C 2003/INF/5-Corr.1

Conferencia

32º período de sesiones

Roma, 29 de noviembre – 10 de diciembre de 2003

DISCURSO DEL DIRECTOR GENERAL EN EL
32º PERÍODO DE SESIONES DE LA CONFERENCIA DE LA FAO

Señor Presidente de la Conferencia,
Señor Presidente Independiente del Consejo,
Señoras y señores Ministros,
Excelencias,
Señoras y señores:

En las cumbres mundiales sobre la alimentación celebradas en Roma en 1996 y en 2002 se fijó y se reafirmó, respectivamente, el objetivo de reducir a la mitad, para el año 2015, el número de personas aquejadas por el hambre.

Ante la inaceptable persistencia de la subnutrición en un mundo en el que los recursos abundan, y ante el riesgo de que no se alcance el citado objetivo hasta el año 2150, es menester movilizar la voluntad política de los responsables de las decisiones a escala nacional y la energía de la sociedad civil, así como los medios de carácter bilateral y multilateral.

Los trabajos del trigésimo segundo período de sesiones de la Conferencia deberían situarse en esa perspectiva.

Estado de la inseguridad alimentaria

Aunque en 19 países en desarrollo el número de personas hambrientas ha disminuido en más de 80 millones durante el último decenio, lamentablemente en muchos otros ese número ha aumentado.

En todas las regiones en desarrollo se encuentran países que han obtenido buenos resultados: uno en el Cercano Oriente, cinco en Asia y el Pacífico, seis en América Latina y el Caribe y siete en el África subsahariana. Se trata tanto de países grandes relativamente prósperos como el Brasil y China, en los que los niveles de subnutrición de partida eran moderados, como de países más pequeños donde el hambre estaba más generalizada, tales como el Chad, Guinea, Namibia y Sri Lanka.

Pero en todo el mundo, el número de personas subnutridas se ha reducido únicamente en 19 millones entre 1990-1992 y 1999-2001. Por lo tanto, para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación habría que acelerar el ritmo de reducción del número de personas hambrientas a 26 millones por año, es decir, más de 12 veces el ritmo actual, que es de 2,1 millones de personas por año.

Este esfuerzo es tanto más necesario cuanto que, al parecer, el número de personas subnutridas en el mundo en desarrollo ha dejado de disminuir y tiende más bien a aumentar. En la primera mitad de los años noventa, el número de personas que padecían hambre crónica había disminuido en 37 millones. Pero desde 1995-1997, se han añadido más de 18 millones de personas a la categoría de los hambrientos.

En el período 1999-2001, había 842 millones de personas subnutridas en el mundo, de las cuales 798 millones vivían en los países en desarrollo, 34 millones en los países con economía en transición y 11 millones en los países desarrollados.

Es posible identificar diversos factores que diferencian a los países que han obtenido buenos resultados en la lucha contra el hambre de aquéllos cuyos esfuerzos no han sido fructíferos. Los países que han logrado reducir el hambre se han beneficiado de un crecimiento económico más rápido, sobre todo en el sector agrícola, de un crecimiento demográfico más lento y de niveles de infección por el VIH/SIDA más bajos. Son además países mejor clasificados según el índice de desarrollo humano del PNUD.

Producción y comercio agrícolas y alimentarios

En 2003/04, la cosecha mundial de cereales ascenderá según las estimaciones a 1 874 millones de toneladas, cantidad inferior a las necesidades previstas. En 2004, por cuarto año consecutivo, será necesario recurrir nuevamente a las existencias almacenadas.

Como en los años precedentes, la reducción de las existencias mundiales se deberá fundamentalmente a la disminución de las reservas en China. A tal respecto, este país ha contribuido con alrededor del 80 por ciento a la reducción mundial de las existencias de cereales (288 millones de toneladas desde 1999), a causa de políticas nacionales dirigidas expresamente a reducir las reservas de cereales mediante un aumento de las exportaciones.

Los precios de los productos agrícolas básicos han disminuido en la segunda mitad del decenio, a pesar del afianzamiento del precio de determinados productos, como el trigo y los cultivos oleaginosos, entre 2001 y 2002.

Entre 1997 y 2001, el valor de las exportaciones totales de productos agrícolas disminuyó, de modo que la proporción del comercio total de mercancías correspondiente a los intercambios agrícolas bajó a menos del 7 por ciento; dicha disminución confirma la tendencia a largo plazo en esta dirección.

Queda todavía mucho por hacer a fin de corregir los desequilibrios y las desigualdades en el comercio de productos agrícolas y alimentarios. Incluso los países cuyos intercambios comerciales han aumentado considerablemente no han registrado ninguna mejora de su crecimiento general y de su producto interno. Se trata, pues, de una cuestión de la que la comunidad internacional tiene que ocuparse.

Por lo que respecta a los cereales, los considerables incrementos de la productividad que la agricultura moderna hace posibles, y los poderosos sistemas de apoyo y de subvenciones aplicados en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), han ejercido una presión a la baja sobre los precios mundiales. Si la reducción de los precios de los productos alimentarios ha tenido algunos efectos positivos para los importadores, a menudo ha contribuido a empobrecer a los pequeños productores agrícolas de los países en desarrollo.

Durante la reciente reunión de la Organización Mundial del Comercio celebrada en Cancún (México), la FAO invitó a los países a suprimir los obstáculos al comercio internacional justo. La Organización ha vuelto a señalar a la atención de la comunidad internacional la doble necesidad de reducir la pobreza y reforzar la seguridad alimentaria, así como la importancia del comercio multilateral para alcanzar esos objetivos. Las negociaciones de ámbito multilateral son indispensables para lograr soluciones más justas. La Organización alienta por lo tanto a todos los países a reanudar rápidamente los debates que han tropezado con dificultades en Cancún.

Producción animal y comercio de productos ganaderos

La producción mundial de carne y de productos lácteos, que según las estimaciones ascenderá en 2003 a 249,1 millones de toneladas y 599,1 millones de toneladas, respectivamente, sigue creciendo bastante más rápido que la agricultura en su conjunto, y representa en la actualidad el 45,2 por ciento del producto interno bruto agrícola total (1,29 billones de dólares EE.UU. en 2002). Sin embargo, los intercambios comerciales se ven a menudo perturbados por epidemias de enfermedades infecciosas.

Producción de pescado y comercio de productos pesqueros

La producción mundial de pescado asciende actualmente a cerca de 130 millones de toneladas, de los cuales aproximadamente el 30 por ciento proceden de la acuicultura, un subsector en constante expansión. El comercio mundial de pescado y productos pesqueros ha alcanzado un valor de exportación de 55 000 millones de dólares EE.UU., o sea, ha registrado un incremento del 8 por ciento desde 1998. Este incremento se ha debido en gran parte al aumento del volumen de los intercambios. Sin embargo, los precios de los principales productos pesqueros han disminuido ligeramente, y los de los alimentos para peces han registrado una reducción considerable. Por otra parte, las importaciones de pescado han alcanzado un nuevo récord de 60 000  millones de dólares EE.UU., de los cuales más de la mitad se debe a los países en desarrollo.

Montes

En la evaluación de los recursos forestales mundiales 2000 de la FAO se señala una nueva reducción de la cubierta forestal mundial. Esta pérdida, que ha ascendido a 9,4 millones de hectáreas entre 1990 y 2000, es decir, el 0,2 por ciento del total, se ha concentrado principalmente en África y en América del Sur.

El comercio de productos forestales representa también una parte importante del comercio internacional. El valor de las exportaciones mundiales en 2001 fue de 141 000 millones de dólares EE.UU., mientras que el valor de las importaciones fue de 131 000 millones de dólares. Los aspectos económicos, sociales y medioambientales de una ordenación sostenible de los bosques se abordan actualmente por medio de enfoques innovadores que tienen en cuenta las múltiples funciones que desempeñan los bosques. Se está prestando gran atención a los trabajos en curso sobre los criterios e indicadores y sobre la certificación de prácticas de ordenación sostenible de los bosques y de los productos forestales que son objeto de intercambios internacionales.

La FAO ha emprendido con los asociados internacionales un análisis de la relación entre el comercio y el desarrollo del sector forestal. En ese estudio deberá determinarse la manera en que los intercambios internacionales pueden promover prácticas de ordenación sostenible del sector forestal. Será necesario revisar las prácticas que provocan distorsiones en el mercado y reducir los obstáculos no arancelarios para mejorar el acceso al mercado. Es necesario alentar y apoyar a los países productores, en particular los de las zonas tropicales, en sus esfuerzos por utilizar de manera sostenible los recursos forestales de que disponen, a fin de impulsar el desarrollo económico.

