FAO en Cuba

Agricultura de conservación es garantía de producción y alimentación sostenibles

Foto: Marianna Stori (FAO/Cuba)
20/02/2016

Los vínculos entre Cultura y Nutrición y su relación con la agricultura de cada país, fueron el tema de la conferencia ofrecida por el Representante dela FAO en Cuba, Dr. Theodor Friedrich en el espacio Degustando la palabra, al que convocó el proyecto “Cocina y cultura alimentaria” durante la 25 Feria del Libro de La Habana.

En la plática, el diplomático dialogó sobre cómo se relacionan la agricultura y la alimentación con las particularidades geográficas y climáticas en que viven los diferentes pueblos.

“En la historia de la humanidad, dijo, frente a condiciones ambientales distintas se ha desarrollado una variedad de cultivos y esa variabilidad genética ha constituido un seguro contra las plagas, las enfermedades, y el stress ambiental   La conservación de la biodiversidad requiere la existencia de comunidades diversas con sistemas agrícolas múltiples, que utilizan las diversas especies in situ”.

Puso el ejemplo de los masáis, cuya movilidad -como respuesta inteligente a un clima imprevisible-, les ha hecho convertir el pastoreo no solo en medio de vida, ya que dependen de la carne y la leche para adquirir las proteínas y calorías que necesitan, sino en una expresión de identidad, donde las tradiciones giran en torno al ganado vacuno como fuente de su riqueza.

Mencionó también cómo en China la disponibilidad de arroz y pescado se ha relacionado siempre con la prosperidad, la seguridad alimentaria y la estabilidad, hecho que se sostiene  en la simbiosis ecológica que establecen ese cereal y los peces, los cuales logran regular las condiciones micro-climáticas y ablandar el suelo en ese particular contexto geográfico.

Por su parte, el Dr. Friedrich puso énfasis en cómo la homogenización de la industria alimentaria y los procesos de globalización contemporáneos están erosionando la diversidad genética de los cultivos con una rapidez inusitada. “De las 1 500 millones de hectáreas agrícolas, el 91 por ciento se dedica a monocultivos extensivos de maíz, soya, arroz, trigo, etc., que han reducido la biodiversidad del paisaje por la deforestación, por la labranza de los suelos y por los impactos de los pesticidas sobre polinizadores, enemigos naturales de plagas, y vida silvestre en general”, explicó.

 Ello, junto al empleo de los bosques para agricultura de biocombustibles y los mercados de semillas, está cambiando el medio ambiente mundial y conduce paralelamente a que se unifique la alimentación en menoscabo de costumbres y culturas relacionadas con productos alimentarios originarios.  

Como propuesta concreta que conduciría a un desarrollo sustentable, el diplomático se refirió al concepto de la intensificación sostenible de la producción agrícola, con base en la Agricultura de conservación, que implica un cambio de paradigma productivo que respeta el medio ambiente a partir del disturbio mínimo del suelo, el mantenimiento de la cobertura orgánica permanente y la rotación de cultivos con la diversidad de los estos y de las áreas de producción como elemento fundamental para la resiliencia contra cualquier choque externo y como seguro para una nutrición diversificada y sana.

Así, insistió, “se produce más, se usan menos insumos, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, con el añadido que este sistema es aplicable a todas las escalas y funciona en todos los sistemas agrícolas”. Con esto se alcanza la seguridad y soberanía alimentarias permitiendo la expresión de la diversidad cultural también en la comida y las cocinas tradicionales. (Iramis Alonso FAO/Cuba)