Director General QU Dongyu

Liderar en tiempos de crisis

04/08/2020

El año 2020 ya es sinónimo de crisis. O de múltiples crisis. Las catástrofes naturales, más mortíferas a causa del cambio climático, asolaron muchas zonas del planeta. Las plagas devastaron cultivos y se propagaron con rapidez entre países. Y, justo al inicio del año, el brote de la enfermedad causada por un nuevo coronavirus (la COVID-19) obligó a millones de personas a permanecer en cuarentena y provocó un verdadero parón de la economía mundial.

La acción temprana, la colaboración y un planteamiento centrado en las personas marcaron la respuesta de la FAO a las crisis bajo el liderazgo de su Director General, Sr. QU Dongyu.

Poco después de asumir el cargo, el Director General dio a conocer su táctica para abordar las crisis en el discurso que pronunció en septiembre en la Conferencia Especial sobre la Paz y la Estabilidad en la región del Sahel. “En primer lugar”, dijo, “debemos responder a las emergencias inmediatas y después centrarnos en el desarrollo”.

COVID-19

No ha habido ninguna crisis mayor en el último año que la pandemia de la COVID-19. Y cuando el virus atacó, la FAO respondió con rapidez. La Organización se puso en acción de inmediato para empezar su plan de preparación. Para el nuevo Director General, la seguridad y el bienestar de todos los empleados y sus familias fueron la máxima prioridad. El Equipo de gestión de emergencias de la FAO trabajó intensamente desde principios de febrero para examinar y formular medidas encaminadas a proteger al personal y garantizar la continuidad de las actividades. Cuando Italia, el país anfitrión de la FAO, impuso el confinamiento, la Organización estaba preparada y había trazado todos los planes necesarios. El Director General organizó las dos primeras asambleas con los empleados en la historia de la FAO. La primera, con los colegas destinados en Roma, tuvo lugar cuando Italia era un epicentro inicial de la pandemia y la segunda, con colegas de todo el mundo, se celebró cuando la pandemia ya había alcanzado una magnitud devastadora. Cerca de 7 000 personas asistieron a las reuniones e interactuaron directamente con el Director General.

El mensaje del Sr. QU fue claro: tomen todas las precauciones necesarias para protegerse. Recordó a los colegas que no se trataba únicamente de una responsabilidad hacia uno mismo, sino también hacia la familia, los amigos y los colegas de cada uno, y que era la mejor forma de contribuir a los esfuerzos de la comunidad de acogida por contener el virus y derrotarlo.

La solidaridad y colaboración con Italia, el país anfitrión de la FAO, eran muy importantes para él. Al inicio del brote, la Cruz Roja Italiana destinó un cierto número de voluntarios a la Sede de la FAO para tomar la temperatura a quienes entraban en el edificio y asegurarse de que se hubieran adoptado todas las precauciones sanitarias. Cuando el país entró en la fase de confinamiento, la FAO se adaptó rápidamente y dispuso todo lo necesario para que el personal pudiera seguir trabajando con seguridad desde casa sin que ello interfiriera en el cumplimiento del mandato de la Organización. A pesar de que son más de 3 000 los empleados que trabajan en la Sede, hasta la fecha no se ha producido ningún caso de infección en el lugar de trabajo.

A la vez que trabajaba para proteger la seguridad y el bienestar de todos los empleados, el Director General también encabezó la respuesta inmediata de la FAO a escala mundial, con vistas a ayudar a los países a combatir los efectos de la pandemia en la alimentación y la agricultura, promoviendo las políticas adecuadas para ayudar a garantizar el abastecimiento de alimentos durante las fases de confinamiento y después. El mensaje de la FAO era muy claro: hay alimentos suficientes para alimentar a todo el mundo, pero necesitamos las políticas correctas para mantener vivas las cadenas de suministro de alimentos. Los jefes de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Comercio se unieron al Director General de la FAO para emitir una declaración conjunta a finales de marzo en la que se instaba a hacer todo lo posible para prevenir que la crisis sanitaria se convirtiera en una crisis alimentaria. El Director General reiteró este llamamiento en el discurso que pronunció en la Cumbre Extraordinaria Virtual de Líderes del G-20 sobre la COVID-19.

A raíz de la Cumbre, el Director General trabajó con el G-20 a fin de organizar una sesión especial de ministros de agricultura para examinar formas de reducir al mínimo los efectos de la pandemia en los sectores de la alimentación y la agricultura. En la víspera de la reunión, el Banco Mundial, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos se unieron a la FAO para hacer un llamamiento a los ministros.

En el plano regional, la FAO trabajó con la Unión Africana y Sudáfrica, su actual presidencia, para organizar una reunión en la que más de 40 ministros de agricultura africanos examinaron maneras de mitigar la repercusión de la COVID-19 en los sectores de la alimentación y la agricultura de los países del continente.