Es necesario subrayar, además, que el fortalecimiento de la silvicultura comunitaria y de las industrias forestales locales puede también contribuir de manera significativa a reducir la pobreza.

Crisis y emergencias

En octubre de 2003, los países que se enfrentaban con graves penurias alimentarias y precisaban a este respecto ayuda internacional eran 38. De ellos, 23 se encontraban en África, ocho en Asia, cinco en América Latina y dos en Europa. Si bien las condiciones atmosféricas desfavorables son a menudo el origen de estas emergencias, las catástrofes provocadas por el hombre desempeñan asimismo una importante función. Los disturbios internos o la presencia de poblaciones desplazadas en el interior de un país constituyen la causa de más de la mitad de las emergencias alimentarias señaladas en África hoy en día. Estos mismos factores han afectado igualmente a dos países de Europa.

El informe sobre el estado de la inseguridad alimentaria en el mundo correspondiente al año 2003 muestra que entre un 65 y un 80 por ciento de las emergencias alimentarias se deben a la sequía o a las inundaciones; de ahí la importancia de los pequeños sistemas de recogida de aguas, riego y drenaje en los países en desarrollo, sobre todo en África y en el Caribe.

El Sistema mundial de información y alerta sobre la alimentación y la agricultura y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) previenen a la comunidad internacional de las emergencias. Ha sido éste el caso del África austral y oriental en 2003, donde el PMA ha movilizado –fuera de los canales habituales– un volumen de 584 000 toneladas (345 millones de dólares EE.UU.) para el África austral y 837 000 toneladas (430 millones de dólares EE.UU.) para el África oriental.

En el Iraq, este mes, paralelamente a la conclusión del programa “Petróleo por Alimentos”, la FAO termina sus actividades sobre el terreno en las tres prefecturas del norte. En el sur y en el centro, se han renegociado los contratos concertados con el antiguo Gobierno del Iraq para el suministro de insumos agrícolas, por valor de 711 millones de dólares EE.UU. La FAO ha emprendido asimismo proyectos de suministro de abonos, herbicidas y fungicidas para cultivos de trigo y cebada, y la distribución de más de 18 millones de dosis de vacunas para prevenir graves epizootias, de 17,5 millones de huevos para incubar y de 72 000 toneladas de alimentos para prestar apoyo al sector avícola.

¿Pero cuál es la importancia de esta asistencia para el país en términos de desarrollo agrícola a largo plazo? Se ha elaborado un programa trienal para el restablecimiento de la agricultura en las tres prefecturas del norte con objeto de pasar de la ayuda de emergencia a actividades de refuerzo del sector agrícola y de apoyo a los trabajadores del mismo, en particular los grupos más vulnerables. Asimismo se ha elaborado una estrategia para llevar a cabo la transición de la fase de socorro, rehabilitación y reconstrucción al desarrollo agrícola sostenible en el Iraq, y, por otro lado, se ha realizado una evaluación completa de las necesidades en relación con la seguridad alimentaria, los recursos hídricos y la agricultura. Esta evaluación, emprendida en el marco del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo y en cooperación con los ministerios iraquíes competentes, el PMA, el Banco Mundial y determinadas organizaciones regionales, fue presentada por la FAO en la Conferencia de donantes celebrada en Madrid los días 23 y 24 de octubre de 2003.

En el contexto del llamamiento unificado de las Naciones Unidas en favor de Cisjordania y la Faja de Gaza realizado en noviembre pasado, la FAO ha solicitado ayuda a la comunidad internacional. Las medidas de la FAO están destinadas a prevenir un nuevo deterioro de la situación nutricional de la población y a impedir que la economía agrícola se derrumbe. Para compensar la insuficiencia de los ingresos de los hogares, la FAO incluirá actividades generadoras de ingresos y empleo en sus esfuerzos por restablecer la producción agrícola.

En el Afganistán, la FAO lleva a cabo actualmente 21 proyectos a corto plazo y ocho proyectos de larga duración, por un valor total de cerca de 41 millones de dólares EE.UU., financiados por 12 donantes y por el Programa de Cooperación Técnica de la Organización. La FAO ha entregado 4 000 toneladas de semillas de trigo y más de 6 000 toneladas de abonos para permitir a 83 000 hogares reanudar sus actividades agrícolas y ayudarles a obtener la mejor cosecha de trigo de los dos últimos decenios.

Un programa de vacunación nacional abarca 8 millones de cabezas de ganado, ovino, caprino y bovino, concretamente. Se han tratado unas 100 000 hectáreas de tierras infestadas por la langosta marroquí, a pesar de las dificultades del trabajo sobre el terreno originadas, en particular, por la presencia de minas. La FAO participa asimismo en el restablecimiento de los sistemas comunitarios de riego.

Se requieren fondos adicionales para poder ejecutar un programa de reactivación general que permita luchar contra la subnutrición y la malnutrición y controlar las enfermedades del ganado, en particular la fiebre aftosa.

Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después: compromisos contraídos y seguimiento de la Cumbre

En el marco del seguimiento de las cumbres mundiales sobre la alimentación, la Organización ayuda a los Estados Miembros a preparar estrategias hasta el año 2015 y programas a medio plazo de seguridad alimentaria y de desarrollo agrícola. Además, en colaboración con las instituciones financieras, la FAO apoya la preparación de proyectos que puedan atraer financiación para acelerar la inversión de las tendencias negativas en relación con los recursos destinados a la agricultura.

Ante la disminución de los fondos destinados a la agricultura en los países en desarrollo, la FAO ha decidido organizar varias mesas redondas en sus próximas conferencias regionales en África, Asia y el Pacífico y América Latina y el Caribe, en colaboración con los países afectados, incluidos los ministerios de agricultura y finanzas y las instituciones financieras regionales e internacionales, con el fin de determinar las causas de la reducción de las inversiones en el sector agrícola y las medidas que permitirán invertir esta tendencia. Por otro lado, estas mesas redondas deberían permitir formular propuestas para que los Estados Miembros, la FAO y los organismos de financiación puedan examinar nuevamente sus compromisos.

En varias reuniones internacionales se ha hecho hincapié en la necesidad de aumentar los recursos para la agricultura. Tanto la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, como la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, la Asamblea General y el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas han subrayado la necesidad de colocar en primer plano la inversión en la agricultura y la seguridad alimentaria. El pasado mes de septiembre, la Tercera Conferencia Internacional sobre el Desarrollo de África (TICAD III), celebrada en el Japón, reconoció a su vez la necesidad de otorgar prioridad a la agricultura y al desarrollo rural.

Se han emprendido asimismo importantes iniciativas en todas las regiones con vistas a mejorar la seguridad alimentaria y fomentar las inversiones en la agricultura.

Así, en julio de 2003, los Jefes de Estado y de Gobierno africanos adoptaron la Declaración de Maputo sobre la agricultura y la seguridad alimentaria, mediante la cual se comprometieron a destinar el 10 por ciento como mínimo de sus presupuestos nacionales al desarrollo agrícola y rural, en un plazo de cinco años.

En América Latina, el Brasil, México y Uruguay han puesto en marcha ambiciosos programas nacionales de seguridad alimentaria. En el momento de su investidura, el Presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva lanzó el programa “Hambre cero”, con el pleno apoyo de la FAO. Posteriormente, propuso difundir la experiencia brasileña en otros países y constituir un Fondo mundial contra el hambre, que cuente con la participación de los países desarrollados y en desarrollo, instituciones privadas y la sociedad civil.

En Asia, el Pakistán y China han anunciado su decisión de lanzar programas nacionales de mejora de la seguridad alimentaria. Asimismo, en el Cercano Oriente, Argelia ha constituido un fondo fiduciario unilateral de 30 millones de dólares EE.UU. para la elaboración de un programa nacional de desarrollo agrícola y seguridad alimentaria, en el marco del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) de la FAO.

No me cabe duda de que otros países intentarán seguir el ejemplo notable dado por estos países en la lucha contra el hambre.

Paralelamente, se ha reforzado la cooperación entre la FAO, el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales. Gracias a la FAO, los altos responsables de estas instituciones han podido reunirse para compartir sus reflexiones sobre la forma de impulsar la inversión en la agricultura y el desarrollo rural. Por otro lado, la FAO, a invitación del Banco Mundial, ha contribuido a la formulación y aplicación de su nueva estrategia de desarrollo rural.

