Publicaciones periódicas
Unasylva - No. 150 - La silvicultura y la crisis en Africa
2016
El presente número de Unasylva se centra en Africa. Gran parte de ese continente ha sido afectado por la sequía durante varios años consecutivos y millones de personas están hoy expuestas al hambre y la malnutrición. En muchos países la agricultura está invadiendo terrenos forestales y zonas de escasas precipitaciones. Este hecho, unido a una explotación desordenada de la leña, los forrajes y otros bienes y servicios básicos que pueden obtenerse de los bosques y los árboles, ha provocado una deforestación cada vez más rápida. Su consecuencia ha sido la degradación e inestabilidad generales del medio ambiente y ha tenido como secuela el agotamiento de la base de recursos e incluso la desertificación en amplias zonas.
Unasylva - No. 245 - Restauración de bosques y paisajes
2015
La publicación de este número de Unasylva coincide con dos importantes acontecimientos para el sector forestal. Las 196 Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático acaban de reunirse en París en la Conferencia sobre el Cambio Climático para negociar un importante acuerdo sobre el clima. También, en París, el
Foro Mundial de Paisajes 2015 es sede de debates de alto nivel sobre investigación y políticas relativas al uso de la tierra. La restauración de bosques y paisajes es una pieza clave de este rompecabezas. El Diccionario de la lengua española define la voz “restaurar” como la acción de “reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía”.
Unasylva - No. 242 - Una nueva dinámica para los bosques mediterráneos
2014
Los bosques del Mediterráneo están entrelazados con las vidas de la gente de la región. Son proveedores de madera, corcho y otros productos, y para muchas personas son además fuente de ingresos. Los bosques contribuyen a la conservación de la biodiversidad; capturan y almacenan el carbono, protegen el suelo y el agua y ofrecen lugares para el esparcimiento.
Sin embargo, están sometidos a presiones siempre mayores. Entre estas están las ejercidas por los seres humanos, cuyas necesidades son cada vez más imperiosas y fluctuantes, y el estrés debido al cambio climático, en especial el aumento de la temperatura, la escasez de lluvias y las sequías prolongadas.
Unasylva - No. 197 - Los Bosques del Mediterráneo
1999
Pese a que el Mediterráneo no se caracteriza por la existencia de vastas extensiones de bosques densos - los bosques mediterráneos sólo representan el 1,5 por ciento de la superficie forestada total del planeta -, los bosques de los países ribereños del Mediterráneo han desempeñado - y desempeñan todavía - una función esencial en el desarrollo de las civilizaciones que han florecido en ese entorno.
Los bosques del Mediterráneo aportan productos que son de importancia crucial para la actividad económica. Sin embargo, la madera tiene en ellos un papel menos decisivo y hay una gran variedad de productos, como los frutos, la corteza (el corcho), el caucho, las resinas y el forraje, que contribuyen a diversificar la economía.
Unasylva - No. 168 - La silvicultura en zonas áridas
1992
En los últimos años se prestó creciente atención a los problemas de los bosques tropicales, pero concentrándose en los de las zonas tropicales húmedas. No es raro encontrar estadísticas sobre la extensión de los bosques tropicales y el ritmo a que se pierden o alteran, seguidas por una explicación dedicada casi por completo a los bosques higrofíticos. Mucha menos atención se dedica a los problemas de ordenación de los recursos forestales en las zonas áridas y semiáridas.
Las tierras áridas ocupan una tercera parte de la superficie terrestre y en ellas viven más de 850 millones de personas, casi el 20 por ciento de la población mundial. Esas tierras se están degradando rápidamente por causa del crecimiento demográfico, el sobrepastoreo, el cultivo de tierras marginales, el riego inadecuado y la deforestación.
Unasylva - No. 162 - ¡Fuego!
1990
La mayoría de los antropólogos calcula que el ser humano es capaz de producir fuego desde hace 20 000 años, y de «mantener» y controlar incendios espontáneos desde hace más de 500 000 años. El fuego, aprovechado inicialmente para calentarse, cocinar y estimular el crecimiento de diversos productos forestales alimenticios, pronto fue indispensable en el desmonte de tierras arboladas para |dedicarlas a la agricultura y al pastoreo. Precisamente por serlo, la historia de casi todas las culturas registra el uso de fuego como medio de ordenación. Por ejemplo, en el siglo VI a. C., durante la dominación de Cartago en el Mediterráneo, se quemaban plantas y árboles en Cerdeña, Italia, para facilitar la producción agrícola. Usando el fuego como herramienta para preparar la tierra, pronto resultó evidente que si se desmanda, los efectos secundarios negativos son muchas veces mayores que los esperados beneficios.