Director General QU Dongyu

Transformación de los sistemas agroalimentarios y fomento del desarrollo rural inclusivo en el contexto de la COVID-19 para poner fin a la pobreza rural

del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO

02/12/2020

Transformación de los sistemas agroalimentarios y fomento del desarrollo rural inclusivo en el contexto de la COVID-19 para poner fin a la pobreza rural

ACTO PARALELO
2 de diciembre de 2020, 13.00-15.00 (EST)

Transformación de los sistemas agroalimentarios para cumplir la Agenda 2030 en el contexto de la COVID-19 

Sr. QU Dongyu

Director General de la FAO

Traducción de la intervención preparada en inglés

 

Excmo. Sr. Embajador Zhang Jun,

Excmo. Sr. Embajador Olof Skoog, 

Excmo. Sr. Munir Akram,

Distinguidos panelistas,

Distinguidos invitados,

1. Es un placer participar en este acto de alto nivel.

2. La transformación de los sistemas agroalimentarios y la erradicación de la pobreza son elementos centrales del mandato de la FAO, así como de la contribución a la ejecución de la Agenda 2030. Es momento de pensar de manera integral, coherente e histórica en aras de adoptar un enfoque unificado y medidas prioritarias; somos una aldea mundial.

3. Los sistemas agroalimentarios también son fundamentales para los medios de vida de 4 500 millones de personas en todo el mundo. Esta cifra incluye a más de 1 100 millones de personas en situación de pobreza, que viven y trabajan en zonas rurales.

4. A nivel mundial, alrededor del 76 % de los trabajadores rurales en situación de extrema pobreza se dedican a la agricultura, y más del 80 % de los productores rurales por cuenta propia trabajan en el sector no estructurado.

5. La agricultura no solo desempeña un papel fundamental en la transformación de la economía y la garantía de la seguridad alimentaria, sino que también es esencial para poner fin a la pobreza extrema.

6. Los datos demuestran que, en los países de ingresos bajos, la inversión en la agricultura —especialmente en la agricultura familiar y en pequeña escala— tiene mayor repercusión en la reducción de la pobreza que la inversión en otros sectores.

7. Sin embargo, si bien el crecimiento económico favorable a los pobres comienza en la agricultura, la reducción de la pobreza rural también requiere la creación de empleos no agrícolas, el fomento de la diversificación económica y la inversión en capital humano, salud, educación e infraestructura.

8. La transformación de los sistemas alimentarios abarca todos estos programas, al tiempo que aborda cuestiones relacionadas con el cambio climático, la biodiversidad, la gestión de los recursos naturales y dietas más saludables.

9. El desafío es enorme. En 2019, antes de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), casi 690 millones de personas estaban subalimentadas. Actualmente, en el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020, se estima que la pandemia podría incrementar esta cifra en 132 millones, y sumir entre 88 y 115 millones de personas en la pobreza extrema. Todo ello sucede en un mundo en el que 3 000 millones de personas no tenían acceso a dietas saludables incluso antes de los desafíos que plantea la COVID-19.

10. Las mujeres, y en particular las mujeres rurales, soportan una carga desproporcionada debido a la pandemia.

11. Alrededor de un tercio de los medios de vida relacionados con los sistemas agroalimentarios corren peligro a causa de la COVID-19. El turismo se ha visto muy afectado, lo cual tiene efectos devastadores en los pequeños Estados insulares en desarrollo.

12. Los alimentos son productos universales de primera necesidad; son bienes públicos primordiales, un derecho humano básico. Los sistemas alimentarios están vinculados con la agenda política mundial, nuestras economías, nuestro medio ambiente y nuestra salud. Abordar la inseguridad alimentaria de manera integral supone lograr enormes progresos en lo que atañe a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En particular, es necesario lograr los ODS 1, 2 y 10 (erradicar el hambre y la pobreza, y reducir las desigualdades).

13. La crisis actual y la necesidad de transformar los sistemas alimentarios es una oportunidad única para no dejar a nadie atrás en nuestros esfuerzos para reconstruir mejor.

