Director General QU Dongyu

BRASIL: Declaración de apertura de la reunión de ministros de Agricultura del G-20

del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO

12/09/2024

Excelencias,

Señoras y señores:

Me complace estar hoy aquí con todos ustedes.

El hambre aumentó mucho de 2019 a 2021 y persistió al mismo nivel durante tres años.

Nuestras últimas estimaciones indican una prevalencia mundial de la subalimentación del 9,1 % en 2023, lo que equivale a 730 millones de personas que padecen hambre.

El año pasado hubo progresos notables en la región de América Latina y el Caribe, pero el hambre sigue aumentando en África y ha permanecido relativamente invariable en Asia.

Los factores que impulsan la inseguridad alimentaria están interrelacionados y se superponen a vulnerabilidades estructurales que dificultan la respuesta y la recuperación ante una perturbación.

Las perturbaciones económicas generan hambre. El descenso de los precios mundiales de los alimentos aún no se ha transmitido a los países de renta baja y dependientes de las importaciones, y la elevada deuda pública limita la capacidad de los gobiernos para intervenir y cubrir el aumento de su factura de importación de alimentos.

El cambio climático impulsa el hambre. El año 2023 fue el más caluroso jamás registrado. Muchos países se ven afectados por sequías o inundaciones recurrentes, que agotan sus recursos para hacer frente a la situación. Prevemos que la variabilidad climática seguirá aumentando, lo que continuará afectando a los países más vulnerables.

Y los conflictos están empujando a millones de personas a una inseguridad alimentaria aguda. Los conflictos siguen creando y amplificando la inseguridad alimentaria aguda —tanto a nivel mundial como en la región— y fueron una de las principales causas de ocho de las 10 mayores crisis alimentarias del mundo en 2023.

Los países más pobres y las comunidades más vulnerables, incluidas las familias y los pequeños agricultores, están más expuestos a estos factores.

Los agricultores familiares desempeñan un papel central en el logro de la seguridad alimentaria mundial.

La lucha contra las desigualdades y la creación de resiliencia son imposibles de lograr sin la participación activa de los agricultores familiares, que representan más del 90 % de las explotaciones agrícolas del mundo, ocupan entre el 70 % y el 80 % de las tierras agrícolas y producen más del 80 % de los alimentos mundiales en términos de valor.

Transformar nuestros sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles requiere un mayor compromiso político, una agenda social e insumos en general, que deben reforzar el papel de los agricultores familiares, los pequeños productores, los Pueblos Indígenas y las comunidades tradicionales.

Excelencias,

Señoras y señores:

Uno de los principales valores del Grupo de los Veinte (G-20) es servir de foro para la coordinación de políticas entre las mayores economías del mundo.

Y lo ha conseguido con notable éxito.

El G-20 ha sido el primero en aplicar el Sistema de información sobre el mercado agrícola, que alberga la FAO, y que es ahora un pilar consolidado de los mercados agrícolas mundiales.

Al intercambiar puntos de vista sobre el futuro de los sistemas agroalimentarios durante los próximos dos días, inspirémonos en los esfuerzos y progresos realizados en América Latina, y en especial por el Brasil, nuestro país anfitrión, para reducir el hambre.

El apoyo unánime de los miembros del G-20 a la propuesta del Brasil de lanzar una Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza es un reconocimiento al fuerte liderazgo del Brasil en la lucha contra el hambre.

Pero también es un testimonio de los logros notables de los que es capaz este Grupo cuando aúna sus esfuerzos.

El mundo necesita más cooperación dentro del G-20 y más allá.

Por esta razón, me gustaría felicitar al Gobierno del Brasil por volver a situar la seguridad alimentaria en el centro de los debates del G-20 y por promover y garantizar el apoyo más allá del G-20 para acabar con el hambre a través de la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza.

La Alianza mundial será clave para llevar conocimiento y experiencia y mostrar los casos de éxito de las regiones del mundo donde más se necesite.

La FAO se enorgullece de desempeñar un papel sustancial en respaldar a la Alianza mundial acogiendo su mecanismo de apoyo en Roma, organizando su “canasta de políticas” y contribuyendo a sus tres pilares.

Estimados colegas:

En nuestros debates de los dos próximos días, guiémonos por nuestra responsabilidad colectiva de responder a quienes más necesitan nuestra ayuda.

Hoy somos testigos de crisis alimentarias de una magnitud no vista en muchos años.

En el Sudán, el conflicto en curso ha devastado el país y ha llevado a la población a los niveles más altos de inseguridad alimentaria aguda: la hambruna (Fase 5 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases [CIF]).

Se calcula que más de 25 millones de personas en el Sudán se enfrentarán a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda entre junio y septiembre de 2024.

En Gaza, la totalidad de la población de 2,2 millones de personas sigue necesitando ayuda alimentaria y para los medios de vida con carácter urgente.

El Afganistán, Haití, Myanmar, Nigeria, el Pakistán, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur tienen actualmente más de un millón de personas cada uno en situación de Emergencia (Fase 4 de la CIF).

No podemos fallarles. Tenemos que incrementar la ayuda alimentaria, al tiempo que desarrollamos e implementamos estrategias que protejan el medio ambiente y generen ingresos justos para los agricultores.

Trabajemos juntos para garantizar las cuatro mejoras: una producción, una nutrición, un medio ambiente y una vida mejores, sin dejar a nadie atrás.

Juntos, confío en que este Grupo pueda ayudar a construir un futuro en el que un mundo próspero y con seguridad alimentaria sea una realidad para todos. Gracias.