundamental de fortalecer las capacidades técnicas, asociativas, ambientales y comerciales de los productores para que mejoren su calidad de vida. 

Ana María Bermúdez es una trabajadora social que vive en Pacho, Cundinamarca, y en la finca de sus padres se dedica a la producción de ovejas, gallinas ponedoras y tiene una huerta orgánica y cree que la mayor virtud de un joven campesino es que sepa trabajar desde la diferencia. Juan Jesús Tisoy Candoy es zootecnista, pertenece a la comunidad Inga de Santiago en Putumayo, se dedica a la ganadería y al cultivo de mora y está convencido que la cualidad principal de un líder joven campesino es que trabaje por el bienestar comunitario. 

Weimar Tuberquia Rojas vive en Uramita, Antioquia, cultiva caña para la producción de panela, está adelantando sus estudios en el SENA cree que un líder joven campesino debe conocer su trabajo, pero también tener una buena actitud y saber expresarse adecuadamente con los demás.  Finalmente, Andrés Felipe Charry Córdoba, de Gigante, Huila, se dedica a la producción de café, pero también siembra plátano, naranja y limones. Se acaba de graduar de bachiller considera que a un líder joven le tiene que gustar el campo, ser responsable con sus tareas y saber tratar a las demás personas.
 

El estigma de quedarse en el campo 

El campo se está envejeciendo porque los jóvenes no quieren quedarse, pero quienes deciden hacerlo, deben afrontar los prejuicios que rondan en el campo. Ana María lo dice con contundencia: “En los pueblos lo educan con el imaginario de que, si te quedas, fracasas”, de la misma opinión es Andrés Felipe: “la gente dice que, si uno decide estudiar, no es para quedarse; y Juan Jesús coincide en que eso se da “porque hay un mal concepto del trabajo del campo y por eso lo pagan tan mal”. 

Andrés Felipe, el más joven, está convencido de que estas creencias existen porque las nuevas generaciones no han entendido que el trabajo en el campo ha cambiado. “Nuestros padres estaban habituados al trabajo de sol a sol y todos los días. Hoy ha cambiado mucho: tenemos más tecnología, nos capacitan más para poder gestionar mejor la finca y ser más organizados, en fin, hay muchas ventajas y la principal es que el joven que decide hacerlo está trabajando para su propio negocio”. 

A Ana María la falta de oportunidades laborales en su profesión la llevó a regresar: “y no me arrepiento. Esta es otra forma de contribuir y con el uso de internet estoy implementando nuevos procesos en la finca para aprovechar las semillas naturales y nuevos procesos para germinar”. 

Para Juan Jesús, de la comunidad indígena Inga, es claro que el joven tiene que pensarse en términos de emprendedor si quiere permanecer en el campo. “Es muy difícil para un joven conseguir empleo, hay mucha competencia, pero si comenzamos a generar ese espíritu de emprendimiento no solamente vamos a tener, sino que también vamos a generar empleo y un apoyo económico para la familia. Requerimos, por lo tanto, apoyo del Estado para poder generar esa concientización a los jóvenes”. 

Por su parte, Weimar está convencido que la mejor manera es que los jóvenes se unan y formen asociaciones de campesinos donde todos puedan aportar, construir conjuntamente, aprender nuevas técnicas para sacarle el mejor provecho al trabajo en el campo.
 

Para que vuelvan 

Los cuatro jóvenes coinciden en que todo lo que se realice debe estar enfocado en acercar el desarrollo al campo. Ya sea en términos de educación tecnológica, apoyo financiero o tecnología. 

Ana María lamenta que en los sistemas bancarios no haya estrategias para que los jóvenes puedan acceder a créditos, “no hay credibilidad en nosotros porque no creen que podamos cumplir con los compromisos. Esa sería una manera de darnos oportunidades”; mientras que para Weimar la gran dificultad es que las escuelas de formación tecnológica están en la ciudad y no en el campo, y esa es una limitante porque no podemos tener acceso a nuevo conocimiento para mejorar los procesos en la finca, el trabajo y poder producir más eficiente y de mejor calidad. 

Mientras que para Andrés Felipe y Juan Jesús, el tema está relacionado con mejorar la imagen de lo que significa trabajar en el campo. “A los jóvenes hay que motivarlos, dice Andrés Felipe, mostrarles los beneficios de trabajar en el campo: hay más tranquilidad, hay paz, sin preocupación de nada. Uno en el campo es libre y puede tener su propio negocio”. Por su parte, Juan Jesús, señaló: “Hay que generar conciencia en la ciudadanía de que el trabajo del campo es valioso, rinde frutos y ayuda a mejorar el bienestar y la calidad de vida de las familias. Que los jóvenes comprendan que trabajar en el campo es una forma de darle soporte a la vida”.
 

La esquiva tecnología

Los jóvenes coinciden en que el acceso a la tecnología definitivamente es un cambio fundamental para quienes deciden quedarse en el campo. Conectarse a la red marca la diferencia. Ana María ya lo está experimentando: “en el internet hay una información útil para quienes estamos en el campo. Ahora estamos aprendiendo sobre riego automatizado y confiamos en que pronto lo podamos implementar. El internet es muy importante para el tema de la comercialización, abre muchas puertas. El futuro es virtual”. 

De similar opinión es Juan Jesús Tisoy quien está convencido que la tecnología “ayuda a promover lo que se hace en el campo, a visibilizar los productos y a establecer un puente de comunicación entre el campo y la ciudad”. Por su parte Weimar aclara que se trata de acceso a la tecnología “no de tener un computador o un celular sin acceso a internet. Eso no sirve de nada. En cambio, si hay internet podemos estudiar en casa y aprender muchas más cosas”. 

Los 4 jóvenes están convencidos que si se dan las condiciones, su futuro seguirá en el campo.
 

Contacto de prensa:
Nancy Villescas Sánchez
Oficina de Comunicaciones
Representación FAO Colombia