FAO en Cuba

DMA 2017. Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural

15/09/2017

Por Theodor Friedrich, Representante de la FAO en Cuba

 

El Día Mundial de Alimentación se estará celebrando por la 37a vez el 16 de Octubre venidero, marcando el aniversario 72 de la fundación de FAO. Como en otros años se aprovecha esta fecha, para renovar el compromiso de la comunidad mundial para erradicar el hambre. Junto con todas las agencias del sistema de Naciones Unidas, se ve esta necesidad dentro del compromiso más grande para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible para el año 2030.

La agenda 2030 nos enseña que enfocarse en un solo tema, como el hambre, no resolverá el desarrollo sostenible – hambre siempre va en conjunto con la pobreza, con desastres naturales y con el medio ambiente y el cambio climático. De esta forma todos los objetivos de desarrollo sostenible forman una agenda compleja e interconectada, y así deben ser enfocados en conjunto y de todos.

El año pasado celebramos el Día Mundial de Alimentación bajo el lema “El clima está cambiando. La agricultura y la alimentación también”. El paso del huracán Irma en estos días nos ha demostrado la relación directa entre la seguridad alimentaria y el cambio climático y nuestros esfuerzos inmediatos están con las compañeras y compañeros más afectados por esta catástrofe natural, para que puedan recuperar sus existencias, sus actividades económicas y particularmente la producción de alimentos para aportar a la seguridad y soberanía alimentaria de Cuba.

Este año, el lema del Día Mundial de Alimentación es “Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural” cerrando filas con la OIM, que otra vez nos conecta al huracán Irma, pero no únicamente. Es un problema mundial, no solo en Cuba, el que la gente, sobre todo jóvenes y mujeres, salgan de las zonas rurales y en muchos casos de sus países en búsqueda de una vida mejor. La vida en el campo no es fácil, la ocupación en el sector agropecuario muchas veces no es muy agradable, ni bien remunerada. Si encima de esto cae el cambio climático con fuerzas como de la reciente Irma, es natural que la gente opte por buscar otros hábitats para trabajar. Sin embargo, esto pone en peligro el futuro de nuestra agricultura, de la producción de alimentos y en fin, nuestra seguridad y soberanía alimentaria y nutricional.

Esta situación no es sostenible, ni deseable. Pero solo se puede revertir la migración, reteniendo la población económicamente activa en las áreas rurales o interesándolas en regresar, invirtiendo en el desarrollo rural. Esto comienza con inversiones en el sector agropecuario, que deberían atraer otras actividades económicas de las cadenas de valor que suministran este sector, como también las cadenas de valor que salen de la producción agropecuaria. Pero no solo hablamos de dinero, cuando mencionamos inversiones:  tenemos que invertir también en capacidades, tecnologías, cambios de paradigma. Si no logramos cambiar la agricultura, para que sea un área de trabajo atractivo, bien remunerado, económicamente viable y resiliente contra el cambio climático, no se va a poder atraer la juventud a esta aventura.

En este sentido la FAO, junto con el Ministerio de Agricultura, como también con el Ministerio de la Industria Alimentaria y Pesca, estamos trabajando en lograr tal cambio de paradigma. Un ejemplo es la hoja de ruta para la implementación de la agricultura de conservación, también conocida como la “agricultura climáticamente inteligente”. Por cierto, este paso viene tarde para poder haber enfrentado a Irma, pero es un primer paso importante para poder enfrentar futuros retos de climas extremas, evitando o por lo menos reduciendo impactos negativos sobre la producción de alimentos y revirtiendo la migración de áreas rurales.

En mi experiencia, la única zona donde yo he visto que se logró cambiar la migración de zonas rurales hacia los centros urbanos y revertirla para que la gente regresara al campo, era en el sur de Brasil después que se introdujo la agricultura de conservación de forma masiva en esta zona. Estoy seguro, que en Cuba podemos lograr lo mismo, haciendo el campo atractivo, productivo y logrando no solo la seguridad y soberanía alimentaria para Cuba, sino un desarrollo rural integral, resiliente al cambio climático y contribuyendo a mitigar este mismo.

Veo la jornada del Día Mundial de Alimentación 2017, que estamos con este evento iniciando, bajo este enfoque de un desarrollo rural integral y sostenible para contribuir al objetivo de Cuba de un socialismo próspero y sostenible.