Son 80 mujeres de la red de organizaciones sociales de mujeres comunales y comunitarias de Córdoba, ROSMUC, que ahora lideran en los municipios de Moñitos, Pueblo Nuevo y San José de Ure un ambicioso proyecto de producción de tilapia roja con una capacidad de producción de dos toneladas al mes por municipio.

Ellas hacen parte del Proyecto Integral de Desarrollo Agropecuario y Rural, PIDAR 686, liderado por la Agencia de Desarrollo Rural, ADR, con la cooperación técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, y la participación de las afiliadas a la red ROSMUC. 

Como es propio de los proyectos PIDAR, la iniciativa desarrolló tres componentes: entrega de insumos, fortalecimiento de capacidades y acompañamiento y gestión en las alianzas comerciales. Adicionalmente este PIDAR tuvo como característica una fuerte formación en temas de género.

La infraestructura

En Moñitos, Pueblo Nuevo y San José de Ure se instalaron las tres unidades piscícolas, cada una con capacidad para la producción de dos toneladas al mes de pescado.

En dos de las Unidades productivas se llevó a cabo la construcción y adecuación para el montaje de un estanque en tierra, dos tanques australianos, acometida eléctrica y equipos de aireación para mantener a los peces durante su crecimiento. Para la tercera unidad, tanto los tanques de levante como los de engorde son tipo australiano. 

La capacitación

Las mujeres participantes en este proyecto no tenían como actividad la producción de pescado por tal razón fue necesario hacer una intervención intensiva en gestión del conocimiento sobre temas piscícolas con el fin de garantizar que la iniciativa fluyera. Es así como las mujeres recibieron formación en buenas prácticas acuícolas, sanidad acuícola, normatividad, buenas prácticas de producción y nutrición.

Se hizo bastante énfasis en este proceso, explicó Mariana Gutiérrez Espinosa, líder de este PIDAR, “debido a que la producción piscícola requiere de un permanente monitoreo para revisar la aireación y las jornadas de alimentación de los avelinos varían de acuerdo con su edad, siendo el suministro en la fase inicial cinco veces y al finalizar dos veces al día”.

“Esta es una iniciativa con una inversión importante en tecnología que si las mujeres aprovechan de manera disciplinada van a obtener logros importantes para su bienestar y el de su familia” señaló Mariana Gutiérrez Espinosa. 

El decálogo de empoderamiento económico

Justamente para consolidar el trabajo en red, la FAO desarrolló un proceso de empoderamiento económico para mujeres diseñado para que ellas fortalezcan sus capacidades en tópicos como: 

Autoestima y Autorreconocimiento, Pensamiento crítico y toma de decisiones, Economía del cuidado y capacidad de negociación, Confianza, trabajo en equipo y sororidad, Iniciativa y Aprendizaje, Adaptabilidad y resiliencia, Planeación estratégica- Proyecto de vida, Resolución de conflictos, Comunicación asertiva e Inteligencia emocional y financiera. 

Tras finalizar el proceso de formación las mujeres no solo demostraron su entusiasmo con las temáticas, sino que también se consolidaron como asociación para liderar el proyecto.

Según Mariana Gutiérrez “hoy son más conscientes del poder de la comunicación asertiva y del trabajo en equipo. Al sentirse empoderadas decidieron apostarlo todo por el proyecto y en Moñitos, por ejemplo, se unieron para hacer bazares, rifas y venta de comida para conseguir recursos para el proyecto”. 

La comercialización

Dentro del proceso de formación hay un componente que tiene que ver con la comercialización y cómo desarrollar un plan de negocios exitoso. Con ese propósito la asociación inició un proceso de identificación y acercamiento a posibles compradores. 

La experiencia les evidenció que si bien hacen parte la misma asociación para el tema de comercialización no resultaba rentable estar unidos dada la distancia tan grande que hay entre uno y otro municipio por eso se acordó hacer abordajes por municipio.

Ahora las integrantes de cada unidad productiva analizan cuáles son las ofertas que más les convienen y en las que pueden comprometerse.

El PIDAR es, según la Agencia de Desarrollo Rural, ADR, una iniciativa productiva que contempla actividades limitadas en el tiempo, que utiliza parcialmente recursos públicos con el fin de crear, ampliar, mejorar o recuperar la capacidad de producción o de provisión de bienes o servicios por parte del Estado en el sector rural. La ADR con la cooperación técnica de la FAO, apoyan la implementación de esos proyectos a través de procesos de formación técnica, socio empresariales y de corresponsabilidad con el medio ambiente; y con la entrega de insumos o bienes de acuerdo con las características del proyecto.

A la fecha, la alianza ADR – FAO ha implementado 49 proyectos PIDAR en 22 departamentos, en los que han participado alrededor de 6.600 familias productoras de 169 municipios, las cuales representan a 135 organizaciones de campesinos, indígenas, afrodescendientes y raizales.

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