Los plátanos son las frutas frescas más exportadas del mundo, con un comercio global valorado en más de 10 mil millones de dólares al año. Pero el sector enfrenta desafíos que van desde los impactos de la crisis climática hasta el aumento de los costos, la caída del poder adquisitivo de los consumidores y un hongo destructivo, mientras el Foro Mundial Bananero , organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se prepara para reunirse aquí. la próxima semana.

La 4ª Conferencia Mundial del Foro, que se celebrará los días 12 y 13 de marzo, se centrará en lograr mejoras en áreas como los derechos laborales, la equidad de género, el impacto ambiental, la producción sostenible y las cuestiones económicas. "Debemos ir más allá de la comprensión actual de la sostenibilidad económica hacia nuevos modelos de negocios social y ambientalmente amigables o sensibles", por ejemplo, creando estudios de casos sobre prácticas de compras responsables, dice el Secretario del FMB, Victor Prada.

¿Reglamentación obligatoria?

Si bien el costo y el proceso de certificación siguen siendo un desafío para muchos productores más pequeños, los países europeos y otros han pedido mayores regulaciones para el sector y creen que las empresas deberían aspirar a estándares más altos, ya sean obligatorios o voluntarios. "Vamos en dirección a la obligatoriedad", añade Prada.

El foro reúne a minoristas, importadores, productores, exportadores, asociaciones de consumidores, gobiernos, instituciones de investigación, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil. Los eventos paralelos antes y después de las reuniones principales se centrarán en la equidad de género, los salarios e ingresos dignos y el destructivo hongo Fusarium Wilt TR4, que representa una amenaza creciente para la industria.

El volumen de exportación de la fruta, que es nutritiva, fácil de transportar y fácil de pelar, ha experimentado un crecimiento masivo en las últimas tres décadas. Pero los altos niveles de inversión han llevado a un superávit en la producción global. Esto, sumado a la concentración en el sector minorista, cada vez más dominado por las grandes cadenas de supermercados que ejercen una fuerte presión para reducir los precios, ha "contribuido a un desequilibrio de poder entre los grandes compradores de plátanos, por un lado, y los productores, por el otro", afirma Pascal Liu, economista principal de la FAO y líder del equipo sobre cadenas de suministro responsables en la División de Mercados y Comercio.

El sector se vio gravemente afectado por la pandemia de COVID-19, junto con patrones climáticos influenciados por el cambio climático, que provocaron fuertes lluvias y huracanes que afectaron especialmente a los productores latinoamericanos y asiáticos, que representan más del 95 por ciento del comercio mundial de banano. Desde un máximo de 2019, las exportaciones experimentaron una fuerte caída en los tres años siguientes y no se produjo una estabilización hasta el año pasado.

Costos crecientes y enfermedades

Los productores de banano se han visto afectados por el aumento de los costos de insumos clave como fertilizantes y combustible, mientras que el poder adquisitivo de los consumidores en muchos países también se ha visto erosionado por la inflación.

Los mayores precios del combustible y las tensiones geopolíticas han creado mayores costos de transporte,  con costos de seguro de transporte marítimo aumentando en medio de tensiones en el Mar Negro y el Mar Rojo y una grave sequía que afecta al Canal de Panamá.

Sumado a estos factores, el  hongo de raza tropical 4 (TR 4) del marchitamiento por Fusarium  se ha estado propagando durante las últimas décadas desde Asia y el Pacífico, hacia el oeste, hacia Asia central y África oriental. Llegó a América Latina en 2019 y se ha convertido en un gran desafío para los exportadores de banano allí.

"Una vez que la fusarium llega a la plantación, no es posible deshacerse de ella, no existe ningún método de control, básicamente hay que quemar la plantación y trasladar la producción a otro lugar", dice Liu.

El hongo afecta a muchas variedades, incluidas las bananas Cavendish, que proporcionan alrededor de la mitad del suministro mundial de bananas y casi todas las bananas exportadas. Se cree que más del 80 por ciento de la producción mundial de banano se basa en germoplasma susceptible a TR4.

Hacer una diferencia

En el lado positivo, el número de miembros del Foro Mundial Bananero ha ido creciendo constantemente desde que se creó el Foro en 2009, y cada vez más minoristas y empresas comerciales multinacionales presionan para obtener una certificación de sostenibilidad. Mientras tanto, las iniciativas de la Secretaría han marcado una diferencia real al mejorar varios aspectos del historial de la industria, dice Prada.

Como ejemplo, cita la herramienta Huella de Carbono y Agua  para ayudar a los productores de banano a medir y reducir el impacto climático de la industria, que hasta ahora ha sido probada en nueve países. Mientras tanto, la Iniciativa Bananera de Salud y Seguridad Ocupacional  (BOHESI), que se está implementando en Ecuador y Camerún, ha ayudado a abordar las preocupaciones sobre derechos laborales en materia de salud y seguridad ocupacional.

"Tenemos una enorme cartera de otras iniciativas", que abarcan cuestiones como el uso y la eliminación del plástico en la industria bananera y el uso de agroquímicos y pesticidas altamente peligrosos, dice Prada.

El Foro Mundial Bananero también incluirá un evento de degustación de plátanos, cuyo objetivo es mostrar la notable diversidad de plátanos, con más de 1.000 variedades producidas en el mundo. Enfatiza la importancia de los esfuerzos de conservación y celebra los innumerables sabores, colores y formas que ofrecen los plátanos. Al resaltar la rica biodiversidad dentro del sector bananero, el evento no solo mostrará la variedad genética sino que también subrayará la importancia cultural y económica de los bananos en diversas comunidades de todo el mundo.

Producidos en más de 135 países, los bananos y los plátanos son un cultivo básico para la seguridad alimentaria de 400 millones de personas, así como una fuente esencial de ingresos en muchos países en desarrollo.