La colaboración con las instituciones financieras ha permitido que el Centro de Inversiones de la FAO formulase 117 proyectos de inversión en 2001-2002, por un valor total de más de 4 700 millones de dólares EE.UU., de los cuales unos 3 400 millones de dólares en forma de préstamo.

A raíz de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después (CMA:cad) y de otras importantes reuniones internacionales, la posición de numerosos donantes bilaterales ha evolucionado. Por ejemplo, en el Canadá, la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (ACDI) se ha dotado de un marco de reflexión para planificar sus programas para la agricultura y el desarrollo rural, y ha decidido reforzar su apoyo a dicho sector. En total, las inversiones en el sector agrícola de la ACDI deberían pasar así de 95 millones de dólares canadienses en 2001/2002 a 300 millones en 2005/2006 y superar los 500 millones en 2007/2008.

Otro de los frutos de la CMA:cad ha sido el inicio de la labor del Grupo de trabajo intergubernamental encargado de la elaboración de directrices voluntarias para la realización progresiva del derecho a la alimentación. Una vez adoptadas, estas directrices permitirán a los Estados Miembros de la FAO sentar las bases jurídicas para la consecución de la seguridad alimentaria para todos y definir las responsabilidades de los distintos agentes en la aplicación de políticas adecuadas.

Asistencia para las políticas

La asistencia para las políticas que la FAO presta a los países en desarrollo pretende reforzar la coherencia entre las estrategias, las políticas y los programas de campo. Asimismo, tiene por objetivo ayudar a los países a adoptar las mejores decisiones posibles en materia de inversión, con vistas a una utilización óptima de los recursos financieros y humanos limitados de que disponen. Más recientemente, la FAO ha hecho hincapié en la movilización de recursos para responder mejor a las necesidades específicas de cada país.

Tras la CMA:cad, la FAO ha organizado varias reuniones con los bancos regionales de desarrollo y las organizaciones económicas regionales para determinar conjuntamente estrategias concretas con vistas a alcanzar los objetivos de la Cumbre. Se han elaborado varios programas nacionales de seguridad alimentaria, algunos de los cuales ya están en funcionamiento.

La FAO viene apoyando la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD) desde su constitución en 2001. En 2002, la FAO contribuyó a la elaboración, por parte de los gobiernos, en consulta con los distintos asociados, del Programa general para el desarrollo de la agricultura en África (CAADP). El Programa establece un marco para las inversiones prioritarias en favor de la agricultura en el continente. La Organización también ayuda a la Secretaría de la NEPAD a fijar prioridades entre las numerosas medidas que deben aplicarse.

La FAO está dispuesta a colaborar con los Estados Miembros, las instituciones regionales de financiación y los asociados para el desarrollo en otras regiones del mundo con objeto de elaborar estrategias y programas regionales de desarrollo agrícola y rural, así como proyectos que puedan atraer financiación.

Programas especiales de la FAO

A lo largo del bienio, la FAO ha llevado adelante sus programas operacionales para prestar apoyo a los Estados Miembros en la lucha contra el hambre. Sin embargo, las necesidades de los países superan ampliamente la capacidad del Programa Ordinario de la FAO. Por consiguiente, es fundamental ayudar a los países a movilizar otros recursos humanos y financieros para garantizar el desarrollo de la producción agrícola y animal, de los bosques y la pesca.

En 2002 se estableció el Fondo Fiduciario de la FAO para la Seguridad Alimentaria y la Inocuidad de los Alimentos con el fin de aumentar el flujo de recursos destinados a la lucha contra el hambre. Italia ya se ha comprometido a contribuir a dicho Fondo con 100 millones de dólares EE.UU. (de los cuales ya se han recibido 50 millones), al igual que Nigeria (con 10 millones de dólares), el Fondo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) (con 700 000 dólares) y Libia (con 9,3 millones de dólares, ya recibidos). Arabia Saudita ha contribuido también con 1 millón de dólares en concepto de anticipo.

Por otro lado, la FAO ha establecido acuerdos específicos de cooperación con otros asociados, en particular con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Unión Europea, los Países Bajos y diversas instituciones financieras.

El Fondo especial de la FAO para la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos apoya el Programa regional para la seguridad alimentaria en el Caribe, las Islas del Pacífico Meridional, la región de los Grandes Lagos y el Sahel en África, así como en el Cercano Oriente. Asimismo, financia tres proyectos de lucha contra las enfermedades de los animales y las plantas en Europa del Este y en Asia Central.

El Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) de la FAO, que se puso en marcha en 1995 con un presupuesto inicial de 3,5 millones de dólares EE.UU., ha movilizado hasta la fecha cerca de 548 millones de dólares EE.UU., de los que más de la mitad (el 60 por ciento) provienen de los presupuestos nacionales de los países en desarrollo. Hoy en día, participan en el PESA 89 países.

La evaluación reciente del Programa ha mostrado su eficacia, en particular por lo que respecta al fomento del control nacional y al establecimiento de procesos participativos. El equipo de evaluadores independientes ha formulado, asimismo, recomendaciones para mejorar el Programa, singularmente mediante la instauración de un sistema de seguimiento y evaluación. Actualmente se están aplicando las recomendaciones formuladas, incluido el sistema de seguimiento y evaluación, que ya está en funcionamiento.

En el marco del PESA, la Cooperación Sur-Sur ha permitido enviar a técnicos sobre el terreno, con un costo marginal, para trabajar con las comunidades rurales en beneficio de los agricultores pobres. Los acuerdos firmados con los países asociados han permitido movilizar a 2 800 expertos y técnicos para la realización de misiones de campo. Hasta la fecha, 684 expertos y técnicos de países del Sur del mundo han realizado o están realizando misiones en el marco de tales acuerdos. El 1º de diciembre de 2003, son 284 los técnicos que se encuentran sobre el terreno. Por ejemplo, expertos y técnicos chinos trabajan actualmente en Nigeria para mejorar la ordenación de las aguas, intensificar la producción vegetal y la cría de pequeños animales y fomentar la pesca artesanal y la acuicultura. Se necesitan fondos adicionales para proseguir la Cooperación Sur-Sur y ayudar a los países menos adelantados y a los pequeños Estados insulares en desarrollo a participar en ella.

El Sistema de prevención de emergencia de plagas y enfermedades transfronterizas de los animales y las plantas (EMPRES) sigue produciendo efectos reales gracias a la capacidad de alerta, la reacción rápida y la activación de la red formada por los mejores centros de investigación en esos ámbitos. Las principales enfermedades a que se hace frente son la fiebre aftosa, la peste porcina, la peste bovina y la fiebre del Valle del Rift. El componente de lucha contra la langosta del desierto ha resultado sumamente eficaz en la zona que circunda el Mar Rojo gracias a la formación de equipos locales encargados de mejorar la vigilancia, a fin de tomar medidas contra las invasiones de langostas antes de que éstas escapen a todo control.

Los donantes han contribuido a reforzar las capacidades locales y regionales para lograr imágenes de satélite más precisas, sistemas de comunicación electrónica más eficaces y otros métodos de vigilancia mejorados que permitan transmitir rápidamente las informaciones recogidas sobre el terreno a las dependencias nacionales encargadas del seguimiento, y de éstas a las oficinas regionales y a la sede de la FAO. Asimismo se han perfeccionado las técnicas de aplicación de los plaguicidas a fin de reducir las cantidades necesarias para combatir eficazmente las plagas.

El componente de lucha contra la langosta del desierto se ampliará a la región occidental de África. Este verano se han registrado lluvias excepcionales en una vasta zona que constituye un hábitat propicio para la langosta, que se extiende desde Mauritania hasta el Sudán y a lo largo de la frontera indo-pakistaní. Por consiguiente, será necesaria la máxima vigilancia para no dejarse sorprender por una plaga de langosta.

Recientemente, importantes epidemias de enfermedades animales como la fiebre aftosa, la peste porcina y la fiebre del Valle del Rift han provocado pérdidas económicas devastadoras. Es indispensable fortalecer el componente de ganadería del EMPRES. La FAO, conjuntamente con la Oficina Internacional de Epizootias (OIE) y a través de un amplio proceso de consultas, ha elaborado un marco mundial para la erradicación progresiva de la fiebre aftosa y otras enfermedades animales transfronterizas. Esta iniciativa tiene por objeto combatir dichas infecciones en su lugar de origen, que por lo general se encuentra en los países en desarrollo, de manera que también resultará beneficiosa para los países que están exentos de las enfermedades en cuestión.

