FAO en Cuba

Una nueva era de oportunidades

18/12/2015

Por Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas

   

Hace setenta años, las Naciones Unidas surgían de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Siete decenios más tarde, en París, las naciones se han unido ante otra amenaza: el rápido calentamiento del planeta, que pone en peligro la vida, tal como la conocemos.

    Los gobiernos han dado inicio a una nueva era de cooperación mundial sobre el cambio climático, una de las cuestiones más complejas que ha afrontado la humanidad en la historia. Con ello, han dado un impulso importante a los esfuerzos encaminados a cumplir el mandato de nuestra Carta de “preservar a las generaciones venideras”.

    El Acuerdo de París es un triunfo para las personas y el medio ambiente, así como para el multilateralismo. Es una póliza de seguro de salud para el planeta. Por primera vez, todos los países del mundo se han comprometido a reducir sus emisiones, fortalecer la resiliencia y adoptar medidas en el plano internacional y nacional para hacer frente al cambio climático.

    Juntos, los países han acordado que, para minimizar los riesgos del cambio climático, la mejor manera de velar por el interés de las naciones es la búsqueda del bien común. Creo que sería beneficioso que siguiéramos este ejemplo en todos los aspectos de los programas políticos.

    La victoria de París marca la culminación de un año extraordinario. Del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres a la Agenda de Acción de Addis Abeba sobre la Financiación para el Desarrollo, de la histórica Cumbre de Desarrollo Sostenible en Nueva York a la conferencia sobre el clima en París, este ha sido un año en que las Naciones Unidas han demostrado su capacidad de ofrecer esperanza al mundo y ayudarlo a cicatrizar sus heridas.

    Desde mis primeros días en el cargo he sostenido que el cambio climático es el desafío definitorio de nuestro tiempo. Es por eso que lo considero una de las máximas prioridades de mi mandato. He hablado con casi todos los dirigente mundiales acerca de la amenaza que supone el cambio climático para nuestras economías y nuestra seguridad, y para nuestra supervivencia misma. He visitado todos los continentes y conocido comunidades que viven en primera línea frente al cambio climático. Me ha conmovido el sufrimiento que he presenciado y me han inspirado las soluciones que contribuirán a aumentar la seguridad y prosperidad de nuestro mundo.

    He participado en todas las conferencias de las Naciones Unidas sobre el clima. Las tres Cumbres sobre el Clima que convoqué han movilizado la voluntad política e impulsado a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil a adoptar medidas innovadoras. La Agenda de Acción de París y los compromisos asumidos en la Cumbre sobre el Clima del año pasado indican que las respuestas están allí.

 

 

    Lo que antes era impensable ahora es imparable. El sector privado ya está invirtiendo cada vez más en un futuro con bajas emisiones. Las soluciones son cada vez más asequibles y accesibles, y seguramente vendrán muchas más, tras el éxito de París.

    El Acuerdo de París dio respuesta a todos los puntos esenciales que yo había planteado. Los mercados han recibido ahora una clara señal de que necesitan aumentar las inversiones para generar un desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima.

    Todos los países han acordado trabajar para limitar el aumento de la temperatura mundial a menos de 2 grados centígrados y, habida cuenta de los graves riesgos, esforzarse por que no sea de más de 1,5 grados. Esto es especialmente importante para las naciones de África, los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y los Países Menos Adelantados.

    En París, los países acordaron un objetivo a largo plazo de poner un límite a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero lo antes posible en la segunda mitad del siglo. Ciento ochenta y ocho países han presentado ya sus Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional, que demuestran lo que están dispuestos a hacer para reducir las emisiones y aumentar la resiliencia al cambio climático.

    Actualmente estas metas nacionales ya han logrado un descenso considerable de la curva de emisiones, pero colectivamente nos siguen dejando con un aumento de la temperatura inaceptablemente peligroso, de 3 grados centígrados. Por ese motivo, en París los países se comprometieron a revisar sus planes nacionales sobre el clima cada cinco años a partir de 2018. Eso les permitirá aumentar su ambición en consonancia con las exigencias de la ciencia.

    El Acuerdo de París también asegura una adaptación suficiente y equilibrada y apoyo en materia de mitigación para los países en desarrollo, especialmente los más pobres y vulnerables. Además, ayudará a ampliar los esfuerzos mundiales para hacer frente a las pérdidas y los daños derivados del cambio climático y reducirlos al mínimo.

    Los gobiernos han acordado reglas de procedimiento vinculantes, firmes y transparentes para asegurarse de que todos los países hagan lo que prometieron hacer. Los países desarrollados han aceptado encabezar el proceso de movilización de recursos financieros e intensificar el apoyo tecnológico y la creación de capacidad. Los países en desarrollo, por su parte, han asumido una responsabilidad cada vez mayor de hacer frente al cambio climático en consonancia con sus capacidades.

    Al reconocer este logro histórico, faltaría a mi deber si no reconociera el liderazgo y la visión de la comunidad empresarial y la sociedad civil, que han puesto de relieve tanto los intereses en juego como las soluciones. Los aplaudo por su extraordinaria demostración de civismo frente el cambio climático.

    Ahora que contamos con el Acuerdo de París, debemos a ponernos a pensar de inmediato en su aplicación. Al hacer frente al cambio climático estamos promoviendo la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El Acuerdo de París tiene consecuencias positivas para todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estamos listos para entrar en una nueva era de oportunidades.

    Los gobiernos, las empresas y la sociedad civil están iniciando el proyecto colosal de hacer frente al cambio climático y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible; las Naciones Unidas prestarán asistencia a los Estados Miembros y a la sociedad en su conjunto en todas las etapas del proyecto. Como primer paso en la aplicación del Acuerdo de París, y según se dispone en el Acuerdo y en la Convención, convocaré una ceremonia de firma de alto nivel que se celebrará en Nueva York el 22 de abril del próximo año.

    Invitaré a los dirigentes mundiales a que vengan a ayudar a mantener y aumentar el impulso. Trabajando juntos, podemos lograr nuestro objetivo común de poner fin a la pobreza, fortalecer la paz y asegurar una vida digna y llena de oportunidades para todos.