La FAO publicó más de 50 notas de orientación sobre políticas y otros documentos a fin de ayudar a promover la toma de decisiones basada en hechos comprobados en respuesta a la pandemia. Mientras tanto, la FAO se unió a otras organizaciones de las Naciones Unidas en el lanzamiento de un programa mundial de asistencia humanitaria que ayudara a los más vulnerables a hacer frente a las crisis dentro de otras crisis. Se seleccionaron más de 30 países en situación crítica a los que prestar asistencia inmediata.

En julio, el Director General presentó un programa integral de respuesta y recuperación de la COVID-19, que permitía a los donantes aprovechar el poder de convocatoria, los datos en tiempo real, los sistemas de alerta temprana y las competencias técnicas de la FAO, para dirigir el apoyo donde y cuando fuera más necesario. Se han previsto inversiones iniciales por valor de 1 200 millones de USD para dar una respuesta global ágil y coordinada que permita garantizar alimentos nutritivos para todos, tanto durante la pandemia como después.

Gusano cogollero del maíz

Tan solo cuatro meses después de tomar posesión de su cargo, en diciembre de 2019, el nuevo Director General lanzó la Acción mundial de lucha contra el gusano cogollero del maíz, una iniciativa trienal de varios millones de USD dirigida a intensificar los esfuerzos por frenar la creciente propagación de la plaga invasiva, que ya había provocado graves daños a la producción alimentaria y los medios de vida en muchos países. El gusano cogollero del maíz, autóctono de las regiones tropicales y subtropicales de las Américas, se ha propagado por todo el mundo y ha causado daños importantes a los cultivos.

En colaboración con sus asociados, la FAO ha elaborado productos de conocimiento, como directrices técnicas, vídeos, materiales de capacitación y seminarios web para ayudar a poner en práctica la Acción mundial en los países. En los primeros seis meses de 2020, se exploraron más de 3 500 campos y se verificaron casi 3 400 trampas, que se notificaron a través del Sistema de monitoreo y alerta temprana para el gusano cogollero gestionado por la FAO.

“Se trata de una amenaza mundial que requiere una perspectiva global”, recalcó el Sr. QU. El espíritu colaborativo de la iniciativa, que se vale de las asociaciones para complementar los actuales mecanismos de la FAO y crea nuevos canales de cooperación, se hacía eco del cambio cultural que el Sr. QU estaba fomentando internamente en la FAO. En esta crisis, como en otras, el Sr. QU destacó la importancia de trabajar codo a codo, escuchando a las otras partes y aprendiendo de ellas.

Langosta del desierto

En enero de 2020, la FAO advirtió de que acechaba la peor invasión de langostas del desierto en decenios, debido a condiciones atmosféricas húmedas que permitían a la plaga reproducirse de forma difusa en África oriental, Asia sudoccidental y las zonas situadas en torno al Mar Rojo. Hizo un llamamiento a la acción internacional inmediata.

La FAO, que considera el recrudecimiento de la langosta del desierto una de sus principales prioridades institucionales, actuó rápidamente en apoyo de la respuesta de los gobiernos. Asimismo, a través de su Servicio de información sobre la langosta del desierto, utilizó datos en tiempo real para seguir de cerca la situación mundial de forma ininterrumpida y facilitó previsiones, alertas tempranas y advertencias sobre el momento, la magnitud y el lugar de los episodios de invasión y la reproducción. Sobre el terreno, los equipos de la FAO trabajaron con los gobiernos y las autoridades locales para llevar a cabo operaciones de fumigación por tierra y aire, acompañadas de iniciativas de concienciación pública sobre la seguridad.

El Director General ha tomado la iniciativa personalmente para informar a los Estados Miembros y los donantes con vistas a obtener apoyo. Asimismo, viajó al Pakistán para examinar la situación de la langosta sobre el terreno. Los gobiernos, organizaciones internacionales, instituciones multilaterales y el sector privado han prestado su apoyo generosamente.

Pese a los desafíos adicionales que plantea la pandemia de la COVID-19 (el movimiento de personal, equipos y suministros se vio seriamente dificultado), la FAO realizó progresos considerables trabajando con los países afectados y otros asociados. Se estima que hasta la fecha se han exterminado 500 000 millones de langostas y se han salvado cultivos que podrían alimentar a varios millones de personas durante un año.

No cabe duda de que nos aguardan más crisis en el futuro. No obstante, como dijo el Director General, trabajando conjuntamente con los asociados, la FAO trata de ayudar a la población más vulnerable del mundo, prevenir crisis futuras, aumentar la resiliencia ante las perturbaciones y acelerar la reconstrucción y la transformación sostenible de los sistemas alimentarios.

Ver también: Si vamos juntos, llegamos más lejos: trabajar con los asociados para producir resultados