El marco mencionado también contribuirá al Programa mundial de erradicación de la peste bovina, cuyo objetivo es erradicar por completo esta enfermedad a nivel mundial para el año 2010. Es necesario consolidar los considerables progresos realizados hasta la fecha. En la actualidad el continente asiático se considera exento de peste bovina, y el Cuerno de África es la única región que aún suscita inquietud al respecto. Si se proporciona el apoyo necesario, la erradicación mundial de esta enfermedad, que es la segunda enfermedad viral después de la viruela, estará al alcance de la mano, y la FAO hará todo lo posible a fin de que este objetivo se haga realidad.

A pesar de estos éxitos y del notable dinamismo del sector de la ganadería en los últimos años, que ha permitido a cientos de millones de personas beneficiarse de una alimentación más rica y variada, numerosas amenazas pesan sobre el desarrollo del sector. Por este motivo, la FAO se dedica en particular a brindar asistencia a los países para combatir las enfermedades infecciosas del ganado a fin de favorecer el crecimiento sostenible del sector.

Se ha presentado a la Conferencia para su aprobación el texto de un acuerdo revisado de colaboración entre la FAO y la OIE en relación con las epizootias y la inocuidad de los alimentos de origen animal. En efecto, el acuerdo en vigor, que data de 1954, ya no refleja las funciones respectivas de la FAO y la OIE, que han evolucionado durante el medio siglo transcurrido desde su firma. El nuevo acuerdo debería ofrecer una base sólida para reforzar la sinergia entre ambas instituciones.

Ordenación de aguas

La ordenación y el control de los recursos hídricos constituyen un elemento central de la mayoría de los programas de desarrollo agrícola y un aspecto prioritario del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria. Las tres líneas maestras de intervención son el establecimiento de pequeños sistemas de riego, drenaje y recogida de aguas en las aldeas, la modernización de los sistemas de riego existentes y la promoción de la ordenación de aguas integrada.

En el marco de la Iniciativa regional para el abastecimiento hídrico que se puso en marcha en el continente africano en respuesta a las repetidas sequías en el Cuerno de África, pero también en el Sahel y en el África austral, la FAO se dedica a reforzar las capacidades nacionales en materia de ordenación de aguas. Esa asistencia comprende la capacitación de los grupos vulnerables, especialmente las mujeres, en técnicas de ordenación de aguas.

La estrategia general consiste en establecer pequeños sistemas de bajo costo, realizados con mano de obra local, para la recogida de aguas, el riego y el drenaje, mejorar la gestión y las infraestructuras de los grandes diques y proyectos de riego existentes, y llevar a cabo programas de ordenación de las grandes cuencas fluviales y los lagos mediante el establecimiento de instituciones técnicas y políticas comunes de los países interesados. También parecen prometedoras las técnicas de desalinización del agua marina, que será conveniente estudiar y desarrollar.

En marzo de este año, que ha sido declarado Año Internacional del Agua Dulce, se celebró en la ciudad de Kyoto el Foro Mundial del Agua. En dicha ocasión se puso de relieve el papel fundamental que desempeña el agua en la seguridad alimentaria, así como la importancia que reviste para la lucha contra la pobreza un enfoque integrado en materia de recursos hídricos.

Los programas normativos de la FAO

En el curso del bienio se realizaron progresos importantes y se lograron acuerdos en diversos ámbitos.

En junio de este año, la Comisión del Codex Alimentarius adoptó nuevas directrices para la evaluación de los riesgos relacionados con los alimentos derivados de la biotecnología. Asimismo se han establecido 50 nuevas normas de inocuidad y calidad de los alimentos. Por otra parte, a raíz de una evaluación general que se llevó a cabo durante los dos últimos años, la Comisión del Codex ha modificado sus modalidades de trabajo y actualmente se halla en condiciones de proporcionar asesoramiento a los gobiernos de los Estados Miembros con mayor rapidez y eficacia.

También se ha creado un Fondo Fiduciario financiado por múltiples donantes para permitir una participación más eficaz de los países en desarrollo en el proceso de elaboración de las normas del Codex.

La FAO proporciona los recursos para la Secretaría de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF). Con el incremento del comercio mundial, la Convención reviste una importancia cada vez mayor, al contribuir a la elaboración de normas internacionales y a la determinación de las medidas necesarias para impedir la introducción y propagación de organismos nocivos que constituyen una amenaza para las plantas. La Convención fue enmendada en 1997 y la versión revisada ha sido ratificada por 52 de los Estados que habían ratificado la versión anterior.

La CIPF también guarda relación con el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Se ha constituido un fondo fiduciario especial para asegurar la participación de los países en desarrollo en las principales actividades relacionadas con dicho Convenio. La FAO espera que los países que aún no han enviado sus instrumentos de aceptación del texto revisado de la CIPF lo hagan a la brevedad.

Asimismo se han hecho progresos importantes en relación con el Convenio de Rotterdam sobre el procedimiento de consentimiento fundamentado previo, que contribuirá a proteger al hombre y el medio ambiente contra los productos químicos peligrosos, especialmente los plaguicidas. El Convenio fue ratificado por el quincuagésimo Estado el 26 de noviembre y podrá por lo tanto entrar en vigor en febrero de 2004.

Por otra parte, se han organizado siete talleres regionales y subregionales para definir una nueva estrategia de asistencia técnica que permita responder mejor a las necesidades de los Estados Miembros en los ámbitos mencionados más arriba. Esta estrategia se basará en una estrecha cooperación con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El año pasado, los gobiernos, la industria de plaguicidas, organizaciones no gubernamentales, expertos y otras partes interesadas aprobaron la versión revisada del Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas. Se trata de un documento que brinda orientación general sobre la gestión de los plaguicidas.

La aprobación del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura constituye un acontecimiento destacado, por cuanto ha establecido un estricto marco internacional para la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos. El Tratado asegura el acceso facilitado a estos recursos teniendo en cuenta las necesidades específicas de la agricultura. Permite reducir al mínimo los costos de transacción, evitando al mismo tiempo las prácticas monopolistas y garantizando una distribución justa y equitativa de los beneficios que proporcionan estos recursos. Asimismo el Tratado contiene disposiciones para la protección de los derechos de los agricultores y constituye un marco para la gestión de los recursos genéticos mantenidos en depósito por el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI).

En noviembre de 2003 se habían depositado ante el Director General de la FAO 33 instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión. El Comité Interino del Tratado también ha adoptado disposiciones para la elaboración de acuerdos institucionales relativos al reglamento del órgano rector. Estos acuerdos comprenden en particular los medios que han de utilizarse para fomentar el cumplimiento del Tratado y la definición de las cláusulas de un acuerdo para el intercambio de material genético de los principales cultivos (el acuerdo normalizado de transferencia de material).

La FAO acoge actualmente la Secretaría provisional del Fondo mundial para la conservación de la diversidad vegetal, una iniciativa conjunta de la FAO y el GCIAI. Este Fondo permitirá garantizar financiación sostenible para la conservación a largo plazo de las colecciones vegetales en los bancos de genes de los países en desarrollo, y de las colecciones mantenidas en depósito por la comunidad mundial en los centros internacionales de investigación del CGIAI. La diversidad genética de estas colecciones reviste una importancia fundamental para el futuro de la agricultura y la seguridad alimentaria mundial. Asimismo el Fondo financiará el fortalecimiento de la capacidad de los países en desarrollo. Su objetivo inicial consiste en movilizar 260 millones de dólares EE.UU. en forma de donaciones.

Bajo la dirección de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura, la FAO se encarga de supervisar el proceso mundial que dará como resultado el primer informe sobre la situación de los recursos zoogenéticos mundiales y la definición de las medidas prioritarias que han de adoptarse para mejorar la utilización y conservación de estos recursos. Hasta la fecha, 152 gobiernos, incluidos los de algunos países que no son miembros de la FAO, en particular Rusia, han anunciado oficialmente su contribución a este proceso. Se trata de una señal alentadora que indica la determinación de la comunidad internacional de frenar a la rápida disminución de la diversidad zoogenética. Este informe debería presentarse a la Conferencia de la FAO en 2007 junto con los planes generales de las actividades prioritarias.

La FAO sigue colaborando con sus asociados en la aplicación del Código de Conducta para la Pesca Responsable. El Código establece principios y normas internacionales para una práctica responsable de la pesca, incluida la acuicultura. Los informes nacionales indican que ya se halla en curso su aplicación, principalmente a cargo de las ONG.

