Director General QU Dongyu

Fomentar sistemas agroalimentarios sostenibles: unidos por un futuro más centrado en las personas, próspero y compartido

Por el Sr. QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

14/05/2024

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©FAO

Europa y Asia central tienen un gran potencial para contribuir globalmente a la seguridad alimentaria produciendo más con menos. Sin embargo, los retos para nuestra visión compartida de un futuro más centrado en las personas, próspero y equitativo son tan diversos y amplios como las tierras de los más de 50 países que componen esta región.

La complejidad de los problemas en ámbitos como la seguridad alimentaria, la salud, los conflictos y el medio ambiente exigen una transformación integral. Tomemos como ejemplo los efectos de la crisis climática, con el aumento de las temperaturas, los cambios en los regímenes de lluvias y el aumento de la incertidumbre climática, entre otros. Especialmente vulnerables son los sistemas agroalimentarios y las zonas rurales que se enfrentan a una mayor exposición a inundaciones, terremotos, corrimientos de tierras, tormentas, sequías y otros desastres naturales.

El Banco Mundial estima que si no se adopta ninguna medida, los daños económicos causados por sequías e inundaciones en Asia central podrían alcanzar el 1,3 % del producto interno bruto al año, mientras que el rendimiento de los cultivos puede disminuir hasta un 30 % para 2050, lo que se traduciría en nada menos que 5,1 millones de migrantes climáticos. 

Otros países europeos también se encuentran en peligro. Sin adaptación y resiliencia, se calcula que podrían perderse más de 400 000 puestos de trabajo al año de aquí a 2050, y el coste global de las condiciones meteorológicas extremas relacionadas con el clima alcanzaría los 170 000 millones de euros a finales de siglo.

Aunque la prevalencia del hambre y la inseguridad alimentaria ha sido relativamente baja en Europa y Asia central, se ha producido un aumento notable de las tasas de sobrepeso infantil y de obesidad en adultos. La asequibilidad de alimentos nutritivos es un factor importante que contribuye a esta tendencia: se estima que 25 millones de personas en la región no pudieron permitirse una alimentación saludable en 2021.

En la FAO, creemos que la solución radica en las “cuatro mejoras” a las que aspiramos: una producción, una nutrición, un medio ambiente y una vida mejores, sin dejar a nadie atrás.

En primer lugar, debemos esforzarnos por lograr una mejor producción. Los responsables de la toma de decisiones y los actores de la cadena de valor alimentaria deben estar dispuestos a renunciar a los beneficios económicos a corto plazo en favor de una mayor resiliencia y sostenibilidad y una menor repercusión del cambio climático. Tenemos que mejorar las estructuras agrarias ineficientes, la excesiva fragmentación y el abandono de las tierras y garantizar la renovación generacional de las explotaciones familiares. Hemos de aumentar la inversión en infraestructuras rurales para la resiliencia, adoptar la agricultura verde y digital y asegurar la accesibilidad de los pequeños agricultores y las poblaciones vulnerables, así como mejorar la competitividad de los sistemas agroalimentarios. Por otra parte, debemos catalizar y ampliar los esfuerzos de innovación, la agricultura regenerativa y otras soluciones positivas para la naturaleza. La mejora de la gestión de los recursos hídricos —especialmente beneficiosa para los países en desarrollo sin litoral de la región, la mayoría de los cuales se encuentran en Asia central—, también puede ayudar notablemente a las zonas rurales. Reconociendo que la ciencia, la tecnología y la innovación son los motores de las políticas basadas en datos objetivos y de la transformación de los sistemas agroalimentarios, debemos seguir integrando los datos, la tecnología y la innovación como medidas transversales para reforzar nuestro mandato, poniéndolos a disposición de los responsables de las políticas y ayudando a traducirlos en orientación normativa y de políticas e instrumentos prácticos.

En segundo lugar, debemos garantizar que todas las poblaciones de Europa y Asia central tengan acceso a una mejor nutrición, que sigue estando fuera del alcance de demasiadas personas. La FAO está preparada para ayudar a afrontar estos retos, salvaguardando al mismo tiempo los medios de vida de los agricultores y otros asociados del sector agroalimentario. La clave es una mejor distribución de los alimentos y mejores pautas de consumo, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, el aumento de la autosuficiencia de las comunidades y la mejora de las políticas alimentarias y agrícolas.

En tercer lugar, se necesitan esfuerzos concertados para un mejor medio ambiente, con el fin de salvaguardar y restaurar los ecosistemas terrestres y acuáticos, ya que los sistemas agroalimentarios de la región se ven amenazados por presiones ambientales y antrópicas a largo plazo, como el cambio climático, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los recursos naturales. La gestión adecuada de las razas ganaderas locales puede empoderar a las comunidades rurales para sostener sus medios de vida tradicionales, y las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes pueden ayudar a reforzar la resiliencia de los agricultores. Dada su importancia ecológica y su biodiversidad, los bosques de la región son de importancia mundial, y su conservación proporciona servicios esenciales a las comunidades locales y de montaña.

Para que todos tengamos una vida mejor, es vital abordar las desigualdades y promover un crecimiento económico inclusivo. Esto incluye garantizar que los pequeños campesinos y los agricultores familiares reciban salarios justos por su trabajo a la hora de proporcionarnos alimentos. Significa asimismo garantizar una tenencia segura de la tierra, en particular a las mujeres y los jóvenes, que a menudo tienen derechos sobre la tierra menos seguros que los hombres, así como a los pueblos indígenas. También es crucial reducir las desigualdades de género en las zonas rurales. Además, es necesario permitir que los jóvenes participen de forma sustancial y con nuevas esperanzas, ya que su futuro está en juego.

En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Marco estratégico de la FAO para 2022‑31, estos cuatro pasos ofrecen una vía para superar las crisis simultáneas a las que se enfrenta la región. El 34.º período de sesiones de la Conferencia Ministerial Regional de la FAO para Europa —que tendrá lugar del 14 al 17 de mayo de 2024— reunirá a los Miembros de la FAO de la región en la lucha por unos sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles para garantizar que nadie se quede atrás.

Si eliminamos los compartimentos estancos, diseñamos soluciones de forma colaborativa y fomentamos un grupo de actores con visión de futuro, podremos avanzar hacia esos sistemas agroalimentarios eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.

Alcanzar estos objetivos es una responsabilidad compartida. Como Director General de la FAO —el organismo especializado de las Naciones Unidas que lidera los esfuerzos mundiales para combatir el hambre y la malnutrición— les invito a todos a unirse a mí para dar pasos firmes hacia adelante. Trabajando juntos, podemos ayudar a garantizar a todos un mundo próspero y centrado en las personas.