Director General QU Dongyu

BRASIL: Reunión de Ministros de Agricultura del G-20 Primera sesión sobre las prioridades I y II: Declaración sobre sistemas alimentarios sostenibles y comercio agrícola

del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO

12/09/2024

Excelencias,

Señoras y señores:

En un momento en que los sistemas agroalimentarios mundiales se enfrentan a una presión sin precedentes, es crucial transformarlos para que sean más eficientes, más inclusivos, más resilientes y más sostenibles,

para garantizar la seguridad alimentaria, la salud medioambiental y la prosperidad económica de las generaciones futuras.

Los sistemas agroalimentarios sostenibles están concebidos para producir alimentos de forma respetuosa con el medio ambiente, económicamente viable y socialmente responsable.

Esto implica producir más con menos, adoptando prácticas que mejoren la productividad y la diversidad alimentaria, reduzcan los insumos de los sistemas agroalimentarios y minimicen los efectos medioambientales, como las emisiones de gases de efecto invernadero, y preserven la biodiversidad.

Asimismo, se pretende optimizar el uso de insumos como agua, energía, plaguicidas y fertilizantes, así como reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos.

Las prácticas agrícolas sostenibles son esenciales para lograr la seguridad alimentaria a largo plazo, manteniendo la salud del ecosistema y garantizando al mismo tiempo la productividad y la rentabilidad de la agricultura.

La innovación y técnicas como las variedades resistentes a los bióticos y abióticos, la agricultura de conservación, el manejo integrado de plagas y los sistemas de cultivos múltiples ayudan a reducir el uso de agroquímicos, mejorar la salud del suelo y potenciar la biodiversidad.

Muchas de estas prácticas son adoptadas ampliamente por los agricultores brasileños y tuve la oportunidad de presenciar algunas de ellas durante mi visita.

La innovación y la tecnología desempeñan un papel crucial para impulsar sistemas agroalimentarios sostenibles: desde la agricultura de precisión y la agricultura digital hasta la biotecnología y las energías renovables, existen numerosas innovaciones que pueden ayudar a mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de la producción alimentaria.

Al invertir en investigación y desarrollo, podemos encontrar nuevas soluciones a los retos a los que se enfrentan nuestros sistemas agroalimentarios y avanzar hacia un futuro más sostenible.

La innovación es un motor esencial del crecimiento basado en la ciencia. Las estimaciones de las tasas de rendimiento de investigación y desarrollo (I+D) relacionados con la agricultura sugieren un valor socioeconómico muy elevado.

Sin embargo, la inversión pública en I+D se ha estancado o ha bajado a lo largo de los años en muchos países.

Es imperativo que el sector público siga dando prioridad a la I+D y fomente los recursos privados y la investigación para volver a centrarse en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Otro aspecto importante de los sistemas agroalimentarios sostenibles es la promoción de la equidad social.

Esto implica garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos nutritivos y asequibles, así como apoyar los medios de vida de los pequeños agricultores y las comunidades rurales.

El Marco estratégico de la FAO para 2022-2031 se centra en torno a las cuatro mejoras integradas: una producción, una nutrición, un medio ambiente y una vida mejores, sin dejar a nadie atrás.

Las cuatro mejoras representan un principio organizador con respecto a la forma en que la FAO se propone contribuir directamente al ODS 1 (fin de la pobreza), el ODS 2 (hambre cero) y el ODS 10 (reducción de las desigualdades), así como apoyar a la Agenda 2030 en general.

Las cuatro mejoras son vías de acción a nivel mundial, regional, nacional y local para la consecución de los ODS y la creación de un mundo sostenible y con seguridad alimentaria para todos, hoy y mañana.

En este contexto, el comercio agrícola es una piedra angular de la seguridad alimentaria mundial y es transversal a las cuatro mejoras.

Las políticas comerciales que promueven la apertura y reducen los obstáculos pueden mejorar la seguridad alimentaria estabilizando los precios de los alimentos y garantizando un suministro constante de productos alimenticios diversos.