El Acuerdo para promover el cumplimiento de las medidas internacionales de conservación y ordenación por los buques pesqueros que pescan en alta mar entró en vigor en abril del presente año. Este Acuerdo, parte integrante del Código de Conducta, es un factor importante de la ayuda que se presta a los países para que reglamenten la práctica de la pesca y prevengan la explotación excesiva.

La FAO respalda asimismo el Plan de acción internacional contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada puede representar, en ciertas pesquerías, hasta el 30 por ciento de la captura total, y es una de las causas principales de la explotación excesiva de ciertas poblaciones de peces raros. Lo que está en juego es la sostenibilidad de los recursos pesqueros mundiales, problema que se señala a la atención de la Conferencia para que se definan las medidas que han de adoptarse a fin de hacer frente a esta amenaza.

La FAO preside la Asociación de colaboración en materia de bosques, y en tal calidad ha colaborado con los otros asociados para promover prácticas forestales sostenibles y elaborar una guía de información sobre la financiación que permita vincular los proyectos con las fuentes de financiación disponibles. La FAO ha puesto en marcha un portal en Internet para facilitar la consulta de los informes nacionales sobre los bosques y la armonización de las definiciones relativas a los bosques empleadas en los convenios internacionales.

Fortalecimiento de la capacidad

Gracias al apoyo considerable prestado por los donantes, la FAO iniciará en breve la segunda fase del Programa general de capacitación en relación con el comercio mundial de productos agrícolas. Con el Programa se pretende ayudar a los países y a los distintos protagonistas de la sociedad civil a comprender mejor el nuevo entorno comercial y participar en pie de igualdad en las negociaciones comerciales mundiales.

Durante la primera fase de este programa de fortalecimiento de la capacidad en la esfera del comercio de productos agrícolas, más de 800 personas responsables de la cuestión provenientes de 150 países han participado en talleres organizados con el fin de facilitar la comprensión de los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) relativos al comercio de productos agrícolas. Recibieron tratamiento prioritario los siguientes temas: medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio y derechos de propiedad intelectual.

La FAO ha colaborado con los países en la aplicación de los principios de análisis de riesgos, ha asesorado en materia de legislación alimentaria, capacitado a inspectores de productos básicos alimentarios, modernizado laboratorios de control de alimentos y difundido información entre los agricultores, los consumidores y el personal de la industria alimentaria. En el año 2002, conjuntamente con la Organización Mundial de la Salud, la FAO organizó en Marruecos un foro mundial de personas encargadas del tema de la inocuidad de los alimentos. En 2004 se celebrará un segundo foro en Tailandia.

La FAO ha preparado también un programa de fortalecimiento de la capacidad en materia de análisis de políticas y de investigación de biotecnologías, con lo cual ha respondido a las solicitudes de asistencia recibidas en esta esfera.

Programa de becas

Desde su creación, el Programa de becas de la FAO ha permitido organizar más de 10 000 programas de formación relativos a una gran diversidad de esferas técnicas. La FAO ha prestado apoyo a diversos países a fin de poner en contacto a los becarios con los institutos de formación apropiados. En ese sentido, el programa de fortalecimiento de la capacidad nacional mediante becas, iniciado en 1997, y que prevé una distribución de costos entre el país que solicita la formación y el que la imparte, ha permitido multiplicar las posibilidades de obtención de becas.

Formación a distancia

Gracias al empleo de técnicas de enseñanza a distancia, la FAO puede hacer llegar sus actividades de fortalecimiento de la capacidad a las universidades agrarias y los institutos de formación. La FAO ha prestado ayuda para el establecimiento de asociaciones entre esas instituciones tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, a fin de permitir el intercambio y la adaptación de los programas de estudio, recursos técnicos y material de investigación. El personal capacitado por esas instituciones será fundamental para poner en práctica las estrategias y los programas agrícolas nacionales.

Programa de reforma de la FAO

En 1994 se elaboró un plan pormenorizado para la reorientación, reorganización y revitalización de la Organización. Con la participación y el apoyo de los órganos rectores, se fijaron objetivos claros de modernización, reducción de costos y racionalización de los procedimientos. Así pues, la FAO emprendió una reestructuración de gran alcance. En 1994 y 2002 la FAO procedió a una reducción de su plantilla cercana al 30 por ciento, de modo que el número de funcionarios pasó de 5 560 a menos de 4 000. Se trató fundamentalmente de reducir los niveles jerárquicos y el número de puestos de las categorías superiores, así como de aumentar la proporción de los puestos de categorías inferiores. Esta estrategia permitió reducir en un 34 por ciento los puestos de dirección y aumentar en un 64 por ciento los puestos de categorías inferiores.

Gracias a las medidas aplicadas para racionalizar los procedimientos y mejorar la eficiencia, así como a la descentralización de actividades, ha sido posible efectuar ahorros de entre 55 y 62 millones de dólares EE.UU. por año a lo largo del período 1994-2002.

La reforma de la gestión de los recursos humanos fue un elemento importante del programa. En 1994, en la categoría profesional de la Organización no se contaba con funcionarios de un 32 por ciento de los Estados Miembros. Hoy en día, esa cifra es de sólo el 16 por ciento, pese a que ha aumentado el número de Estados Miembros de la FAO (de 169 en 1994 a 183 en 2002). Cabe destacar especialmente la designación en el año 2003 de tres mujeres para ocupar sendos puestos de Subdirector General; se trata de las primeras mujeres nombradas para un puesto de ese nivel en la historia de la FAO.

Descentralización

A fin de que las operaciones se acercasen a los lugares donde son más necesarias, la Organización creó cinco nuevas oficinas subregionales con equipos multidisciplinarios, que atienden a grupos de países que presentan características similares. Esta descentralización, de gran alcance, ha conducido a un aumento del 81,5 por ciento de los puestos descentralizados de la categoría profesional. La proporción del personal profesional destinado en las oficinas descentralizadas en relación con los funcionarios destinados en la Sede ha pasado de 20,6 por ciento en 1994 a 31 por ciento en 2002. Al final del bienio 2002-2003, la FAO estaba representada en 131 Estados Miembros, en comparación con 106 en 1994. Los vínculos a escala nacional se han reforzado ulteriormente mediante la contratación de ciudadanos nacionales calificados para puestos de la categoría profesional, a costos claramente inferiores a los que entraña el personal internacional.

La descentralización ha reforzado la capacidad de las oficinas regionales y de las oficinas en los países de la FAO para llevar a cabo las operaciones del Programa de Campo. La Organización hace un seguimiento atento de los resultados de tal Programa y ha emprendido una evaluación de las oficinas regionales, con miras a determinar el alcance del aumento de la eficiencia y los ahorros que puedan lograrse.

Las oficinas de la FAO en los países son ahora las principales encargadas de ejecutar los proyectos. En 2003, por su conducto, se han puesto en práctica más del 50 por ciento de los proyectos de cooperación técnica. Si bien se ha mejorado la capacidad de ejecución, es preciso esforzarse por aumentar la eficacia en la ejecución de los proyectos empleando técnicas de telecomunicaciones y procedimientos simplificados y aumentando de manera limitada la plantilla.

El nivel de ejecución del Programa de Campo en 2003 debería ser ligeramente superior al registrado en 2002 (189 millones de dólares EE.UU.). En cambio, los proyectos de ayuda de emergencia han alcanzado este año un nivel sin precedentes, del orden de 250 millones de dólares, debido al aumento excepcional de la ayuda suministrada al Iraq en el marco del programa "Petróleo por Alimentos". En consecuencia, el valor global de la ejecución del Programa de Campo en 2003 podría alcanzar la cifra de 440 millones de dólares EE.UU., esto es, un nivel muy superior al registrado en 2002 (340 millones de dólares).

Modernización

Como muchas otras instituciones del sistema de las Naciones Unidas, la FAO ha introducido sistemas modernos de ofimática y comunicaciones que le han permitido efectuar ahorros considerables. La comunicación entre la Sede y las oficinas en los países ha mejorado mucho, y numerosas oficinas tienen ahora su propio sitio web. En la Sede, la utilización de la tecnología de la información se ha intensificado gracias a la normalización del material y los programas informáticos, así como al empleo del correo electrónico.

