FAO en Colombia

Plazas de mercado, un escenario de transformación: alimentación saludable, sostenible y autóctona

04/08/2022

Las plazas de mercado, galerías, ferias o mercados centrales, como se conocen en varios países de América Latina, son una despensa de alimentación saludable y tradicional, pero también lugares de encuentro y preservación del patrimonio gastronómico y artesanal. 

Estos espacios reúnen a productores, comerciantes y consumidores en torno a la alimentación y la cultura, evocando aquellas prácticas de ‘ir a mercar’ que abuelos y padres nos han dejado generación tras generación. 

Domingos y sábados, en su mayoría, eran el día familiar de ir al mercado para abastecerse de los alimentos que se iban a necesitar en casa; sin embargo, con el paso de tiempo y la incursión en la tecnología, las visitas a las plazas son cada vez menos frecuentes. 

En la actualidad es común ver locales vacíos que los comerciantes han dejado debido al cambio en la dinámica del mercado y también, con mucho peso, por los largos periodos de confinamiento que dejó la pandemia. 

Y es que, en efecto, la pandemia ocasionada por el COVID-19, ha sido un episodio que aceleró la innovación e inclusión de la tecnología en el mercado de alimentos, y que hoy plazas y centros de abastecimiento ya han incorporado para atender a sus consumidores. 

Así como también se ha propiciado un cambio, atendiendo al llamado y nuevas tendencias de consumo responsable y sostenible que las generaciones más recientes vienen haciendo, desde la toma de decisiones frente a la alimentación. 

Tal es el caso de varios de estos espacios vinculados a la Asociación Nacional de Galerías y Plazas de Mercado (Asoplazas), seccional Antioquia, quienes han incorporado elementos de innovación, sostenibilidad y diversidad, tanto en su atención presencial como en la apuesta virtual. 

Motivados por hacer de las plazas de mercado espacios de reencuentro y atención al cliente del más alto nivel, iniciaron un proceso de actualización haciendo adecuaciones a sus instalaciones, incluyendo mayor diversidad de productos alimentarios y transformándose en escenarios de formación para los comerciantes y visitantes. 

Asoplazas ha incorporado en su funcionamiento el modelo de ‘Ecoplazas’ o plazas ecológicas, que reúne componentes de infraestructura con diseños bioclimáticos, saneamiento básico, manejo de residuos y el ajuste a normas de bioseguridad; un componente socio-ambiental, dentro del que se destacada el acompañamiento y la responsabilidad socioempresarial, así como la formación en soberanía alimentaria, planes de ahorro, energías limpias y educación ambiental, y servicio al cliente. 

Otros componentes que contempla el modelo de ‘Ecoplazas’ es el de administración con el que se busca brindar garantía de sostenibilidad y autonomía fiscal y financiera; y el de mercadeo y comercialización, que propone como meta el reconocimiento de las “plazas” asociadas a aspectos positivos, generando una transformación en los paradigmas. 

En la Plaza La América, por ejemplo, se desarrolla desde el año 2000 el Programa de Gestión Ambiental y Participación Social, el cual incluye la instalación de taques para la captación y tratamiento de aguas lluvias y el proyecto de manejo integral de residuos Sólidos (PMIRS) para el aprovechamiento de residuos orgánicos, entre otras acciones.

En el marco de este programa también fueron creadas en las terrazas de la plaza las primeras “ecohuertas”, en las que se muestra el potencial de la agricultura urbana; iniciativa que dio lugar a la creación del “Aula Ambiental”, creada en el 2003 y por la que han pasado, desde su creación hasta la fecha, más de 150 mil personas. 

Por su parte, la Placita de Flórez, inaugurada el 25 de enero de 1891, cuenta con un ‘Punto Naranja’ en el que comerciantes y visitantes colectan material y desechos reciclables y reutilizables como cartón, papel, plástico, vidrio, envases PET, metal, pilas, aceite, etc. 

Esta fue la primera plaza de mercado cubierta que se edificó en Colombia, y ha sido declarada un bien de interés cultural del municipio de Medellín a razón de su calidad arquitectónica, urbanística, histórica y testimonial, gracias a su tradición de origen campesino, que a la fecha aún mantiene. 

En este centro del comercio es posible encontrar, además del tradicional mercado de alimentos, una oferta de locales especializados como el Palapa, donde se venden especias y frutos secos al granel; o Meraki, en el que son ofertados cafés especiales, té e infusiones nacionales e internacionales, por citar algunos, en los que predomina además la transición hacia el uso de empaques de vidrio o papel, completando así el modelo de comercio sostenible. 

O la oferta de la Red Colombiana de Agricultura Biológica (RECAB) Antioquia, una organización integrada por productores familiares campesinos ecológicos, que practican el modelo de economía solidaria, la equidad y la conservación de la diversidad, base de la soberanía alimentaria. 

Otro de los espacios de mercado más atractivos de la ciudad de Medellín es La Minorista, inaugurada en 1984, que reúne a más de 3 mil comerciantes dentro de los que se destacan una serie de locales dedicados a la gastronomía, como el restaurante Aquí Paró Lucho, que posee un menú de antaño para deleitar a todos los comensales que por allí pasen. 

La Minorista actualmente tiene en desarrollo, en alianza con la Secretaría de Inclusión de Medellín, una iniciativa con la que se reduce la pérdida de alimentos gracias a la contribución que comerciantes hacen donando los alimentos que son descartados para la venta y con los que la Secretaría, bajo un proceso logístico organizado, entrega a población vulnerable en mercados y productos transformados como mermeladas y conservas. 

Estas plazas de mercado son un ejemplo a seguir para aquellos mercados de alimentos, en los que se desarrollan emprendimientos, impulsan las economías locales y dan apertura a procesos de concienciación sobre la producción y consumo responsables. 

Teniendo en cuenta estas experiencias desarrolladas, plazas de mercado de Medellín, Antioquia y Sogamoso, Boyacá, han sido seleccionadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para desarrollar una iniciativa piloto orientada a la educación alimentaria y nutricional, con el objetivo de fortalecer los sistemas alimentarios para hacer que estos sean más saludables y sostenibles. 

Dicha iniciativa comprende un primer proceso en el que, a través de diferentes piezas de Información, Educación y Comunicación (IEC), se tendrá un acercamiento a los comerciantes de alimentos, buscando que sean ellas y ellos quienes transmitan y multipliquen la información con otros comerciantes, productores y consumidores, en torno a la alimentación saludable, la sostenibilidad en la cadena alimentaria, el comercio justo y la prevención de la pérdida y desperdicio de alimentos, todos estos enmarcados en el Derecho Humano a la Alimentación Adecuada (DHAA). 

Bajo la premisa de que todos hacemos parte del sistema alimentario, es necesario avanzar en procesos de educación alimentaria acercando cada vez más a productores y consumidores, e informando sobre la importancia de la sostenibilidad para el aprovechamiento de los alimentos, y a través de estos, de los recursos naturales y económicos empleados, así como de la ardua labor de los productores agropecuarios. 

Juntos podemos hacer posible la transformación de los sistemas alimentarios, un primer paso, volver a los mercados locales, consumiendo lo propio y evitando así que la biodiversidad alimentaria siga presente en Colombia.
 

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Contacto de prensa:
Ana Milena Reyes Arias
Oficina de Comunicaciones
Representación FAO Colombia