FAO en Cuba

La FAO Y Cuba: una alianza por el desarrollo sostenible

21/02/2018

Por Marcelo Resende, Representante de la FAO en Cuba

Desde  la presentación en octubre del 2017 de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo todas las alarmas sonaron en la región. Por primera vez en décadas, el número de personas que padecen hambre aumentó.

En ese contexto, y asentada en políticas públicas de protección social y agrícolas, Cuba  continúa siendo un referente de la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe. Durante tres bienios, la Isla se ha mantenido entre los países con una de las más bajas tasas de personas subalimentadas (menos del 2,5 por ciento), con lo cual continúa cumpliento las metas relativas al hambre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y de la Cumbre Mundial de la Alimentación.

Datos del Perfil Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional dan cuenta que en el el  bienio 2014-2016, el consumo calórico en la Isla alcanzó las 3553 kilocalorías/día/persona como promedio.

El estado cubano destina cuantiosos recursos a la importación  de alimentos, aunque en el 2017 las políticas agrarias permitieron un crecimiento de un 3 por ciento de la agricultura, a partir del incremento de producciones como las hortalizas, frijoles, viandas, carne bovina y de cerdo, entre otras, según datos ofrecidos por el Ministro de Economía de la Isla al Parlamento al cierre del pasado año.

Esta atención al sector agrícola y alimentario, recogida en los Lineamientos de la Política Económica y Social del país, permite trabajar de conjunto en otros fenómenos que están  caracterizando el contexto regional: la obesidad y la incidencia de los efectos del cambio climático.

Con respecto a la obesidad, los índices en la Isla han ido en aumento; de 19,2 por ciento en 2005 a 25,5 en 2014. En el Caribe el país con mayor obesidad es Bahamas con un 31,6 por ciento. Ante esto, tanto las autoridades como el sector científico, impulsan diversas acciones educativas para intervenir en el fenómeno de manera integral, desde la embarazada, incluyendo las edades más tempranas, tanto en el ámbito escolar, como en la familia o el espacio comunitario.

Un camino en esa dirección es la prioridad que se otorga a  programas como el de la Agricultura Urbana y Suburbana, que ha tenido efectos en el incremento del consumo de vegetales en la Isla.

En cuanto al impacto de los efectos del cambio climático en la agricultura y la alimentación en Cuba, el más reciente tuvo que ver con el azote de los huracanes Mathew e Irma, que afectó no solo la producción agrícola (las pérdidas por este último en el sector superaron los 4 mil millones de pesos), sino también los medios de vida de las personas que viven en el espacio rural.

Frente a estas realidades, la FAO en Cuba, alineada con las prioridades de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible,  continuará apoyando al país en las estrategias nacionales para buscar la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional , aumentar las capacidades productivas, el volumen, calidad y diversidad de las producciones agrícolas, incrementar la resiliencia y reducir los riesgos frente al cambio climático.

A la par, nuestra organización potenciará la participación de los expertos cubanos para brindar asistencia técnica de alta calidad a otras naciones, en los marcos de la cooperación Sur-Sur.