14. Se requiere un liderazgo sin precedentes para encauzar la situación hacia un futuro saludable y sostenible en relación con la alimentación, prestando especial atención al modo de demostrar el compromiso y el cambio sobre el terreno. No solo es necesario adoptar una estrategia concreta de forma conjunta de recuperación de las crisis actuales, sino que también es preciso reconstruir mejor y de forma más sólida que antes.

15. Hace 10 días, durante la Cumbre de líderes del G-20, hice un llamamiento a los líderes de dicho Grupo para que abordaran con carácter urgente los efectos de la COVID-19 en los sistemas agroalimentarios, impulsando la productividad de los agricultores, ampliando los mecanismos de protección social e invirtiendo en la innovación digital orientados hacia una producción, una nutrición, un medio ambiente y una vida mejorados.

16. Nos quedan nueve cosechas hasta 2030 y el logro de los ODS, y debemos motivar a más asociados en torno a la urgencia de trabajar juntos para comprender las necesidades de los diferentes sistemas agroalimentarios en todo el mundo y abordar conjuntamente el modo de acelerar las soluciones. Les invito a todos a dar forma a este debate, y a contribuir a esta agenda centrada en la acción y orientada a lograr soluciones.

17. Las esferas prioritarias desde el punto de vista de la utilidad marginal para la erradicación del hambre, la pobreza y las desigualdades eran tres: la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos; el fomento de la innovación, por ejemplo, las tecnologías digitales, la biotecnología y las políticas favorables; el reconocimiento de la importancia que tienen la regionalización y la localización.

18. La reducción de esas pérdidas en países en desarrollo genera una utilidad marginal más elevada, mientras que la reducción de los desperdicios dará lugar a una utilidad marginal mayor en los países ricos y las ciudades de todo el mundo. La pérdida de alimentos varía en función de los países: en los países en desarrollo, el potencial es mayor y la utilidad marginal es más elevada. El desperdicio de alimentos tiene una utilidad marginal más elevada en Europa, así como en las ciudades, independientemente de si se trata de un país en desarrollo o desarrollado. El desperdicio de alimentos en cualquier ciudad del mundo es una esfera con un gran potencial que ha de evaluarse y potenciarse.

19. Regionalización y localización. Independientemente de si se trata de la producción, el comercio o la investigación, estas cuestiones son una característica fundamental de los sistemas agroalimentarios. Las políticas, la innovación, la pérdida y el desperdicio de alimentos, las tecnologías o la gestión deben estar en consonancia con las condiciones locales imperantes en un determinado lugar.

20. Es preciso integrar estas cuestiones en el mundo digital. Esta pandemia nos ha obligado a acelerar y ampliar la digitalización de la economía mundial, la gestión social, y la gobernanza y la sociedad digitales.

21. Con miras a lograr un futuro mejor para la población y el planeta, los sistemas agroalimentarios deberían producir alimentos nutritivos y saludables, ser resilientes e inclusivos, y ambientalmente sostenibles para las generaciones venideras. Si bien todos estamos trabajando para proporcionar a 10 000 millones de personas alimentos suficientes, de mayor calidad, variados, accesibles y asequibles, y en igualdad de condiciones, es necesario recabar el compromiso, la participación y la colaboración de todas las partes interesadas, sin quejas ni excusas, para no dejar a nadie atrás.

22. La FAO, en estrecha colaboración con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, dirigió la redacción del informe del Secretario General de este año, titulado “Erradicar la pobreza rural a fin de implementar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

23. El enfoque multisectorial y centrado en las asociaciones a nivel de los países es el núcleo de la Iniciativa Mano de la mano, cuyo objetivo es reducir la pobreza mejorando el potencial agrícola mediante la inversión en cadenas de valor innovadoras, inclusivas y productivas, y la creación de capital humano.

24. La FAO está dispuesta a seguir colaborando estrechamente con los Miembros, el sistema de las Naciones Unidas, asociados mundiales y actores no estatales para reconstruir mejor a raíz de la COVID-19 mediante la transformación de los sistemas agroalimentarios, con el fin de construir un mundo sin hambre ni pobreza.

Gracias.