FAO en Costa Rica

FAO proclama y celebra el Año Internacional de las Legumbres 2016

01/01/2016

Las legumbres son cultivos leguminosos que producen granos o semillas de tamaño, forma y color variables dentro de una vaina.

 Los cultivos leguminosos como los frijoles, las lentejas, y los garbanzos son productos esenciales en la canasta de alimentos.

 La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha designado este 2016 como el Año Internacional de las Legumbres y, para ello, se propone sensibilizar a la opinión pública sobre las ventajas nutricionales de las legumbres como parte de una producción de alimentos sostenible encaminada a lograr la seguridad alimentaria y la nutrición.

 Esta sensibilización busca primordialmente fomentar alianzas a lo largo de la cadena alimentaria para aprovechar mejor las proteínas derivadas de las legumbres, incrementar su producción a nivel mundial, utilizar de manera más apropiada la rotación de cultivos y hacer frente a los retos que existen en el comercio de estos alimentos.

 De acuerdo con la definición de legumbres y productos derivados de la FAO, las legumbres son cultivos leguminosos anuales que producen granos o semillas de tamaño, forma y color variables dentro de una vaina y los cuales se utilizan para alimento y forraje.

 El  término “legumbres” se limita a los cultivos cosechados exclusivamente como grano seco, por lo que se excluyen los cultivos cosechados verdes para alimento - que se clasifican como hortalizas - así como los utilizados principalmente para extraer aceite y los que se utilizan exclusivamente para siembra.

 Los cultivos leguminosos como los frijoles, las lentejas, los guisantes y los garbanzos son fundamentales en la canasta de alimentos, pues son fuente esencial de proteínas y aminoácidos de origen vegetal para la población de todo el mundo. Su consumo se considera  elemental dentro de una dieta saludable para combatir la obesidad y prevenir y ayudar a controlar enfermedades como la diabetes, las afecciones coronarias y el cáncer. Además, también son una importante fuente de proteína de origen vegetal para los animales y dada su capacidad de fijar el nitrógeno, lo contribuyen a aumentar la fertilidad del suelo.

 En Costa Rica, los frijoles negros y rojos han sido tradicionalmente un alimento básico en la dieta de las y los costarricenses. Sin embargo, en años recientes, las encuestas nacionales de nutrición y de consumo aparente de alimentos han dado cuenta de la disminución progresiva en la cantidad y frecuencia con que se consumen, sobretodo en la zona urbana. A manera de ejemplo, en el periodo comprendido entre 1966 y 1996 el consumo promedio de frijol pasó de 57 g de frijoles por persona por día, a un consumo de 31 gramos por persona por día en 1996. Sin embargo, dentro de esta cifra, llama poderosamente la atención que dicho consumo es mucho menor en la zona urbana (28,1 gramos por persona por día) que en la rural (42,9 gramos por persona por día) (Rodríguez y Fernández, 2013).

 Esta tendencia resulta preocupante, ya que el frijol es fuente de proteínas, hierro vegetal, fibra, ácido fólico, tiamina, potasio, magnesio, y zinc; por tanto, su aporte a la dieta del costarricense – y a pesar de la disminución en su consumo - es fundamental por su contenido de nutrientes y de fitoquímicos útiles para prevenir y tratar las patologías que afectan a la población costarricense.