Una planta de transformación de alimentos agroecológico y un sistema de captación y potabilización de agua lluvia, dos obras con las que la Cancillería y FAO Colombia contribuyen en la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición de los habitantes de la isla.

Jóvenes dedicados a la producción de alimentos agroecológicos, recibieron la planta de transformación de frutas y verduras entregada por el proyecto Innovación tecnológica y producción sostenible en departamentos de frontera, desarrollado en el archipiélago de San Andrés por la Cancillería de Colombia y la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO), con el apoyo de la administración departamental. 

Tras un proceso de acompañamiento técnico y el fortalecimiento de las unidades productivas agrícolas de la Asociación Raizal Youth, integrada por 38 socios y constituida hace más de 10 años, el municipio de San Andrés recibió este viernes 1º de septiembre las nuevas obras que permitirán a sus habitantes mejorar el acceso a alimentos saludables y producidos de manera sostenible localmente. 

Junto con el acompañamiento técnico y la orientación comercial y empresarial, como parte del proyecto, se incluyó una entrega de kits de riego, electrobombas, material vegetal, insumos agropecuarios y materiales imprescindibles para poder llevar a cabo estas actividades. 

Durante el evento, la directora para el Desarrollo y la Integración Fronteriza de la Cancillería, María del Pilar González, resaltó “queremos aunar esfuerzos administrativos, técnicos y financieros para contribuir al desarrollo social y económico en departamentos de frontera mediante un enfoque de innovación tecnológica y producción sostenible”. 

Mientras que Diego Mora, oficial nacional de Programas de la FAO en Colombia, hizo referencia a las posibilidades que tiene la isla frente a su soberanía alimentaria. “Con este proyecto se ha podido demostrar que en San Andrés es posible producir alimentos de calidad, pese a los retos que implica el acceso al agua”, afirmó. 

“Desde FAO hemos partido de impulsar la transición agroecológica en los predios de los productores  sanandresanos, de manera que puedan diversificar la producción de especies locales, incrementar la asociación de cultivos nativos y el manejo ecológico del suelo, promoviendo a la vez capacidades para la generación de ingresos a través del desarrollo Agroindustrial y socio empresarial con la gestión de  acuerdos de comercialización en mercados locales”, declaró Juan Manuel Bustamante, coordinador del proyecto y especialista agropecuario de FAO Colombia. 

“Durante poco más de un año hemos estado trabajando mano a mano  y de manera participativa con los y las jóvenes de Raizal Youth en el desarrollo de la marca, las etiquetas y la estandarización de 4 productos locales (Tajadas de Bread fruit congeladas, Chips de bread fruit, pulpas de frutas, encurtidos y agua potable embotellada, por lo que hoy es gratificante saber que los productos que se obtendrán de proceso de transformación Agroindustrial en la planta, cuentan con registro Invima, además la planta de transformación de frutas servirá como espacio para impulsar el emprendimiento y desarrollo económico sostenible en la comunidad”, agregó Bustamante. 

Durante el evento también se hizo entrega de un sistema de potabilización de agua lluvia (Scall), recurso clave para la transformación de alimentos. Esta planta, construida con apoyo del Programa Mesoamérica Sin Hambre AMEXCID-FAO, cuenta con la capacidad de potabilización de 180.000 litros por mes y será administrada por Raizal Youth. 

Asimismo, el agua potabilizada será otra fuente de ingresos en este emprendimiento, ya que, a un menor costo, podrá ser vendida a los habitantes del municipio. Con los recursos recaudados, así como han funcionado en otros departamentos, el Scall propone la creación de un fondo rotatorio como modelo de administración y crecimiento, siendo los mismos habitantes de la comunidad quienes se entrenan como operadores y administradores. 

De esta manera, concluye el proceso de fortalecimiento asociativo, en el que los jóvenes recibieron formación sobre gestión administrativa y empresarial, fortaleciendo los cimientos de cada etapa de la producción al consumo, pasando por la comercialización, la innovación y la incursión en la agroindustria. 

Para ello, se propició la articulación con instituciones como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), en el acompañamiento y extensión agropecuaria; así como del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), entidad que otorgó las licencias y registro para la comercialización de los alimentos.
  

Contacto de prensa:
Ana Milena Reyes Arias
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