Se han renovado las salas de reunión, los salones , los comedores y cafeterías. Estas obras han sido financiadas con generosas contribuciones de diversos Estados Miembros. Así pues, estos espacios tienen hoy una edad media de apenas 10 años, frente a 26 años hace un decenio. Estamos asimismo procediendo a la renovación de la Biblioteca David Lubin; a este respecto, es preciso agradecer al Gobierno de Italia –nuestro país anfitrión– la financiación de este proyecto.

Gestión, control y supervisión

La FAO cuenta ahora con procesos y sistemas de gestión modernos y coherentes, en especial un sistema avanzado de planificación estratégica y presupuestación basada en los resultados, así como sistemas de evaluación independientes que permiten examinar la idoneidad y eficacia de la ejecución de los programas de la Organización.

Se aplican con rigor los principios de control interno. Tales medidas se ven reforzadas por las actividades de verificación, inspección y supervisión interna de la Oficina del Inspector General. La comprobación externa de cuentas es responsabilidad del Auditor, nombrado por los Estados Miembros, a los que rinde cuentas.

Promover nuevas asociaciones

La FAO ha atribuido especial importancia al establecimiento de asociaciones con vistas a mejorar la asistencia que presta a los Estados Miembros. En los dos últimos años, la Organización ha seguido intensificando sus esfuerzos de cooperación con diversos asociados regionales e internacionales.

La colaboración con los organismos con sede en Roma, a saber, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), está evolucionando de manera plenamente satisfactoria. Los organismos han celebrado numerosas consultas a fin de mejorar la coordinación entre sus actividades. La FAO y el PMA están estudiando activamente las maneras de fortalecer la cooperación en el plano nacional. De hecho, además de las misiones de evaluación de las cosechas y los suministros alimentarios que ya realizan conjuntamente ambas instituciones, podrían colaborar en muchas otras actividades. La FAO cuenta con excelentes motivos de estímulo en la voluntad manifestada por el PMA de explorar tales posibilidades de trabajo conjunto, y en los años venideros tal cooperación debería llevar a un aumento importante de las iniciativas conjuntas.

La FAO, en colaboración con el FIDA, alienta a las organizaciones africanas de agricultores a que contribuyan a la formulación de las políticas y los programas agrícolas de la NEPAD dando a conocer sus puntos de vista.

Además, se han adoptado nuevos enfoques con vistas a estrechar los lazos con las demás organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, con las instituciones de desarrollo y de financiación, como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo, y con la OCDE y la Unión Europea. También se han establecido asociaciones en el marco de los objetivos de desarrollo del Milenio, las estrategias de reducción de la pobreza y las estrategias nacionales de seguridad alimentaria.

La Organización ha concertado también nuevos acuerdos con diversos gobiernos e instituciones, especialmente en el marco de la Cooperación técnica entre países en desarrollo y la Cooperación técnica entre países en transición. También se han concertado acuerdos de cooperación con centros universitarios e institutos de investigación, así como acuerdos relativos a la utilización de los servicios de expertos jubilados. Se ha creado una nueva dependencia para reforzar la cooperación con el sector privado y las organizaciones no gubernamentales.

La cooperación con la Comisión Europea y con el Japón se ha reforzado gracias al establecimiento de oficinas de enlace en Bruselas y en Yokohama. La colaboración de la FAO con los países de la OCDE continúa mediante el intercambio en las esferas de interés común, como la inocuidad de los alimentos, la pesca y el medio ambiente.

La FAO y la Unión Europea han firmado recientemente un acuerdo destinado a fortalecer su asociación, entablando en particular un diálogo más estrecho. Este acuerdo debería permitir mejorar las perspectivas de financiación a largo plazo para los programas de desarrollo. La FAO se ha comprometido asimismo a adherirse al acuerdo marco financiero y administrativo de la Unión Europea, el cual conlleva una serie de directrices que deberían ayudar a reducir los costos y aumentar la eficacia de los programas comunes.

En julio de 2002 se firmó un nuevo Protocolo de acuerdo con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), con objeto de intensificar la colaboración del Fondo con la FAO. La FAO y la Secretaría del FMAM han acordado elaborar un primer programa de trabajo en seis esferas prioritarias: los contaminantes orgánicos persistentes, la biodiversidad agrícola, la bioseguridad, la utilización de energías renovables en los sectores productivos, la ordenación integrada de los ecosistemas y el desarrollo sostenible de los recursos productivos del medio ambiente.

La colaboración con las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil se ha reforzado. Como resultado de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación se aprobó un programa de acción que ha conducido a numerosas actividades concretas, entre las que cabe destacar la participación de organizaciones de agricultores en la preparación del Programa general para el desarrollo de la agricultura en África de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), y el concurso de representantes de la sociedad civil en la elaboración de directrices para la realización del derecho a la alimentación y en la definición de las modalidades de prestación de ayuda agrícola en situaciones de emergencia.

La colaboración de la FAO con el sector privado se ha ampliado igualmente a lo largo de los últimos dos años, sobre todo en el marco del Foro Económico Mundial. La FAO ha trabajado asimismo en estrecha colaboración con numerosas empresas privadas, en particular Adobe, DeLaval, la Federación Internacional de Industrias de Piensos, Parmalat, Publicis y Volkswagen, que han prestado su apoyo técnico y financiero a la Organización y a diversos Estados Miembros.

Visibilidad y actividades con los medios de comunicación

A lo largo del bienio 2002-2003, la FAO ha seguido colaborando con los medios de comunicación a fin de sensibilizar a la opinión pública internacional sobre el problema del hambre en el mundo. El sitio web de la Organización, al que pueden acceder los usuarios del mundo entero, registra en la actualidad alrededor de 40 millones de contactos al mes. El éxito de este sitio es muestra del rápido desarrollo del programa WAICENT, destinado a la recolección y difusión de la información generada por los distintos departamentos técnicos de la Organización. En 1999, el sitio web de la FAO contenía 6,5 millones de páginas de información. En 2003, los fondos han superado los 48 millones de páginas.

La FAO difunde igualmente información en otras formas de presentación, como publicaciones impresas, CD-ROM, casetes de audio y de vídeo y productos multimedia. Este material permite el acceso a información técnica importante para las autoridades, los especialistas y otras personas que no tienen la posibilidad de utilizar Internet. Además, en 2003 la FAO ha producido 19 presentaciones multimedia y un folleto titulado “La FAO al servicio de sus Miembros”, en el que se presentan de forma resumida los principales programas, el presupuesto y las reformas efectuadas para aumentar su eficacia.

El Día Mundial de la Alimentación se ha celebrado en más de 150 países. También se han unido a la Organización celebridades del mundo del espectáculo y de la ciencia en calidad de embajadores de buena voluntad en apoyo de sus esfuerzos de comunicación y para atraer la atención del público y de los medios de comunicación sobre el problema del hambre.

En 2002 la FAO llevó a cabo la campaña de sensibilización del Año Internacional de las Montañas, que tenía como objetivo subrayar la importancia de la protección de los ecosistemas montañosos y el mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes. Se crearon comités nacionales en 78 países para promover una actuación a largo plazo en favor del aprovechamiento sostenible de las montañas. El 11 de diciembre de 2003 se celebrará el Primer Día Internacional de las Montañas, que tendrá lugar aquí mismo, en la sede de la FAO. La Alianza Internacional para el Desarrollo Sostenible en las Regiones de Montaña ha pedido a la FAO que acoja su Secretaría. Así pues, la Organización seguirá promoviendo, en colaboración con las ONG, los gobiernos y el sector privado, el mejoramiento de los medios de vida de los habitantes de las montañas, en particular de los 270 millones de personas que viven en las montañas de los países en desarrollo y en transición y se ven amenazadas por la inseguridad alimentaria.

La FAO también se está preparando activamente para la celebración en 2004 del Año Internacional del Arroz. En efecto, la Organización respondió positivamente a la invitación de la Asamblea General de las Naciones Unidas para encargarse de la dirección de las actividades de esta celebración, en colaboración con las partes interesadas nacionales e internacionales. Los gobiernos, los agricultores, los consumidores y los especialistas en medio ambiente tendrán así una ocasión única de aunar sus esfuerzos para promover sistemas de producción basados en el arroz y una estrategia de consumo orientada a reforzar la seguridad alimentaria, mejorar los medios de vida de la población rural pobre, proteger el paisaje y preservar el patrimonio cultural.

