Agendas comunes para un presente compartido y un futuro sostenible
La gestión de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ante los retos meridianos que a ella impone la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible y los más acuciantes para América Latina y el Caribe, devinieron este miércoles plato fuerte de la sesión matutina del III Taller Internacional sobre conservación, caracterización y mejora de recursos zoogenéticos, con sede en La Habana.
Ese evento se incluye en el programa del V Congreso Internacional sobre Mejoramiento Animal y el tema que abrió los debates la víspera fue la conferencia magistral impartida por el doctor Tito Díaz, coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y además, secretario de la Conferencia Regional de esa agencia de la ONU para América Latina y el Caribe. Con él Granma intercambió preocupaciones y propuestas comunes en torno a un futuro sostenible.
“El rol fundamental de la FAO es apoyar a los países, en este caso a los de América Latina y el Caribe, para poder cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que los Estados miembros de la ONU han definido hasta el año 2030.
“Especialmente hay temas muy relacionados con el mandato de la FAO. Nosotros tenemos una acción de liderazgo importante en el ODS 2, inherente al Hambre Cero, es decir, a los temas de seguridad alimentaria y nutricional, que son fundamentales. En el área latinoamericana y caribeña, a pesar de todos los esfuerzos de los Gobiernos, todavía tenemos 34 millones de personas que sufren hambre. Pero lo más grave es que han ido aumentando ahora las cifras de sobrepeso y de obesidad, o sea, los problemas de malnutrición. Por una parte tenemos desnutrición y por la otra, malnutrición.
“Eso tiene impactos muy fuertes sobre las economías de los países, los sistemas de salud y otros. Ahí hay un desafío importantísimo: que la FAO apoye a los gobiernos en esas políticas de seguridad alimentaria y nutricional, teniendo en cuenta varios elementos: el primero de ellos es que, en la región, el tema del hambre no está dado necesariamente por falta de alimentos, pues los produce en niveles suficientes para su población, pero muchas de esas poblaciones no tienen los recursos necesarios, ni acceso a ellos.
“Y ahí viene la otra área de trabajo fundamental, que es la generación de oportunidades, de ingresos, de empleos (rurales: agrícola y no agrícola) para los agricultores que aún están en los niveles de pobreza.
“El segundo tema esencial es cómo logramos —a través de una transformación de los sectores rurales de la región que inserte claramente programas de inclusión social y económica para los grupos vulnerables— ayudar a disminuir esos niveles de pobreza, todavía altos.
“Lo más grave es que los índices de pobreza rural son el doble de los índices de pobreza urbana. Hay que trabajar, muy de la mano, políticas públicas de desarrollo agrícola con políticas públicas de desarrollo social, que permitan reducir esos niveles de pobreza en el campo, (…) los cuales han incidido en que haya también una migración muy alta hacia las ciudades”.
Una segunda área de trabajo apunta a la transformación de esos sectores, con un componente que es el ODS 12, en torno a la producción y el consumo responsables. Ese es otro tema clave, dijo Díaz. “En América Latina y el Caribe, como en el mundo, todavía se pierden muchos de los alimentos que se producen. El dato a nivel mundial es de un tercio en relación con lo producido, y en nuestra región las estadísticas indican una pérdida de alrededor de 230 kilos de alimentos por persona al año”.
Trabajar y apoyar a los países en términos de sistemas de extensión y de asistencia técnica locales, innovaciones tecnológicas adecuadas a las condiciones, inversión en el campo y en centros de acopio, entre otras acciones, son decisivas. Pero ello está muy vinculado además “a un tema social y cultural, y es cómo nosotros también somos responsables al momento de consumir y evitar las pérdidas y desperdicios de alimentos que se generan”. Si estos se redujeran a la mitad —aseveró—, se podría contribuir a alimentar a la población que hoy sufre hambre.
Hay otra política muy importante en la que los países están avanzando con el apoyo de la FAO y se trata de crear bancos nacionales de alimentos. Es necesario seguir apoyando a los Estados para fortalecer los sistemas nacionales de abastecimiento, recalcó.
La tercera gran prioridad en el área con la cooperación técnica la constituyen los temas de recursos naturales, de gestión de riesgos y de adaptación al cambio climático, ponderó el coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica. “Hoy en día la región sufre cada vez más de problemas de desastres naturales o cambios ambientales, sequías, inundaciones, que tienen un impacto muy fuerte sobre la agricultura y sobre los agricultores. Y especialmente sobre los agricultores familiares o pequeños, cuyos medios de vida dependen de esta actividad”. De ahí lo oportuno —dijo— de que los países desarrollen sistemas de seguro agrícola, que son ineludibles para la reducción de riesgos.
Respecto a cómo ve a la Mayor de las Antillas en un contexto global complejo y un escenario regional con potencialidades por explotar, el doctor Tito Díaz respondió a este rotativo: “Cuba tiene en cada uno de los sistemas prioritarios para la región experiencias importantes que podría compartir con otras naciones en el marco de la cooperación Sur-Sur. Pero también enfrenta desafíos. Lo que estamos viendo con la Oficina de la FAO aquí es cómo se está articulando una agenda de cooperación técnica de país, incluyendo a los actores involucrados. Y todo ello en función de apoyar el desarrollo de la nación”. (Por Sheyla Delgado di Silvestrelli Tomado de Periódico Granma)