FAO en El Salvador

“Ni pensar en irse para el exterior, acá podemos desarrollarnos”

03/07/2019

Migrantes retornados de Estados Unidos a Usulután, El Salvador, encuentran oportunidades de reinserción productiva con el apoyo de la FAO

En la comunidad Joya Ancha Arriba, en el municipio de Santa Elena, departamento de Usulután, cuatro hombres construyen su historia entre abejas. Cada domingo, Arnoldo, Marvin, Rafael y René se desplazan religiosamente por caminos rurales hacia las colmenas cercanas a sus viviendas, las que cuidan con dedicación para obtener una deliciosa miel que después comercializan.

La apicultura ha unido a estos hombres emprendedores, de edades entre los 19 y 50 años, quienes además comparten una realidad en común: fueron retornados.  

Arnoldo Sánchez es el líder del grupo. Él intentó llegar, de manera infructuosa, a Estados Unidos en dos ocasiones; la primera cuando tenía 18 años de edad y la segunda recién había cumplido los 35 años. La idea del “sueño americano” rondó por su mente por casi dos décadas, hasta que desistió al ser retornado la última vez.

En ese período de ir y venir, Arnoldo recuerda que deseaba emprender un nuevo proyecto complementario a la agricultura y la albañilería. Los ingresos eran apremiantes para una familia conformada por su esposa y cuatro hijos a quienes provee para su alimentación, educación, vivienda y otros gastos básicos.

En esa búsqueda encontró una actividad productiva que desde el inicio lo cautivó: la apicultura. Un extensionista le invitó a una capacitación que impartían diversas organizaciones sobre el tema, lo que le permitió formarse por un año en la técnica de criar abejas para la obtención de miel.

Como cuenta Arnoldo fue “amor a primera vista”. Cuando habla de sus abejas y el cuidado de las colmenas, una sonrisa se dibuja en su rostro. Las considera ya parte importante de su vida: “Las abejas para mí son parte de la familia. Yo vengo de mi casa y al destapar y levantar un marco y veo como están de crías, esa es una belleza para mí”, asegura Arnoldo con la alegría y el dinamismo que le caracteriza. 

 “No es fácil trabajar en apicultura, pero si uno piensa en las bondades de la abeja y en los beneficios a la naturaleza es algo maravilloso. Además de que nos genera más ingresos y fuentes de empleo agrega. A la capacitación, se sumó la asistencia técnica de diversos programas para la reinserción de personas retornadas. En ese contexto surgió la oportunidad de apoyar a apicultores, con la condición de que estuvieran organizados en un grupo.  

Fue así como Arnoldo invitó a Marvin Chávez, a Rafael Ernesto Chávez y René Granados, también migrantes retornados de la frontera entre México y Estados Unidos, a conformar un grupo apicultor. Para lograrlo, Arnoldo les enseñó todo sobre esta actividad, lideró el proceso organizativo y el establecimiento de contactos comerciales, dentro y fuera de la comunidad.    

Adicionalmente, Rudy Amaya, un joven de 19 años, se les ha sumado para aprender y colaborar con la producción de más miel y es parte del impulso que el grupo quiere dar a los jóvenes de la comunidad.  

Estar asociados les ha permitido intercambiar ideas, criterios, compartir el trabajo, adquirir materias primas de forma conjunta, participar en programas de capacitación, de asistencia técnica y acceder a nuevos mercados con mayor cantidad de producto. 

A la fecha, el grupo ha logrado establecer 80 colmenas con abejas criollas y su meta en este año es llegar a las 100 colmenas. En promedio, el grupo produce 750 botellas de miel (de 750ml) al año y las comercializan a nivel comunitario, municipal y departamental.  

Para estos apicultores es importante ir generando más ganancias e ir incrementando el número de colmenas para abastecer la demanda de sus clientes. Obtienen cuatro cosechas de miel entre los meses de noviembre y abril, pero si la floración es buena, sacan cinco.

La apicultura se ha convertido para este grupo en una fuente de ingreso adicional sin invertir demasiado tiempo, pues en esta actividad solo deben utilizar el 20% de su tiempo y en el resto, pueden dedicarse a trabajar en la agricultura, la albañilería o en otras actividades.

Para este grupo de apicultores el apoyo que han recibido de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO a través del proyecto “Reintegración social y económica de poblaciones rurales con altos índices de migración” en concepto de equipos, materiales y asistencia técnica, ha marcado un punto de inflexión en su forma de producir y extraer la miel.

Esta iniciativa favoreció el desarrollo de 13 emprendimientos agropecuarios y benefició a más de 50 productores y sus familias, de los cuales una veintena eran migrantes retornados.

El proyecto se implementó en coordinación con el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA), la Dirección General de Atención de Retornados y las Ventanillas de Atención de a migrantes retornados de Usulután, que permitió el fortalecimiento de capacidades con capacitaciones y asesoría técnica.

 “Antes teníamos una máquina artesanal, ahora con el equipo producimos más miel en menos tiempo, a menor costo y nos ayuda a que salga más limpia; ahora ya podríamos exportar miel”, indica Arnoldo.

Todas las técnicas y herramientas que ha recibido este grupo les han abierto nuevas oportunidades para reinsertarse de manera productiva en El Salvador.    

Para Marvin, otro de los socios, este emprendimiento le ha dado la posibilidad de progresar y de obtener un ingreso más para su alimentación diaria. “Nos sentimos agradecidos porque con estos proyectos benefician a nuestras comunidades y nos ayudan a obtener un ingreso para la manutención diaria de nuestros hijos. Ni pensar en irse para el exterior, acá podemos desarrollarnos en algún empleo”, afirma Marvin.

Como planes a futuro, este grupo busca incorporar a más jóvenes y ampliar el número de socios con el objetivo de multiplicar las colmenas y a mediano plazo llegar a exportar la miel.

 “En este país nosotros tenemos cómo vivir, aquí hay trabajo, hay que saber pensar cómo vamos a trabajar. La comida aquí la tenemos segura y en vez de arriesgar a nuestros hijos, en un camino demasiado difícil de México a Estados Unidos, en el que nos podemos morir. Es mejor quedarnos aquí y echar a andar un proyecto en la mente, donde está nuestra riqueza”, concluye Arnoldo.

El Proyecto piloto “Reintegración social y económica de poblaciones rurales con altos índices de migración”, ha sido ejecutado en coordinación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través del CENTA, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Viceministerio para salvadoreños en el Exterior, con el apoyo técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en El Salvador.

Con el proyecto, la FAO ha contribuido a la reinserción de los migrantes retornados y de las poblaciones rurales propensas a emigrar, a través del fortalecimiento de la coordinación interinstitucional, de los marcos normativos y la generación de emprendimientos agrícolas y agropecuarios. Entre los principales resultados destaca:

  • La generación de tres estrategias enfocadas en la atención de la población migrante, en los ámbitos local y nacional.
  • Establecimiento de mesas técnicas municipales e intersectoriales para la coordinación, seguimiento y sostenibilidad de acciones.
  • Sensibilización de 274 funcionarios para la coordinación y la atención integral de personas migrantes retornadas.
  • Establecimiento de 13 emprendimientos agropecuarios (aves, cerdos, apicultura y producción de hortalizas).
  • Fortalecimiento de capacidades de emprendedores a través de capacitaciones, giras de campo, y asistencia técnica, acciones que generan espacios de comercio comunitario y desarrollo local, así como la mejora de los medios de vida de las personas retornadas.