La campaña de sensibilización del programa TeleFood contra el hambre y la malnutrición sigue aumentando su amplitud, tanto en el reconocimiento como en el alcance. En 2002 y 2003 han sido más de 70 los países que han organizado actos destinados a recaudar fondos. Estos actos han permitido también transmitir el mensaje de la FAO a más de 500 millones de personas a través de unas 80 cadenas de televisión y de radio.

Las donaciones recibidas, por un total de 11 millones de dólares EE.UU., han permitido financiar más de un millar de microproyectos en favor de la seguridad alimentaria en 114 países.

Presupuesto y finanzas

El presupuesto del Programa Ordinario de la FAO ha disminuido un 15 por ciento en valor real desde 1994. El presupuesto de la Organización para el ejercicio económico bienal de 1994-1995 ascendió a 673 millones de dólares EE.UU., pero se redujo a 650 millones de dólares en el bienio 1996-1997. Posteriormente no hubo ningún aumento hasta el bienio 2002-2003, en el cual el presupuesto aumentó 1,8 millones de dólares EE.UU. Por otra parte, se ha registrado un incremento de las contribuciones voluntarias de los gobiernos, los organismos de las Naciones Unidas y las instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial. En el período 2002-2003, para financiar los proyectos ejecutados por la Organización fueron necesarias contribuciones voluntarias por una cuantía de 726 millones de dólares EE.UU. por lo menos, frente a 474 millones de dólares en 1994-1995.

Por lo que se refiere a los resultados financieros de la FAO, el déficit del Fondo General y los fondos conexos sólo ha aumentado ligeramente desde el último bienio, pasando de 75,4 millones de dólares EE.UU. a 75, 5 millones. A este respecto, hay que recordar que la decisión adoptada por los órganos rectores de no destinar más fondos a sufragar los gastos relativos al seguro médico después de la separación del servicio dará lugar a un aumento de 14 millones de dólares EE.UU. del déficit del Fondo General desde ahora hasta el final del bienio. Los Estados Miembros deben adoptar medidas rigurosas en esta Conferencia para evitar un nuevo agravamiento de este déficit.

Programa de la Conferencia

Desearía ahora pasar a referirme al programa de este importante período de sesiones de la Conferencia. La Comisión I examinará las iniciativas emprendidas por la FAO para combatir el hambre, a fin de obtener una visión de conjunto de las actividades realizadas para poner en práctica los compromisos contraídos en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio. Esta Comisión se ocupará igualmente de los progresos realizados en la aplicación del Plan de Acción sobre Género y Desarrollo, así como de las medidas adoptadas para promover la integración de la mujer en el desarrollo. La principal cuestión que examinará la Comisión II es el Programa de Labores y Presupuesto para 2004-2005. La Comisión II se ocupará igualmente del Plan de acción internacional para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

El lunes, el martes y el miércoles se celebrarán mesas redondas ministeriales. Del 1º al 4 de diciembre de 2003 hay previstos también diversos actos colaterales interesantes.

Programa de Labores y Presupuesto

Se han presentado tres propuestas relativas al presupuesto. Dos de ellas figuran en el documento del presupuesto. La primera preconiza una tasa de crecimiento real del 5,5 por ciento respecto al presupuesto vigente. En la segunda se describen las repercusiones de la ausencia de variación del presupuesto en cifras reales, con el nombre de “crecimiento real cero” (CRC) o “hipótesis de CRC”.

A pesar de las solicitudes de asistencia de la FAO, determinados Estados Miembros pidieron, en el último período de sesiones del Consejo, que se presentara una tercera hipótesis, consistente en una propuesta de crecimiento nominal cero (CNC). Ésta figura en un documento específico del Consejo. La tercera propuesta, bajo la elegancia de esta expresión, representa una nueva contracción del presupuesto de 35,2 millones de dólares EE.UU. para el bienio 2004-2005.

Como se ha mencionado anteriormente, el presupuesto de la FAO no ha aumentado en cifras reales desde hace un decenio. El presupuesto actual, de 651,8 millones de dólares EE.UU. para 183 Estados Miembros, es inferior en 21,4 millones de dólares al presupuesto para 1994-1995, cuando la Organización contaba tan sólo con 169 Miembros. Durante el mismo período, la inflación acumulada en Italia ha alcanzado el 35 por ciento. Se ha logrado mantener los programas más importantes, pero ello ha sido posible únicamente gracias a aumentos de la eficiencia sin precedentes y a una gestión prudente del riesgo de cambio.

No es posible repetir esos resultados prodigiosos tras haber realizado ahorros por eficiencia del orden de 50 a 60 millones de dólares EE.UU.

Por otra parte, estamos expuestos a un riesgo enorme, debido a los efectos del debilitamiento del dólar EE.UU.

Les invito a examinar una propuesta del Comité de Finanzas de recaudación fraccionada de las cuotas en dólares EE.UU. y en euros. El asesoramiento de los expertos me ha convencido de que se trata de la única manera viable de reducir los riesgos derivados de las fluctuaciones de los tipos de cambio.

Es mi deber ofrecerles una imagen fiel de lo que sucedería a la Organización en el caso de que se aprobara un presupuesto de crecimiento nominal cero, en vista de que se ha registrado ya una disminución de los puestos de plantilla del 30 por ciento desde 1994. Los efectos de esa hipótesis no se limitarían a la reducción de los gastos globales comprometidos por la FAO para la ejecución en los países de los programas relativos a la pesca o los bosques. Entre esos efectos figuraría también una reducción de cerca de 160 puestos de la plantilla total de la Organización, o de 650 en el caso de que no se adoptara el método de asignación de cuotas en dos monedas.

Son pocas las esferas de actividad que no se verán afectadas. El fortalecimiento que ustedes han solicitado de ciertas esferas prioritarias, como la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) y el Codex, se verá afectado de la misma manera que la mayor parte de los demás programas, incluidos el Código de Conducta para la Pesca Responsable, la ordenación de los bosques o incluso el apoyo a los convenios internacionales. Habrá que reducir todas las actividades.

Tampoco la propuesta de un presupuesto de crecimiento real cero me parece realista en tales condiciones ni creo que corresponda, por lo que yo entiendo, a los deseos de la gran mayoría de los Miembros. Sin embargo, serán los representantes de los Estados Miembros aquí reunidos, para esta Conferencia, quienes elijan la mejor opción posible, conscientes de sus repercusiones. Por su parte, la Secretaría se ajustará a las decisiones que adopte la Conferencia.

Deseo subrayar igualmente que tales restricciones presupuestarias no afectan a todas las instituciones de las Naciones Unidas. Los datos revelan que, de todas las instituciones con un presupuesto anual superior a 100 millones de dólares EE.UU., la FAO es la que peor tratamiento ha recibido. Si se atribuye un índice 100 al año 1993, la FAO ha caído a un índice de 96, en comparación con los siguientes valores de distintos organismos:

Al menos dos organismos se han beneficiado de un crecimiento de su presupuesto en cifras reales para el bienio 2004-2005, incluidos la UNESCO y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Se ha aprobado un crecimiento real cero (CRC) para la OIT, pero ello se traduce en la práctica en un crecimiento presupuestario de 95 millones de dólares EE.UU.

Es tanto más sorprendente que los gobiernos opten por tratar a la FAO de este modo cuanto que convienen en que la agricultura es la fuerza motora del desarrollo en los países en desarrollo.

Una mirada hacia el futuro: los grandes desafíos que enfrenta la FAO

La producción alimentaria mundial actual es más que suficiente para garantizar una alimentación adecuada para todos, y sin embargo 842 millones de personas –es decir, alrededor de una de cada siete– no logran saciar su hambre. Por ello, el hecho de que el hambre aún constituya hoy en día un problema de semejante envergadura resulta tanto más inaceptable. A escala mundial, se dispone de tecnologías para que los agricultores produzcan cantidades suficientes de alimentos. Mediante sistemas de información podemos saber dónde faltan alimentos y disponemos de los medios necesarios para transportar rápidamente los víveres a cualquier parte del mundo.

La existencia del hambre en un mundo de abundancia no es solamente un escándalo moral, sino también el resultado de políticas económicas miopes. Quienes no sacian su hambre no pueden trabajar correctamente, son más vulnerables a las enfermedades y mueren jóvenes. Los niños desnutridos no aprenden y las madres subnutridas dan a luz niños malnutridos cuya capacidad física y mental se ve mermada. La rebelión contra la subnutrición y la pobreza favorece las manipulaciones extremistas que inducen a veces al crimen y a la desestabilización de los Estados. Por consiguiente, es de interés para todos, ricos o pobres, combatir el hambre, la injusticia y la exclusión.

