FAO en Colombia

El arte de darle dignidad a la madera

01/05/2022

Con un pedazo de palo de escoba o una estiba abandonada puede elaborarse algo mágico: una guitarra, un chelo o un violín. 

Esa capacidad de agregar valor a la madera de origen legal la tienen los Luthieres, personajes que se dedican al bello oficio de construir o reparar instrumentos de cuerda. 

Unos 250 han sido formados en la Fundación Coja Oficio, dirigida por Enrique Rodríguez, quien no oculta su emoción porque ese nombre siempre genera una sonrisa. 

Rodríguez se siente orgulloso cuando afirma “soy luthier”, capacitado en una escuela formal del maestro Vicente Larraín, quizá el mayor experto en violines, violas y violonchelos. 

Antes de ser luthier, el director de la Fundación Coja Oficio se formó como comunicador social, se especializó en Gestión Cultural y cuenta con una maestría en Gestión y Cooperación Cultural. 

El propósito de su Fundación es estimular a las personas para que se acerquen al maravilloso mundo de los oficios y dentro de ellos a la construcción de instrumentos musicales, que no es simplemente darles forma sino aprender técnicas de barnizado y acabado, acústica, mantenimiento y reparación. 

Un aprendizaje que dependiendo de la mayor o menor complejidad del instrumento puede demorar de cuatro a cinco años. Se puede vivir bien como artesanos, tranquilos y creando empresa cuando eres un magnífico constructor de instrumentos de cuerdas pulsadas, asegura Rodríguez.
 

Luthiers Colombianos, marca registrada

La Fundación Coja Oficio es una Entidad Sin Ánimo de Lucro, constituida en 2013 en Bogotá para desarrollar actividades relacionadas con los oficios y la economía creativa. 

El propósito es que todos “cojan oficio”, incorporando alguna actividad creativa. Su proyecto bandera Luthiers Colombianos - constructores de música, es una marca registrada que incentiva emprendimientos fundamentados en la cadena de valor de la fabricación de instrumentos musicales hechos a mano e impulsa la diversidad musical. En la Costa Atlántica construyendo tambores y gaitas; arpas en los Llanos e instrumentos indígenas en la Amazonía. 

“Focaliza sus acciones hacia artesanos luthiers y población vulnerable. Fortalecemos la diversidad musical, la cultura tradicional, la equidad e innovación social, el respeto por el ambiente y el patrimonio cultural”.
 

Un modelo de cadena de valor 

La fundación está afiliada a FEDEMADERAS y comprometida a trabajar con madera de origen legal como fórmula para combatir la deforestación. 

Buscan convertirse en un cirirí en la tarea de impulsar una cadena de valor en la fabricación de instrumentos musicales e innovar con al menos 10 nuevas especies forestales a través de la Red Faisán, organización regional de Santander, vinculada a la Fundación. 

Recientemente, señala Enrique, apoyados por la FAO en el proyecto Fortalecimiento y promoción de la Red Faisán, líder en la producción de instrumentos musicales de madera legal, con el propósito de apoyar a la industria cultural de la luthería en identificar y obtener materias primas (maderas) sostenibles e innovadoras e incorporarlas en sus productos. 

El consumo de madera de fuentes no sostenibles incentiva la deforestación, limita las posibilidades de crecimiento e impide acceder a nuevos mercados nacionales e internacionales. 

El proyecto se ejecutó en medio de la pandemia de COVID y se alineó con la hoja de ruta para Colombia aprobada por el Comité Técnico de la Unión Europea, Ministerio de Ambiente y FAO, que apuesta por fortalecer mercados legales mediante el cumplimiento de normas, el mejoramiento y la implementación de canales de comercialización, acciones que, a su vez, contribuyen al cumplimiento del indicador de gobernanza forestal del país ante la UE. 

El proyecto también permitió avanzar hacia un modelo de cadena de valor que articula tres eslabones: Manejo Forestal Sostenible; Aprovechamiento y Extracción; Transformación secundaria y comercialización en mercados diversificados nacionales e internacionales.
 

Vivir legalmente del bosque 

A Enrique Rodríguez la pandemia lo cogió en Bogotá dedicado a impulsar una microempresa innovadora: la creación de instrumentos musicales para niños a partir de cáscaras de naranja. Fue así como decidió iniciar una mudanza que lo llevó a Honda, Tolima, donde desarrolla un taller muy bonito para la tejeduría de atarrayas y elementos de pesca. 

Busca enseñar que se puede diversidad: producir mochilas, hamacas, pero también adelantará un proceso de carpintería de ribera para elaborar pequeñas embarcaciones y tejedurías técnicas. 

En un futuro espera reactivar su empresa. “Vamos bien, FAO abre muchos caminos para vivir de la madera legal, hacer parte del gremio forestal es un gran logro. Somos parte de las industrias creativas y también del forestal. 

Queremos vivir dignamente del bosque y entrar a otros nichos de mercado a Europa, Singapur y china. La primera exploración de mercado la están haciendo con la Universidad de Alberta en Canadá. Añoran vivir de darle dignidad a la madera.
 

Tomado de la revista Fedemaderas, edición No. 43.