Director General QU Dongyu

Reunión ministerial del Grupo de acción del G-20 para la Alianza mundial contra el hambre y la pobreza Presentación del Informe SOFI 2024: Financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas

del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO

24/07/2024

Excelencias,

Señoras y señores:

Quisiera agradecer al Gobierno del Brasil esta oportunidad de presentar el Informe sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) 2024.

A primera vista, el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo presenta un panorama desalentador. Las cifras mundiales estimadas por el SOFI muestran que estamos en un punto muerto, con niveles mundiales de hambre e inseguridad alimentaria que siguen altos por tercer año consecutivo.

Más de 730 millones de personas en todo el mundo pasaron hambre en 2023, y más de 2 300 millones sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave. Sin un cambio transformador inmediato, se prevé que 580 millones de personas pasarán hambre en 2030.

Además, tampoco vamos camino de alcanzar ninguna de las metas mundiales en materia de nutrición, y las crecientes tasas de obesidad plantean grandes retos para la salud y el bienestar de todos los grupos de edad.

Para lograr medidas concretas y financiación específica, debemos centrarnos en la situación a nivel regional y nacional.

Más allá de las cifras mundiales, podemos observar progresos alentadores en América del Sur y en subregiones de Asia meridional, que nos proporcionan valiosas enseñanzas de cara al futuro. El hambre ha descendido durante dos años consecutivos en Asia meridional, así como aquí mismo, en América del Sur, donde 5,4 millones de personas menos pasaron hambre en 2023 en comparación con 2021. El número de personas que sufren inseguridad alimentaria moderada o grave también ha bajado en 33 millones en dos años.

Si esta región mantiene esta tendencia positiva, irá camino de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2.

Otra señal positiva es la disminución del número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable, aunque esta sigue fuera del alcance de más de un tercio de la población mundial.

En Asia meridional, 44 millones de personas más pudieron permitirse una dieta saludable en 2022 en comparación con 2021. En muchos países, está aumentando el número de lactantes que reciben los beneficios protectores de la lactancia materna exclusiva, y hay menos niños afectados por el retraso del crecimiento y la emaciación. Esto aumenta sus posibilidades de alcanzar su pleno potencial de crecimiento y desarrollo.

¡Este es el potencial que debemos aprovechar!

El potencial para un cambio positivo y la plena realización del derecho a una alimentación adecuada para todos, así como una vida mejor que garantice la dignidad, la salud y el bienestar de todas las personas, sin dejar a nadie atrás.

En África, por el contrario, el hambre no ha dejado de crecer desde 2015. En 2023, África era la región con el mayor porcentaje de población que padecía hambre, más del 20 %, así como la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave, que se situaba en el 58 %, casi el doble del promedio mundial.

Señoras y señores:

Un verdadero cambio transformador de los sistemas agroalimentarios mundiales es la única manera de hacer frente a las causas principales de la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

Como hemos experimentado en los últimos años, entre las causas principales del hambre se encuentran los conflictos y la guerra, la crisis climática, las recesiones económicas y los efectos en curso de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).

El elevado costo de las dietas saludables está empeorando la situación y aumentando las desigualdades. A nivel mundial, el déficit de financiación para esta transformación puede alcanzar varios billones de USD.

El Informe SOFI 2024 señala que los países con mayor nivel de inseguridad alimentaria son a menudo los que tienen menos acceso a la financiación. Es sumamente importante que los donantes y la comunidad financiera mundial tomen nota de ello.

En un mundo en el que debemos coordinar y aunar esfuerzos, y reorientar la financiación hacia donde más se necesita, no podemos permitir que los más vulnerables sean los que menos acceso tengan a poder financiarse.

Hago un llamamiento a todos los asociados para que ayuden a estos países a acceder a una financiación innovadora y asequible.

A este respecto, tengo tres peticiones importantes:

En primer lugar, hago un llamamiento a los proveedores de financiación y a los actores de los sistemas agroalimentarios para que mejoren la coordinación y el consenso sobre qué y dónde es esencial centrar los esfuerzos y orientar mejor la financiación a los más necesitados, teniendo en cuenta los contextos y prioridades nacionales y locales.

En segundo lugar, pido a los donantes y otros asociados internacionales que tengan mayor tolerancia al riesgo y se comprometan e impliquen más en las actividades de reducción de este riesgo.

Es importante reconocer la nueva realidad y comprender que, frente a los actuales desafíos mundiales, los sistemas agroalimentarios operan sometidos a riesgos e incertidumbre, por lo que debemos estar preparados para lo imprevisto.

En tercer lugar, necesitamos más financiación combinada, bien orientada y adecuadamente dimensionada, con una mayor dependencia de las asociaciones de colaboración público-privadas.

Sin el sector privado no podremos superar los retos actuales.

Si actuamos conforme a estos tres llamamientos, estaremos más cerca de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas.

Financiar hoy el Hambre cero es invertir en un futuro con mayor seguridad alimentaria mañana.

Significa invertir en las cuatro mejoras: una producción, una nutrición, un medio ambiente y una vida mejores, sin dejar a nadie atrás.

Gracias.