Sabemos que es posible reducir rápidamente la incidencia del hambre crónica en los países en desarrollo si se logra movilizar la voluntad política necesaria. Para ello, se debe actuar en dos direcciones, combinando el fomento de un crecimiento agrícola rápido que beneficie a los pequeños agricultores con programas específicos destinados a garantizar el acceso a una alimentación adecuada a las personas subnutridas que no tienen la posibilidad de producir los alimentos que necesitan ni los medios necesarios para comprarlos. Ambos planteamientos se refuerzan mutuamente, pues los programas para mejorar el acceso directo e inmediato a los alimentos ofrecen nuevas salidas a la producción. Los países que han seguido este enfoque han podido observar sus ventajas.

Para garantizar el éxito de las inversiones realizadas en ambos planos, es esencial crear un marco, tanto internacional como nacional, favorable a un crecimiento económico general. A escala internacional, ello requiere medidas que refuercen la paz y la estabilidad política y económica, así como un entorno comercial, en particular para el intercambio de productos agrícolas, que proteja y apoye los intereses de los países en desarrollo en materia de seguridad alimentaria y desarrollo.

Reducir el hambre también significa velar por que los países en desarrollo que se han comprometido a alcanzar los objetivos de la Cumbre Mundial y los objetivos del Milenio puedan movilizar los recursos necesarios, en el plano nacional y de los donantes. Mediante una inversión suplementaria, estimada en 24 000 millones de dólares EE.UU. anuales, estos países podrían encaminarse hacia la consecución del objetivo de la Cumbre Mundial de reducir a la mitad el número de personas hambrientas de aquí al año 2015. Se estima que los beneficios de esta inversión ascenderán como mínimo a 120 000 millones de dólares EE.UU. al año.

Es necesario que la Organización reciba el apoyo de la opinión pública y de los responsables de las decisiones políticas en sus Estados Miembros. El aumento de los recursos financieros de los asociados para el desarrollo es indispensable a fin de hacer frente a los desafíos del nuevo siglo.

· La protección de la biodiversidad y de los recursos naturales

El mantenimiento de los recursos genéticos y del patrimonio natural es esencial para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo. Será necesario proteger los recursos vegetales y animales (en particular, impidiendo la pesca ilegal), luchar contra la deforestación y los incendios forestales, proteger la calidad de las aguas y analizar los efectos de la biotecnología. Para ello, la FAO deberá intervenir en los sectores legislativo, técnico, científico y comercial, así como en el de la formación y la información a nivel internacional, nacional y local.

·  La estabilización y el aumento de la producción alimentaria

La FAO deberá prestar apoyo a los países para:

i) aumentar las inversiones;

ii) promover actividades generadoras de ingresos en las zonas rurales, en los sectores anteriores y posteriores a la producción agrícola; y

iii) reforzar los sistemas formales e informales que permiten el acceso a los alimentos de los grupos más vulnerables.

La mejora del control y la utilización de los recursos hídricos es crucial para aumentar la producción agrícola. Además de la creación de pequeñas estructuras locales de recogida de aguas, riego y drenaje, la rehabilitación de los grandes sistemas y la ordenación de las cuencas fluviales, la Organización deberá alentar los esfuerzos en materia de investigación sobre las técnicas de desalinización del agua de mar.

·  El equilibrio entre el aumento de la producción y la protección del medio ambiente

La Organización deberá prestar una mayor atención al equilibrio entre el necesario aumento de la producción, especialmente mediante la utilización de insumos, y la protección de los recursos naturales. En efecto, en algunas regiones donde es necesario un incremento de la producción y de la productividad la utilización de insumos es aún limitada, por lo que está destinada a aumentar.

·  El incremento del consumo de alimentos en el contexto de la mundialización de los intercambios

La FAO deberá especialmente reforzar la capacidad de los países para participar en las negociaciones con objeto de limitar los obstáculos técnicos al comercio y las ayudas que causan una distorsión del comercio internacional de productos agrícolas.

·  La protección de los consumidores y la calidad e inocuidad de los alimentos

Garantizar la calidad y la inocuidad de los alimentos es fundamental para luchar contra la inseguridad alimentaria mundial. No obstante, el mundo se enfrenta a un número creciente de crisis relacionadas con los efectos de nuevas prácticas agrícolas y agroindustriales que hacen precisas medidas legislativas y de reglamentación, institucionales y científicas.

·  La prevención de los efectos de la infección por el VIH/SIDA y de las patologías vinculadas a la alimentación sobre la población rural en particular

La infección por el VIH/SIDA tiene efectos devastadores en las zonas rurales en particular. Se calcula que el número de personas empleadas en el sector agrícola que han muerto a causa del SIDA hasta la fecha asciende a ocho millones, mientras que el número de personas que podrían morir desde el presente hasta el año 2020 se estima en 16 millones. La FAO deberá seguir trabajando para establecer las dimensiones agrícolas del fenómeno y las medidas que habrán de adoptarse en el contexto de sus programas y proyectos, especialmente en cooperación con el Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA).

Asimismo deberá mantener su colaboración con la OMS con vistas a hacer frente a las enfermedades vinculadas con la alimentación, como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, que a menudo coexisten con las patologías provocadas por la subnutrición en los países en desarrollo.

·  La seguridad alimentaria en los ecosistemas de montaña

Al menos 245 millones de personas que viven en las zonas rurales montañosas de los países en desarrollo y en transición sufren la inseguridad alimentaria y el hambre o están expuestos al riesgo de sufrirlas. La FAO, que proporciona los recursos para la Secretaría de la Alianza Internacional para el Desarrollo Sostenible en las Regiones de Montaña establecida durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002, deberá proseguir sus actividades encaminadas a responder a las necesidades de esas poblaciones y a proteger al mismo tiempo los ecosistemas de montaña.

·  El desarrollo agrícola y rural sostenible

Alrededor del 70 por ciento de las personas pobres de todo el mundo viven en las zonas rurales y dependen de la agricultura para su supervivencia. La agricultura da empleo al 40 por ciento de la población, esto es, 2 500 millones de personas, en los países en desarrollo. Por lo tanto, resulta claro que no será posible reducir el hambre y la pobreza sin un desarrollo agrícola y rural sostenible que garantice ingresos y empleo. La FAO coordina las actividades del Programa de acción para la agricultura y el desarrollo rural sostenibles (ADRS) aprobado durante la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río en 1992. En la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Johannesburgo en 2002, se reafirmó la pertinencia, y la necesidad, de dicho Programa con objeto de determinar y aplicar las políticas y prácticas beneficiosas para el desarrollo agrícola y rural, tales como la lucha integrada contra las plagas de los cultivos, la utilización de la bioenergía y la ordenación participativa de los bosques y de otros recursos naturales de las comunidades. La FAO deberá proseguir su colaboración con los Estados, los asociados para el desarrollo y las instituciones financieras a fin de garantizar las inversiones necesarias.

·  El Año Internacional del Arroz

La FAO ha sido encargada de coordinar la preparación de los acontecimientos previstos para la celebración del Año Internacional del Arroz en 2004. El arroz es el alimento básico de la mitad de la población mundial. El aumento de la producción y de la productividad de los sistemas arroceros puede por tanto tener un papel decisivo en la lucha contra el hambre y la inseguridad alimentaria.

·  Desafíos institucionales

En el plano institucional, la FAO deberá seguir apoyando los esfuerzos del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas con miras a mejorar la coordinación e integración de las actividades de los diferentes asociados del sistema multilateral.

La Organización deberá asimismo encontrar un equilibrio adecuado, pero flexible, entre los programas normativos y operacionales, así como con las actividades de asistencia para las políticas nacionales y regionales.

La Organización deberá igualmente tratar de responder a las necesidades específicas de sus Estados Miembros, que se encuentran en diferentes estadios del desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países sin litoral. A este respecto, resulta prioritario reforzar los recursos humanos. La Organización dispone actualmente de las técnicas modernas de formación a distancia, que se aplicarán en el marco de la cooperación con determinadas universidades de sus Estados Miembros.

El desafío inmediato a que se enfrentan la FAO y sus Miembros consiste en encontrar los medios para reducir el hambre y garantizar el derecho humano fundamental a la alimentación. Es preciso actuar con decisión y de inmediato a fin de que todas las partes interesadas, en los países y en el plano internacional, puedan desplegar esfuerzos concertados a tal efecto, en el marco de una Alianza Internacional contra el Hambre.