Uno de los principales beneficios del comercio agrícola es que ayuda a equilibrar el suministro y la demanda de alimentos en las distintas regiones basándose en las ventajas comparables de los diferentes recursos naturales.

A través del comercio, los excedentes alimentarios pueden compartirse con los países necesitados, garantizando así que los alimentos lleguen a quienes más los necesitan.

Esto es especialmente importante en tiempos de crisis, como catástrofes naturales o conflictos, cuando la producción alimentaria local puede verse perturbada.

El comercio agrícola fomenta también la cooperación internacional y acelera la transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales.

Al participar en el comercio, los países pueden mejorar su competitividad, intercambiar conocimientos, tecnología y mejores prácticas, lo que puede contribuir a mejorar la eficacia de los sistemas agroalimentarios y aumentar su resiliencia al cambio climático.

Pero no se puede y no se debe esperar que por sí solos aborden plenamente las compensaciones entre los objetivos económicos, sociales y medioambientales.

Para ello, las políticas comerciales deben complementarse con medidas más específicas.

La FAO lleva mucho tiempo defendiendo los beneficios de un comercio abierto y basado en normas para la seguridad alimentaria mundial.

A través de nuestros análisis, la FAO ha evaluado y divulgado cómo el comercio puede fomentar los objetivos de desarrollo ambiental, económico y social.

Con este objetivo, este año la investigación de la FAO pretende contribuir al debate en torno al comercio y la nutrición. La edición de 2024 de la publicación principal de la FAO, El estado de los mercados de productos básicos agrícolas (SOCO 2024), explora los complejos vínculos entre el comercio de alimentos y la nutrición y aporta datos objetivos sobre cómo el comercio afecta a los patrones dietéticos y los resultados nutricionales.

El análisis de los datos realizado para el informe nos muestra que el comercio facilita el acceso a mayores cantidades y menores precios de todos los alimentos, y contribuye de forma significativa a la diversidad alimentaria, duplicando el número de productos suministrados por los países.

Estos efectos son especialmente importantes para los países importadores netos de alimentos, lo que confirma una vez más con datos y evidencias fehacientes que el comercio agrícola es esencial para la seguridad alimentaria y la nutrición mundiales.

Excelencias,

Señoras y señores:

Para concluir, permítanme reiterar que el Grupo de los Veinte (G-20) puede contribuir notablemente al comercio agrícola y a la seguridad alimentaria mundial aplicando las siguientes medidas:

Uno: promover la transparencia del mercado.

En este sentido, el Sistema de información sobre el mercado agrícola (SIMA) es un pilar consolidado de la transparencia de los mercados mundiales.

Al proporcionar información puntual y precisa sobre los mercados, el SIMA contribuye a reducir la extrema volatilidad de los precios y promueve medidas normativas coordinadas entre los Estados miembros.

El apoyo continuado del G-20 en forma de datos e información sigue siendo clave para el éxito continuado de la iniciativa.

Dos: abstenerse de adoptar restricciones comerciales.

Las restricciones comerciales son perjudiciales para la seguridad alimentaria mundial porque perturban el equilibrio entre el suministro y la demanda de alimentos entre las distintas regiones.

Cuando los países imponen prohibiciones o restricciones a la exportación de productos alimenticios, se reduce el suministro mundial, lo que hace subir los precios de los alimentos y dificulta el acceso de los países importadores netos de alimentos a los productos básicos esenciales.

Esto puede conducir a una mayor inseguridad alimentaria, en especial en los países en desarrollo, donde los alimentos representan una parte notable del presupuesto familiar.

Además, las restricciones comerciales pueden crear un efecto dominó entre los países, ampliando el problema y, en última instancia, socavando los esfuerzos mundiales para garantizar un suministro alimentario estable y asequible para todos.

Y tres: revitalizar las negociaciones agrícolas en el seno de la Organización Mundial del Comercio.

El multilateralismo y un sistema comercial multilateral libre, justo, previsible, no discriminatorio y basado en normas son fundamentales para promover el desarrollo agrícola y rural y contribuir a la seguridad alimentaria mundial y a la mejora de los sistemas agroalimentarios.

Gracias, Sr. Presidente.